Expedición de Gerlache

(Gerlache遠征) (Gerlache Expedition)

El 16 de agosto de 1897 partió de Amberes rumbo al Antártico el vapor Bélgica , al mando del capitán belga Adrien de Gerlache de Gomery y el teniente Roald Amundsen como segundo; éste protagonizaría pocos años más tarde la conquista del Polo Sur.

Ruta de Gerlache

La tripulación de la nave era representativa de muchos países: el zoólogo Emile Racovitza de Rumania, el geólogo Henryk Arctowski de Polonia, el oficial y astrónomo George Lacomte de Bélgica, el teniente Amundsen y varios más de Noruega, el médico Frederick A. Cook del condado de Sullivan-Nueva York, el ayudante de laboratorio de Rusia, etc.

La nave había sido cargada en exceso. Su cubierta estaba apenas a sesenta centímetros (dos pies) por encima del agua y la velocidad apenas podía superar los nueve kilómetros (seis millas) por hora. El 1 de diciembre tocaron Punta Arenas (Estrecho de Magallanes), en el extremo austral de Chile. Luego de cargar combustible, el personal científico comenzó estudios de fauna, flora y geología en la parte sur de la Tierra del Fuego el 14 de diciembre.

El 1 de enero el Bélgica empieza a abandonar territorio chileno, a través del canal Beagle, para salir por el Este a alta mar, pero sufren un contratiempo al chocar con unos escollos, viéndose obligados a poner rumbo a la Isla de los Estados. Finalmente, consiguen partir el 14 de enero en demanda de las islas Shetland del Sur.

Durante la travesía, el 22 se vieron inmersos en una tempestad que derramó los recipientes de carbón que llevaban en cubierta. En el accidente el marinero Carl Wiencke se ahogó. Era la primera pérdida humana y no sería la última. El temporal obligó a ganar la costa occidental de la Isla de Low , y desde aquí a la bahía de Hughes .

El 23 de enero la tormenta menguó. Habían llegado a la Tierra de Graham que no había sido visitada desde hacía sesenta años.

El Bélgica navegó muy despacio por un estrecho entre la costa de la Tierra de Graham , y un significativo archipiélago al Oeste que recibió provisionalmente el nombre de Palmer . Gerlache llamó al paso descubierto Estrecho de Bélgica , pero como se sabe fue renombrado más tarde en su honor como Estrecho de Gerlache .

Durante tres semanas navegaron en todos los sentidos entre la bahía de Hughes y el estrecho descubierto, efectuando el levantamiento de las tierras. Para ello se realizaron hasta veinte desembarcos entre el estrecho de Bransfield y el Pacífico, así como en la parte Este de las Islas de Palmer , y la tierra del Este que más tarde se denominó Tierra de Danco . Se trazaron y bautizaron las islas Brabant, Liege, Anvers, así como Isla Wiencke en memoria del marinero fallecido.

Canal Gerlache

El geógrafo Lacomte procedió a determinar las coordenadas de los puntos salientes. El físico Danco determinó los parámetros magnéticos allí donde pudo desembarcar los instrumentos. El zoólogo Racovitza descubrió y recogió ejemplares de una especie de díptero, varios especímenes de minúsculos ácaros, así como musgos, líquenes y gramíneas, además de realizar observaciones de pingüinos, petreles y otras aves. El geólogo Arctowski coleccionó ejemplares de rocas de gran utilidad para determinar la constitución geológica de aquellas tierras, y el doctor Cook obtuvo fotografías de gran valor documental.

El 12 de febrero el “ Bélgica” entró en el Pacífico dirigiéndose hacia la Tierra de Alejandro I , cruzando el Círculo Polar el 15. Al día siguiente fue divisada la costa pero una barrera de hielo impenetrable les impidió aproximarse a ella, siguiendo hacia el Oeste para explorar la orilla del banco de hielo.

El 28 de febrero se encontraban en los 70º 20' Sur y 85º Oeste, observándose grandes brechas en la barrera de hielo. A pesar de lo avanzado de la estación y del riesgo que eso conllevaba, decidieron continuar hacia el Sur con la intención de explorar la zona desconocida. Prácticamente sin dificultades habían alcanzado el 2 de marzo los 71º 31' Sur y 85º 16' Oeste, pero desde aquí fue imposible continuar más al Sur, teniendo el Bélgica que virar hacia el Norte. Una semana después sólo había conseguido navegar unos quince kilómetros (8 millas) con gran esfuerzo.

El 10 de marzo el Bélgica se quedó definitivamente bloqueado entre los hielos. Los témpanos llegaron a formar alrededor del barco un talud que se elevaba hasta la altura del puente, construyeron entonces un techo sobre él para evitar la pérdida de calor por irradiación. A partir de mediados de marzo arreciaron los fríos vientos del Sur, haciendo derivar al barco entre las placas. El 16 de marzo había alcanzado la latitud 71º 34' , 89º 10' Oeste, y  el 30 de mayo ya estaba en los 71º 36' Sur, 87º 39' Oeste.

