Diego Portales regresa a la política |
La reelección del general
Prieto
se hizo sin inconveniente, y tanto el bando liberal o pipiolo como el
filopolita se abstuvieron de concurrir a las urnas en casi todas las provincias.
La Constitución permitía la reelección del Presidente por un nuevo periodo
inmediato de cinco años, y mientras esta disposición se mantuvo en vigencia,
todos los presidentes aprovecharon de ella para admitir ser reelegidos.
Fueron los llamados “presidentes decenales”.
Desde el mes de septiembre de 1835
Diego
Portales
asumió de nuevo los Ministerios del Interior y de Guerra
e inició otro período de fuerte autoridad. Reelegido entonces el general
Prieto bajo los auspicios del Ministro y apenas comenzada su segunda presidencia
(1836-1841), una amenaza de revolución vino a conmover la república y
a dar oportunidad para que Portales dispusiera otra vez de facultades
extraordinarias.
Constitución política de 1833. |
El general
Freire
volvía
del Perú en dos barcos y se dirigía a Chiloé, para producir un golpe de
Estado. Freire, sin embargo, fue tomado prisionero antes de iniciar las
operaciones, sometiéndolo a un consejo de guerra que lo condenó a muerte.
Pero un tribunal superior, la corte marcial, cambió esa pena por destierro.
Portales no contento con dicha resolución, hizo acusar ante la Corte Suprema
a los miembros de la corte marcial que habían conmutado la pena. La Corte
Suprema absolvió a los acusados y Freire junto con muchos otros reos políticos
fue conducido a Juan Fernández, isla - presidio para esa clase de reos.
Tiempo después, estaba en Sydney, colonia inglesa de Australia.
Creyendo Portales que Chile había sido perjudicado por el Perú, porque
en su territorio, y con la complicidad de su gobierno, había preparado
Freire la tentativa revolucionaria y rompió relaciones diplomáticas con
el Perú. Desde hacía tiempo las relaciones entre ambos países eran poco
amistosas. Los gastos de la expedición libertadora llevada por San Martín
y Cochrane, y la suma de dinero que del empréstito inglés el gobierno
chileno cedió al del Perú, fueron argumentos suficientes para perjudicar
la relación, a lo cual se suma una lucha de tarifas de aduanas que daba
pie a mutuas protestas y reconvenciones. Perú por su parte, se gravó
la internación del trigo chileno con 3 y hasta 6 pesos la fanega. En Chile
se hacía otro tanto con los azúcares peruanos.
La Confederación Peruano–Boliviana
El Presidente de Bolivia, general Andrés Santa Cruz, se transformó en
una verdadera amenaza. Ambicionaba incorporar a su gobierno la república
del Perú, estimulando secretamente las revoluciones en ese país. Chile,
previendo algo similar procuró protegerse. Sin embargo, al poco tiempo
después, Santa Cruz asumió la dirección del Perú y de Bolivia conjuntamente,
bajo el título de Protector de la Confederación Peruano-Boliviana en el
año 1836.
General Andrés Santa Cruz. |
A pesar de las cartas de
O’Higgins
que hablaban de tranquilidad, Portales no se dejó dominar por la confianza,
y desde el mismo instante de saber las intenciones de Santa Cruz, resolvió
la guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana. Portales estaba consciente
de la gravedad de ello. La Confederación sostenía un ejército aguerrido
en las luchas revolucionarias y en todo caso más numeroso que el de Chile,
el cual recién independizado, escaso de recursos, no se hallaba en condiciones
favorables para enfrentar aquello; pero Portales creía que el engrandecimiento
de Santa Cruz era un peligro para el orden interno de la república y una
amenaza para la independencia misma de la nación.
Portales envió dos buques al Perú, a cargo de Victorino Garrido, español,
que había llegado a ser coronel y desempeñado diversos cargos públicos.
Apresó de sorpresa en el Callao los buques de la marina peruana; luego
entró en negociaciones con Santa Cruz, el cual dejó los buques en su poder
de acuerdo con un tratado que firmaron, y regresó a Valparaíso victorioso.
Santa Cruz respondió con el apresamiento del encargado de negocios de
Chile en Lima, Ventura Lavalle, estableciendo ocultamente una declaración
de guerra. Sin embargo, tras una reflexión puso en libertad a Lavalle
y firmó el tratado por el cual Garrido recibió los buques. No obstante
aquello, Portales no se conformó con este éxito, y al llegar Garrido a
Santiago desaprobó el tratado, fundándose en que Santa Cruz no había dado
las explicaciones que debía al gobierno de Chile y había ultrajado al
encargado de negocios Lavalle con la prisión.
La guerra parecía llegar. Santiago vio llegar a varios políticos del Perú,
que manifestaban un odio a Santa Cruz, y hacían creer a Portales que apenas
llegase allá el ejército chileno, una revolución formidable estallaría
contra la autoridad del protector.
Portales declara la guerra a la Confederación
El gobierno pidió entonces al Congreso la autorización para declarar la
guerra, concedida unánimemente. Mariano Egaña se trasladó al Perú con
instrucciones para exigir:
1º Explicación por las ofensas hechas a Lavalle.
2º Disolución de la Confederación Peruano-Boliviana.
3º Reconocimiento del crédito con que Chile había entregado a esa nación
y del costo de la expedición libertadora.
4º Pago de indemnización por los daños que había causado la expedición
de Freire a Chile
5º Limitación de los armamentos navales del Perú.
