Gobierno de Joaquín Prieto (1831 - 1841) |
Tras la revolución de 1829, la facción conservadora eligió Presidente de la República al general Joaquín Prieto, quien asumió el mando supremo de la nación el 18 de septiembre de 1831.
Joaquín Prieto Vial nació en Concepción el 20 de agosto de 1786 y falleció el 22 de noviembre de 1854.
En 1805 era teniente de Caballería, recorrió Chile y Argentina en diversas expediciones. En 1811 hizo la campaña de Buenos Aires, Argentina, con el grado de capitán; nombrado luego gobernador de Talca en 1814.
Emigra a Argentina después de la batalla de Rancagua (1814). Regresó y participó en la batalla de Chacabuco (1817) y en la batalla de Maipú (1818), actuó con el grado de comandante de la división de reserva.
Joaquín Prieto. |
Fue Comandante general en Armas de Santiago (1817), director general de la Maestranza del Ejército (1818) y condecorado con la medalla de la orden del Sol por el gobierno del Perú (1820). En este año hizo la campaña al sur, fue gobernador interino de la provincia de Concepción. Fue elegido diputado por Rere (1823); por Chillán (1824-1825) y Vicepresidente de la Corte de Representantes (31 de octubre de 1822); consejero de Estado (1823).
Participó en los combates de guerra a muerte y fue general en jefe del ejercito del Sur en 1828. Elegido diputado por Parral (1828-1829); Vicepresidente del Congreso (25 de abril de 1828 y 6 de agosto de 1828). Nombrado intendente de la provincia de Concepción en 1830.
Encabezó la guerra Civil de 1829-1830, que triunfó en Lircay.
Nombrado Presidente de la República en marzo de 1831, no pudo tomar el cargo a causa de asuntos urgentes que lo retuvieron en Concepción, donde era intendente. Ante esta situación, asumió en su reemplazo Fernando Errázuriz Aldunate por un periodo de 6 meses.
Prieto asumió después de este lapso, el 18 de septiembre de 1831, tomando el poder en acto solemne. Con su Gobierno se ponía fin a la Anarquía y se iniciaba el período llamado República.
Designó al Ministro de Hacienda a Manuel Rengifo Cárdenas y al del Interior y de Relaciones Exteriores Ramón Errázuriz, sucesor del dimitido Diego Portales, quedando accidentalmente en el ministerio de Guerra el oficial primero José Manuel Calderón.
Diego Portales conservó nominalmente los últimos cargos que se le habían otorgado por decreto del 6 de septiembre. El 11 de Abril de 1832 renunció el ministro Errázuriz, por la oposición que encontraba dentro de su mismo partido (Conservador), que era el partido de Gobierno, asumiendo en su reemplazo Joaquín Tocornal Jiménez. El 22 de mayo de 1833, la asamblea convencional concluía sus tareas nombrando una comision para presentar al gobierno la constitución reformada.
Tiempo después, fue promulgada como la Constitución Política de 1833 , la cual estableció un régimen de autoridad y de fuerza, recayendo todo el poder en manos de Prieto. Del mismo modo, las elecciones del Congreso y de los municipios iban a estar dirigidas por él, los intendentes y gobernadores; los jueces eran nombrados por él, al igual que los demás empleados de los servicios públicos. Era el generalísimo de las fuerzas armadas, dependiendo de él tanto el ejército como la marina y los cuerpos policiales.
Este nuevo régimen político se denominó "conservador", tanto por el nombre del partido que colaboró a implantarlo como por el esfuerzo que éste mismo desarrolló para mantener sin alteraciones la continuidad del espíritu colonial. Otros prefirieron llamarlo "oligárquico", por el estrecho círculo social en el cual se asesoró el gobierno y aprovechó de sus influencias. Sin embargo, esa clase de oligarquía no sólo rigió al país en dicha época, sino también en épocas posteriores. El poder se concentró en el Jefe de Estado, consagrado en la Carta Fundamental ya mencionada.
