El jardinero y su amo |
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( Tomás de Iriarte ) Había una vez un joven jardinero que estaba a cargo de un gran jardín con una hermosa fuente de peces, toda rodeada de árboles y flores. El muchacho estaba tan preocupado de que las flores crecieran sanas y bellas que, sin darse cuenta, se olvidó de cuidar de los peces de la fuente. Entonces, el dueño de casa lo llamó y le dijo: — Aunque me gustan las flores, también quiero a mis peces. Por favor no los descuides. Y, como el jardinero era una persona muy diligente, puso el mayor de los cuidados en los peces y en su fuente. Pero se afanó tanto en esta tarea que muy luego descuidó las flores. Entonces, el dueño de casa lo volvió a llamar y lo reprendió de nuevo: — Amigo mío, para que yo pueda considerarte un buen jardinero debes cuidar tanto de mis flores como de mis peces. Apréndelo bien. Y al joven jardinero nunca más se le olvidó. |
¿Qué enseñanza podemos sacar de esta fábula?
Cuando perfecciones una obra o te dediques con pasión a ella, preocúpate de que no sea a costa de descuidar o arruinar otra.
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