Rueda

La rueda: símbolo ancestral.

En el arte de los pueblos antiguos la rueda tuvo un significado simbólico: atribuida, por ejemplo, a la fortuna o a  Némesis. Significaba la rapidez con que se suceden las vicisitudes del destino humano.

En el budismo , la rueda es uno de los tesoros del rey justiciero que gobierna con equidad, y por esto la rueda simboliza la justicia. En las pinturas budistas la rueda es emblemática y se basa en una leyenda.

Historia

Marca el desarrollo del hombre.

El conocimiento de la rueda, una de tantas invenciones que han tenido un valor esencial y han sido condición necesaria en el progreso humano, se pierde, como casi todas ellas, en lo remoto del tiempo.

De acuerdo con el historiador norteamericano J.K. Bridges , la invención de la rueda ocurrió por el año 4000.

A partir del descubrimiento del fuego, el hombre obtiene fortaleza y estímulo, que cambiará su forma de vida, siente necesidad de desplazarse más allá de su radio de espacio limitado y surgió el trineo hacia el 9000 antes de Cristo. Era un trineo simple, que consistía de una plataforma elaborada con trozos de madera unidos y empujada o arrastrada por bestias.

La primera rueda o referencia de ella, localizada hasta hoy, data del año 3250 antes de Cristo en la región de Mesopotamia. De aquel primer trineo, se evolucionó a otras formas y surgieron los carros, primero con dos ruedas y luego cuatro hasta lo que hoy conocemos. Desde entonces, la rueda ha estado siempre presente, y el desarrollo del hombre seguirá unido a ella.

Según Reuleaux, otro investigador, el origen de todas las ruedas hay que buscarlo en las de carruaje derivadas del rodillo de arrastre por rodadura, máquina trascendental que ya en épocas antiguas permitió el desplazamiento de grandes moles pétreas, y cuyo probable y natural antecesor fue un simple pedazo rollizo de leña recto.

El agua y la rueda, unidas en la energía.

El movimiento de rotación, que preside la mecánica cósmica y que se manifiesta en el giro del rodillo, parece ser el primero, de aquellos de trayectoria regular o geométrica, que el hombre obtuvo valiéndose de aparatos y dispositivos apropiados: sus primeras aplicaciones de orden práctico se realizaron, sin duda, en la honda y en la varilla giratoria empleada para producir el fuego entre los pueblos primitivos y que todavía se puede encontrar en la India, aunque confinada a ritos y liturgias.

En la iconografía de los pueblos primitivos se da la curiosa circunstancia de que países sumamente alejados adoptaron como símbolo del sol y de la divinidad solar ruedas de disco lleno o de cuatro radios y aun a veces más.

En los monumentos asirios se hallan ruedas provistas de grandes alas, emblema parecido al adoptado en nuestros días para simbolizar el ferrocarril. Otras veces las ruedas muestran tres piernas que desbordan el cerco.

En los monumentos rúnicos , la rueda significa la noche sagrada, el día del nacimiento del sol.

También como símbolo religioso.

Con el Cristianismo la rueda conserva su prinitivo valor de atributo de la divinidad, pues en los viejos templos siríacos se encuentra en dibujos y esculturas, como cruz de gloria y a modo de nimbo, en la cabeza del Crucificado. Durante la Edad Media los místicos y los alquimistas otorgan a la rueda nuevas virtudes insospechadas.

En lo que respecta a las ruedas de carruaje, lógicamente, y por las que todavía se usan en los vehículos de los pueblos no industrializados, cabe afirmar que la rueda de disco, de plato o de centro lleno precedió durante un periodo secular a la rueda de radios.

Fuera de los transportes, se emplearon ya desde muy antiguo ruedas elevadoras, destinadas a los riegos y movidas por el mismo impulso de la corriente de donde tomaban las aguas.

Ruedas elevadoras.

En China no es raro encontrar todavía ruedas de esta clase cuyo modelo original data de millares de años.

Estas ruedas, armadas con troncos de bambú, tienen una disposición que demuestra una notable intuición mecánica; los tubos inclinados que se hallan distribuidos en la periferia obran a modo de paletas cuando se hallan sumergidos en la corriente y llegando a la parte superior, vierten en una canaleta de madera el agua recogida.

Persia y Babilonia conocieron ruedas elevadoras que funcionaban según el mismo principio mecánico.

Es igualmente de origen antiquísimo el empleo de ruedas para elevar aguas a fuerza de brazos o valiéndose de animales domésticos, así como el uso de ruedas hidráulicas para transformar en energía mecánica, o, como se dice, en fuerza motriz la energía potencial de las aguas acumuladas en un nivel alto de energía cinética de las corrientes fluviales.

Muchos de estos aparatos fueron conocidos por Herón de Alejandría y Marcos Vitrubio (el genial constructor de la Roma de los Césares); pero es sobre todo en las traducciones que de las obras de estos autores se publicaron durante el Renacimiento , ampliadas, con múltiples apéndices, donde se encuentran las máquinas más curiosas y disparatadas, formadas por combinación de ruedas hidráulicas.

Materias