El Congreso de 1833 fue muy laborioso: Dictó una ley de retiro o jubilación civil, aprobó un Tratado de Amistad y Comercio con México y ayudó al gobierno en su idea de hacer estrictas economías. Durante esta administración se fundó la Escuela de Medicina (1833), la Escuela de Farmacia y la Escuela de Obstetricia, anexa a la Casa de Expósitos, esfuerzos que se deben a la labor educativa del ministro Tocornal.
Se hizo efectiva la reforma tributaria y aduanera, se puso orden en las finanzas y se dio auge a la minería, impulsadas estas reformas por el ministro Rengifo.
En 1835 el presidente Prieto le confió a Diego Portales la cartera de Interior y Relaciones y las de Guerra y Marina. Manuel Rengifo renunció a su puesto de ministro de Hacienda sucediéndolo Joaquín Tocornal. En 1836 el general Prieto fue reelegido para otro periodo presidencial.
La “Idea Portaliana” del Estado
Pero el nuevo sistema de gobierno tiene un ideólogo especial: Diego Portales , quien creía en la idea de una política realista. Es cierto que reconocía las ventajas de los valores democráticos, pero insistía en que era previo el paso de un ajuste institucional caracterizado por un gobierno fuerte, centralizador y ajeno a las influencias partidarias. Esto es lo que se ha denominado la “idea portaliana” del Estado, la cual debe ser valorada según la época en que ella fue aplicada.
La organización administrativa del país constituye una de las obras de
mayor importancia impulsadas por el Ministro Portales. El criterio de
dar publicidad a todos los actos administrativos del gobierno, el sentido
moral de la función pública exigiendo eficiencia y puntualidad, además
del deber de cada funcionario de responder por escrito cualquier indicación
pública que pudiera recibir; de lo contrario, queda fuera de la administración
del Estado.
La Constitución Política de 1833
Sus ideólogos fueron Mariano Egaña y Manuel José Gandarillas.
para la creación de la Carta Fundamental, se promulgó la ley según la
cual se convocaba a una gran Convención Constituyente para que reformase
el código de 1828. La nueva Constitución de la República fue efectivamente
promulgada el 25 de mayo de 1833.
Fijaba los límites del Estado chileno que se extendía "desde el desierto
de Atacama hasta el Cabo de Hornos y desde la cordillera de los Andes
hasta el mar Pacífico, comprendiendo el archipiélago de Chiloé, todas
las islas adyacentes y las de Juan Fernández". Estipulaba que el
gobierno de Chile era "'popular y representativo", que la soberanía
residía esencialmente en la nación y que la religión católica, apostólica
y romana era la religión del Estado, "con exclusión del ejercicio
público de cualquier otra". Señalaba los derechos de ciudadanía y
de sufragio, estableciendo para ello 25 años de edad, saber leer y escribir
y la posesión de una renta determinada por una ley especial o de un bien
raíz.
Del mismo modo, estipulaba la igualdad ante la ley; igualdad de derechos
para optar a los cargos y empleos públicos, según la ley; inviolabilidad
de la propiedad privada, salvo el derecho de expropiación por utilidad
pública que se reservaba el Estado y la libertad de publicar las opiniones
de cada cual por la prensa, sin censura previa.
En cuanto al Poder Legislativo, recaía en un Congreso bicameral, una de
diputados, elegidos popularmente por departamento cada tres años, y otra
de senadores, designados por "electores especiales" que recibían
para el caso mandato del pueblo; los senadores duraban nueve años en sus
puestos y se renovaban cada tres años por terceras partes. Las atribuciones
más importantes del Congreso eran la de aprobar o reprobar los presupuestos
y la de autorizar al Presidente de la República para hacer uso de facultades
extraordinarias y suspender las garantías individuales, lo que equivalía
a suprimir temporalmente la vigencia de la Constitución.