La placa de hielo cambiaba constantemente de aspecto. En general se presentaba compacta, mostrando en ocasiones grandes lagunas o canales que no tardaban en cerrarse. Las tempestades de nieve y la cercanía de la noche polar impidieron salidas o trabajos en el exterior, además de suponer grandes riesgos por la movilidad del hielo.

El “Bélgica”

Finalmente el 17 de mayo se puso el sol reinando la oscuridad total, no volviendo a asomar en el horizonte hasta el 21 de julio. Las bajas temperaturas mantenían a los hombres fríos y húmedos y al principio se apiñaban para mantener las calorías. Las horas y días pasaban y apenas intentaban comunicarse, sobre todo debido al problema de idioma. Comenzaron a padecer espasmos musculares, depresión y constante deseo de huir unos de otros. Ya a principios de mayo, el teniente Danco había caído enfermo, poco más tarde el 5 de junio de 1898 fallecería por una neumonía y un corazón muy debilitado.

La tripulación se cansó rápidamente de tomar siempre la misma dieta, que se basaba en productos en conserva. El doctor Cook convenció a la tripulación de la necesidad de comer carne fresca de foca y pingüino por motivos sanitarios, éstos sin ser numerosos en las inmediaciones del buque, constituyeron sin embargo una fuente casi ordinaria durante los últimos meses del invierno. A pesar de perturbaciones cardíacas durante el periodo de oscuridad, esta dieta ayudó a mantener un buen estado de salud.

Tras la primera claridad que asomaba por el horizonte el 21 de Julio de 1898, reanudó la tripulación los trabajos de investigación realizando sondas y observaciones astronómicas, mientras partidas de trineos inspeccionaban los alrededores de la placa helada. Aunque el invierno acababa, el carbón y el aceite para las lámparas comenzaba a escasear.

La tripulación empezó a temer la posibilidad de pasar un segundo invierno entre los hielos. La certeza de la muerte comenzaba a prosperar en sus mentes.

En octubre las grietas, canales y claros comenzaron a hacerse más numerosos, aunque seguía habiendo días en que el hielo permanecía compacto. A sólo seiscientos o setecientos metros se encontraba una inmensa mole de hielo de unos tres kilómetros (dos millas) de diámetro, en torno a ella se divisaban numerosas venas de agua o canales.

La Navidad llegó y el pánico comenzaba a apoderarse de algunos hombres, varios de ellos tuvieron que ser tratados por el doctor Cook tras mostrar ataques de locura. A principios de enero de 1899 los expedicionarios se decidieron a abrir un canal que les permitiera alcanzar un claro que apareció a sólo seiscientos metros del barco, siguiendo las huellas de otro canal que se había cerrado por congelación en mayo. El espesor medido por Cristian Boeck en la capa helada daba un metros de media, mientras que en las inmediaciones del barco donde el hielo era más antiguo pasaba de dos metros.

En una laboriosa operación en que participaron todos los miembros de la expedición, tardaron tres semanas en serrar o demoler de 2.500 a 3.000 metros de hielo. Hacia el 1 de febrero solo quedaban por serrar los bloques adyacentes al buque, pero las presiones comenzaron a estrechar el canal que habían conseguido abrir, a la vez que se cerraba también el claro en que terminaba.

Afortunadamente, poco tiempo después empezaron a notar ligeros movimientos del oleaje. El 11 de febrero el claro se prolongaba hacia el Norte hasta perderse de vista, al tiempo que el canal se abría un poco, pero no lo suficiente para poder navegar por él.

Se procedió a limpiar de nieve y hielo el canal, siendo cada vez más perceptible el oleaje. El 13 de febrero 1899 se pudieron dar algunas vueltas de hélice, y el 14 a las dos de la mañana el Bélgica por primera vez desde el 2 de marzo de 1898, era capaz de moverse por sí mismo abandonando por fin el lugar de la invernada.

Durante el 14 y el día siguiente se consiguió avanzar unos 35 kilómetros (unas 16 millas) hacia el Norte, pues ya era inviable hacerlo hacia el Sur. Al otro día por la tarde quedaron nuevamente bloqueados por el hielo, éste se presentaba tan cerrado y compacto que apenas podían alejarse de algunos ícebergs amenazadoramente muy próximos. Sólo la oscuridad que reflejaba el cielo en la parte Norte, daba indicios de esperanza de que en aquella dirección se extendía mar abierto.

El oleaje aumentaba día tras día, y el 20 se divisó una larga línea negra en el horizonte que se extendía de Este a Oeste; el mar libre se encontraba a sólo unos quince kilómetros (7 u 8 millas) hacia el Norte.

Por fin, el 14 de marzo a las 2 de la mañana la placa se abrió lo suficiente para navegar y salir a alta mar. Al mediodía ya se encontraban en aguas libres de hielos. No se avistó un solo íceberg en la toda la travesía hacia Tierra del Fuego. Tras tocar Punta Arenas, a finales de mayo, llegaron a Montevideo el 23 de junio de 1899.

La invernada de Gerlache fue la primera entre los hielos antárticos. Durante ese tiempo se practicaron buenas observaciones meteorológicas y horarias, se coleccionaron interesantes ejemplares de la fauna marina, y se obtuvieron importantes muestras de sedimentos submarinos.