Al ser estas peticiones rechazadas, Egaña formuló la declaración de la
guerra. Era noviembre de 1836. Esta declaración creó al gobierno una situación
excepcional, pues se le otorgaron facultades extraordinarias ilimitadas,
se declaró la república entera en estado de sitio y se le dieron atribuciones
para dirigir la guerra como estimase conveniente. Se dicto una ley por
la cual se señalaba la pena de muerte contra aquellos reos políticos que
no permanecieran en el lugar de su confinación, pena que la autoridad
"ejecutaría antes de 24 horas". Se crearon los llamados consejos
de guerra permanentes, para que funcionaran en la testera de cada provincia,
para juzgar y condenar sin apelación, a los instigadores del orden público.
Sin embargo, la traición esperaba a Portales. A inicios de junio de 1837,
el Ministro se dirigió a Quillota, para revistar un cuerpo de ejército
acantonado allí. De un instante a otro la oficialidad lo apresó y se amotinó
contra el estadista. El coronel José Antonio Vidaurre dirigió el movimiento.
Los amotinados se trasladaron a Valparaíso y se llevaron a Portales en
un pequeño carruaje. En la madrugada del 6 de junio tras un combate en
el cerro Barón, se escucharon los primeros disparos. El oficial Santiago
Florín, que custodiaba al Ministro, le ordenó a un subordinado: ¡Baje
el Ministro!. Este se arrodilló y de inmediato disparó sobre él.
El Sol dirigió sus rayos al cadáver del estadista, y los asesinos pagaron
con el patíbulo su crimen. La muerte de Portales fue mirada en esos días
como la peor tragedia nacional, y las manifestaciones de duelo y los pomposos
funerales que se le acordaron no tenían precedentes en Chile. El asesinato
fue inoficioso, al igual que la rebelión, careciendo de objetivo concreto.
El estadista moría a los 44 años.
Almirante Blanco Encalada. |
La Expedición de Blanco Encalada
La guerra se hizo más popular con la muerte de Portales, porque se llegó
a creer que los asesinos habían sido instigados y hasta remunerados por
Santa Cruz.
La primera campaña, dirigida por el almirante Blanco Encalada, fue un
fracaso (1837), debido a que los peruanos avecindados en Chile convencieron
al Presidente Prieto de que no se necesitaba un ejército poderoso para
derribar a Santa Cruz, porque ellos harían sublevarse al pueblo peruano
cuando las tropas chilenas desembarcaran en sus costas. El pequeño ejército
que se envío desembarcó en Chilca y llegó hasta Arequipa; se posesionó
de la ciudad, y los emigrados establecieron en ella un gobierno provisional,
pero nadie se sublevó. Blanco Encalada, rodeado por fuerzas que lo doblaban,
tuvo que rendirse y celebrar con Santa Cruz el tratado de Paucarpata.
Mediante este acuerdo, Blanco reconocía a la Confederación Peruano-Boliviana,
el ejército chileno se retiraba del Perú y los buques apresados por Garrido
se devolverían. Santa Cruz, por su lado, sólo reconocía a Chile la cuenta
del crédito con Inglaterra.
La Expedición del
General
Bulnes
General Manuel Bulnes. |
Ese tratado fue desaprobado por el Gobierno chileno, comunicándole a
Santa Cruz de ello. Se bloquearon entonces los puertos del Perú y se preparó
una segunda campaña. Ésta se inició en 1838, a cargo del general Manuel
Bulnes. Las tropas de Bulnes eran más numerosas que las que había llevado
Blanco. Con ellas desembarcó al norte de El Callao, en Ancón. Las provincias
norteñas del Perú se sublevaron. Bulnes logró avanzar sobre Lima. Gamarra
estableció aquí un gobierno provisional, del que fue Presidente. Santa
Cruz, en tanto, huyó al interior, organizando un poderoso ejército de
resistencia.
Bulnes decidió salir de la capital, y junto con Gamarra retiró sus tropas
al norte del país. Mientras el "ejército restaurador de las libertades
del 'Perú", como fue denominado, ocupó las provincias nortinas, Santa
Cruz se establecía en la capital con el suyo. Sin embargo, pronto la abandonó.
Poco tiempo después, en la batalla de Yungay , se terminó con el predominio de Santa Cruz y derribó para siempre la Confederación. En noviembre de ese mismo año (1839) el ejército chileno hacía su entrada en Santiago, en medio de la alegría de la población. El general Manuel Bulnes se transformó en héroe y en el primer ciudadano de esos días. El triunfo de Yungay y el aniquilamiento de la Confederación Peruano-Boliviana creada por Santa Cruz dieron a Chile una alta representación en América. El término de la guerra contra la confederación produjo como consecuencia una paz estable a la república, con lo cual los estados de excepción finalizaron. Hubo especial consideración para O'Higgins, a quien se le restableció su grado militar, y se le permitió el regreso a la patria, sin embargo, antes de hacerlo, murió en Lima (1842).
La actitud seria y responsable asumida por el gobierno al impulsar una política de conciliación y olvido, que intentaba borrar las odiosas disidencias pasadas, tuvo un saludable efecto en el desarrollo nacional y en la paz social. El general Prieto concluyó su administración con toda normalidad y fue reemplazado por el general Bulnes, elegido por amplia mayoría en 1841. Bulnes siguió los mismos rumbos reconciliadores y promulgó una ley de amnistía para todos los reos por delitos políticos, con ello la república entró de lleno y en plenitud en la vía de la labor seria y fructífera.
A continuación, Ver: Gobierno de Manuel Bulnes (1841 - 1851)
Compilación: Profesor en Línea