Con relación al Poder Ejecutivo, era ejercido por el Presidente de la
República, elegido por electores especiales con mandato popular, durante
cinco años, con la posibilidad de ser reelecto por otros cinco más. Era
asesorado por los secretarios o "ministros", que en un principio
fueron tres: Interior y Relaciones Exteriores, de Guerra y de Hacienda.
Además tenía un Consejo de Estado que lo asesoraba y con el cual debería
mantenerse de acuerdo.
Entre sus atribuciones amplias destaca el hecho de que el Jefe del Estado
podía declarar, con acuerdo de su consejo, una provincia cualquiera o
toda la república en estado de sitio, con lo que suspendía el ejercicio
de la Constitución, otorgando facultades extraordinarias. Estas podían
ir hasta detener a cualquier individuo y recluirlo en algún punto del
país sin juicio de por medio.
En cuanto al Poder Judicial, se establecía un tribunal supremo de justicia
y se garantizaban la inamovilidad y la responsabilidad de los jueces.
El nombramiento de los magistrados judiciales debía hacerse por el Presidente
de la República a propuesta en terna del Consejo de Estado.
La administración provincial y local residía en intendentes y gobernadores,
que eran agentes y representantes directos del Ejecutivo, y de municipalidades
constituidas mediante el voto del pueblo.
Entre las últimas disposiciones estaban las garantías individuales, entre
las que destacaron que nadie podía ser apresado sin orden previa, y sólo
ser juzgado por los tribunales competentes. Además, se declaraba que la
educación pública sería una "atención preferente del Estado"
y se restablecían los mayorazgos.
El gran mérito de esta Constitución consiste en otorgar organización definitiva
a la República. En tal sentido destaca reconocer a la religión católica
como religión del Estado, como también, la conservación de los mayorazgos,
el cual obedecía a una razón económica y a una razón política. La abolición
causaba daños de consideración a los herederos de las familias, lo cual
perjudicaría la estabilidad gubernamental en esos momentos.
Manuel Rengifo. |
La Política Económica
Manuel Rengifo en el cargo de Ministro de Hacienda disminuyó los gastos
y regularizó los impuestos. Valparaíso se convirtió en el primer puerto
del Pacífico con el establecimiento de los almacenes francos, que custodiaban
la carga proveniente de cualquier país. Del mismo modo, se dictó la ley
de aduanas que fijó los derechos de internación de las diferentes mercaderías,
y se reservó el comercio de cabotaje a la marina mercante nacional. A
su vez, con el propósito de proteger la industria y la agricultura nacional,
se gravó fuertemente la importación de artículos competitivos.
Con estas medidas hizo subir la renta pública de millón y medio a dos
y medio millones. Sin embargo, existía una preocupación mayor, representada
en una suma cercana a los diez millones de pesos y que se clasificaba
en dos secciones: deuda interna y deuda externa.
La deuda interna eran las obligaciones contraídas por el Estado con los
particulares, desde la época de la colonia, tales como préstamos, embargos,
sueldos, etc. Durante la lucha de la independencia y las revoluciones
posteriores esas obligaciones habían crecido en términos considerables,
hasta sumar aproximadamente cuatro millones de pesos. Por otra parte,
la deuda externa era el préstamo contratado en Londres, el año 1822, por
un millón de libras esterlinas.
Con la equivalencia necesaria, el peso chileno valía 48 peniques, lo cual
significaba realmente sino poco más de tres millones. De aquellos tres
millones, Perú obtuvo la mitad a través del préstamo, lo que a la larga
no canceló. Para cubrir los dividendos que la deuda exigía, el gobierno
se había visto en tales apuros, que hasta tuvo que ceder el estanco de
tabacos a una compañía particular, la cual no cumplió con sus compromisos,
lo que significó el descrédito de Chile en Inglaterra y Europa.
