Sombrero

Fue en Grecia hacia el siglo V antes de Cristo donde empezó a usarse el sombrero. Era una prenda práctica ideada para protegerse tanto del sol como de la lluvia. Con ese fin lo llevaban pastores, cazadores y  caminantes, que se ponían el petasos ,  un sombrero de fieltro, de cuero o de paja, con copa muy baja y ala muy  ancha que colgaba por detrás, a la espalda,  sujeto con un cordón,  cuando no se llevaba sobre la cabeza.

Un petaso es el sombrero que usa el dios Hermes, por ejemplo. Etruscos y romanos lo copiaron, haciendo de él una prenda popular en la ribera del Mediterráneo.

Los griegos utilizaron también un sombrero sin ala en forma de cono truncado que copiaron de los egipcios, llamado pilos, por  el material con el que estaba hecho, el fieltro. Este sombrero conoció distintas variantes  en Europa. Resurgiendo en el ambiente universitario a finales de la Edad Media en forma de birrete cuadrado.

En los tiempos clásicos, la mujer raramente se cubría la cabeza mientras que los hombres lo podían hacer incluso dentro de los templos y  palacios, costumbre que duró hasta el siglo XVI. El posterior abandono de esta prenda se debió a la proliferación de pelucas  postizas y peinados elaborados.

Aunque empezó siendo prenda exclusivamente  masculina, posteriormente se lo apropiaron las mujeres. Fue en el siglo XVIII cuando su uso y abuso entre las  damas hizo de la industria de la sombrerería un importante negocio, que  movilizó cuantiosos recursos. Milán se convirtió, en aquella época, en un centro manufacturero importantísimo, sobre todo porque el hombre volvió a utilizarlo a pesar de que los usos sociales habían cambiado. Ahora era necesario descubrirse la cabeza en las iglesias,  o dentro de recintos cerrados,  o en presencia de una dama, o para iniciar el ademán del  saludo. Una nueva cortesía en torno al uso del sombrero se propagó por Europa, y no era posible cumplimentar debidamente a una dama si se iba por el mundo con la cabeza descubierta.

El famoso comerciante ingles John Etherington inventó el sombrero de copa el día quince de enero de 1797.

Fue idea enteramente suya. El Times de Londres se hizo eco de la nueva prenda "negra y alta como una chimenea". La gente empezó a esperar en la puerta del establecimiento del singular personaje a que éste asomara para ver de qué se trataba realmente. Se produjeron tumultos y atropellos, y el pobre Mr. Etherington fue acusado de escándalo público, y arrestado... por llevar aquel artefacto sobre su cabeza. Pero el sombrero de copa no tardó en ser un éxito, y un mes después no daba abasto para cumplir los pedidos.

También famoso fue un tipo de sombrero de mujer llamado fedora , de fieltro blando, con el surco en el centro, y ala flexible. Debió su nombre a un personaje de comedia francesa de 1882, Fedora , del dramaturgo V. Sardou, del siglo XIX, obra estrenada en honor de Sara Bernhardt. Una fedora con un velo y una pluma se convirtió en el sombrero más ansiado por una mujer..., para lucirlo mientras paseaba en el invento de moda a finales del siglo pasado: la bicicleta.

Después, el sombrero ha sufrido altibajos, en lo que  al favor que el público ha querido dispensarle, se refiere. Pero es prenda de tal atractivo y fuerza que en el momento menos pensado puede reaparecer y convertirse en pieza indispensable para una nueva moda.


Fuente:

Publicado en “Historia de las cosas”, Pancracio Celdrán, Ediciones Del Prado

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