El Ministro dejó su cargo en 1835. En esos cinco años había reorganizado
por completo la Hacienda Pública, introducido la economía y el orden en
la administración de los dineros nacionales, hecho crecer las rentas del
Fisco, disminuido la deuda interna del Estado a la mitad de lo que era
y proporcionado estímulo eficaz a las fuentes de producción.
La Política Interna
El terremoto de 1835 fue presentado por la religión como un castigo
del cielo, y la devoción de la gente aumento considerablemente. En el
interior del gobierno, la corriente política moderada chocó con la opositora.
El Ministro de Hacienda, Manuel Rengifo, representaba el espíritu de conciliación
y de tranquilidad, al tiempo que el Ministro del Interior, Joaquín Tocornal,
se hacía el más resuelto servidor de la Iglesia y del autoritarismo.
Rengifo no aspiraba a la presidencia y se había declarado participe a
la reelección de Prieto; pero su nombre seguía apareciendo contra los
pelucones más intransigentes y que en "El Philopolita", diario
que se auto denominaba “el amigo del pueblo” se atacaban todas
las preocupaciones religiosas. Entre tanto, Portales veía con dolor y
preocupación la división que en el gobierno se estaba produciendo y se
dispuso a intervenir.
Desde Valparaíso, donde se había radicado después de dejar el ministerio
observó esas controversias. Entre los filopolitas (nombre que por el periódico
se daba a los conservadores disidentes) veía él surgiendo como caudillos
a hombres como Gandarillas y Benavente.
Así estaba la situación, cuando comenzaron a realizarse gestiones para
rehabilitar a los militares dados de baja en 1830. Esta intención, que
era sustentada por los filopolitas, determinó a Portales a presentarse
entre sus amigos para defender una política que él mismo había afianzado.
De este modo, en septiembre de 1835, sin anuncio de ninguna especie, entró
en el palacio de gobierno a ocupar el Ministerio de Guerra. Rengifo, sorprendido,
renunció.
Pasó entonces Tocornal a ocupar la secretaría de Hacienda y Portales sumó
a la de Guerra, la del Interior. De esta forma, se posesionó al frente
de dos ministerios, tanto o más poderoso que antes.
Reelección de Prieto
El resultado de los escrutinios de las lecciones efectuadas el 30 de agosto de 1836, fue una aplastante mayoría a favor de Joaquín Prieto Vial, iniciando así un segundo periodo de gobierno (18 de septiembre de 1836), teniendo como ministros a Diego Portales en la cartera de Interior, de Relaciones Exteriores y la de Guerra y Marina, y a Joaquín Tocornal en la cartera de Hacienda. Se creó el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública (1837) el que le fue confiado a Mariano Egaña Fabres.
En 1837 se aprobó la Ley de Facultades Extraordinarias, se suprimió la Cátedra de Teología en la Universidad de San Felipe. Se declaró la guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana (1836), produciéndose con ello un período de conspiraciones y motines que culminaron con la muerte del ministro Portales (motín de Quillota).
Los últimos actos del gobierno de Prieto se distinguen por la vuelta de la normalidad constitucional. Mariano Egaña se dirigió al Perú y fue sustituido por Ramon Luis Irarrázaval Alcalde en la Cartera de Justicia, Culto e Instrucción Pública, haciéndose también cargo de las Relaciones Exteriores e Interior, por enfermedad de Tocornal. Este reasumió el 28 de febrero de 1840 y al día siguiente el presidente Prieto le delegó el mando en uso de licencia. Prieto reasumió sus funciones el 24 de julio de 1840.
Durante su gobierno se fundaron las Sociedad Nacional de Agricultura y la Pacific Steam Navigation Company. El 18 de septiembre de 1841 el general Prieto entregó el mando al presidente del senado, José Manuel Irrarrázaval Alcalde, que a su vez lo entregó al nuevo presidente electo, Manuel Bulnes .
A continuación, Ver: Diego Portales regresa a la política
Compilación: Profesor en Línea