Tercero Medio: Lenguaje y Comunicación |
Unidad 1
Subunidad 3 : Recursos verbales y no verbales de la argumentación
Además de la situación comunicativa que la caracteriza y de la organización específica del discurso que produce, la argumentación utiliza para su desarrollo expresiones verbales que son marcas a través de las cuales este tipo de discurso puede reconocerse, y que son a la vez recursos preferenciales para su construcción.
Así, por ejemplo, los conectores causales, consecutivos, adversativos y concesivos, que cumplen funciones de refuerzo de las razones y opiniones propias, y de debilitamiento de las de la contraargumentación.
Es importante que alumnas y alumnos se
familiaricen con ellas y sus funciones, aprendan a reconocerlas y a utilizarlas
con propiedad. Esto resulta particularmente relevante porque algunas de las
distinciones –entre conectores causales y conectores consecutivos, y entre
adversativos y concesivos, por ejemplo– son
relativamente sutiles y su mal uso puede descalabrar la argumentación que se
haga, sin que el emisor comprenda cabalmente qué es lo que ha sucedido. Las
relaciones entre las partes del discurso en que se funda la argumentación
tienden a ser más complejas que las del discurso expositivo simple. Por eso se
dedica una subunidad a este tipo de elementos, y no
se les integra simplemente en
Hay también otro tipo de recursos verbales que se usan profusamente en el discurso argumentativo y que tienen que ver no ya con la relación que se establece entre las partes de la argumentación misma, sino con la calificación que del tema de la argumentación y sus elementos hace el emisor con el fin de suscitar adhesión o rechazo. Así, por ejemplo, puede éste utilizar términos valorativamente cargados, sea positiva o negativamente, para designar el referente (“designación valorativa”): por ejemplo, referirse a los miembros de la policía uniformada como “carabineros”, “pacos”, o “fuerzas de orden”; o preferir “pronunciamiento” a “golpe militar”; o, refiriéndose a participantes de desórdenes en los estadios, identificarlos como “barristas” o “antisociales”, expresiones que en el plano estrictamente denotativo son equivalentes, pero cuyas connotaciones son muy diferentes en cuanto al valor implícitamente adjudicado al referente. Puede también el emisor –y lo hace con frecuencia– acompañar la designación de los referentes con adjetivos que comunican un juicio de valor destinado a influir en la disposición del destinatario hacia el objeto del discurso (“adjetivación valorativa”): evidentemente, no predispone del mismo modo una descripción que se refiere a la declaración de alguna autoridad como “el certero análisis de la situación económica hecho por el señor ministro…”, que otra como: “el ligero análisis de la situación económica hecho por el ministro”, o simplemente “el análisis de la situación económica hecho por el señor ministro…”
Función comparable cumplen los actos de habla indirectos –ya tratados en 1º Medio, y que se retomarán ahora en este contexto– destinados a orientar en un determinado sentido, por medio de consejos, advertencias, exhortaciones, etc. no directamente declarados, la actitud del destinatario respecto del tema del discurso. La cumplen también las llamadas “preguntas retóricas”, por medio de las cuales el emisor se hace cargo de formular las interrogaciones que a su juicio deberían o podrían surgir de sus planteamientos, con el fin de instalarlas en la cabeza del destinatario, para pasar de inmediato a responderlas él mismo, asumiendo por este procedimiento la representación (inconsulta, naturalmente) de la que debería ser la opinión de su auditorio.
A esto se agrega el relevante papel que en las diferentes manifestaciones de la argumentación desempeñan variados tipos de recursos no verbales. Desde la mostración directa de los instrumentos utilizados en, o producto de, la comisión de un delito, por ejemplo un arma o una prenda ensangrentada, hasta la reconstitución completa de él en el escenario mismo del crimen.
Desde la mostración aparentemente en vivo de un producto comparándolo con otro –lava más blanco, engorda menos, no daña la salud ni el medio ambiente, cumple lo que promete (a diferencia de otros)–, hasta formas más complejas para mostrar el cambio en el modo integral de vida que con tal o cual objeto, producto o acción se alcanzaría. La imagen visual y su propia retórica –relacionada con el color, la composición, los íconos, etc.– son de enorme importancia en este aspecto, y no pueden dejarse de lado si se quiere comprender cómo funciona la argumentación, particularmente en el plano de la publicidad y la propaganda, que incluye por supuesto no sólo la comercial, sino también la cultural, política e ideológica. Esto es, en toda situación comunicativa en la que el objetivo de persuadir es más importante que el de convencer.
Otro recurso no verbal bastante habitual, pero cuya presencia es raramente detectada de manera consciente por el receptor –lo cual incrementa su eficacia– es el que se dirige al oído: música y ruidos. Música apacible, o energizante, o que simboliza determinados espacios de la vida social o íntima; murmullo de la brisa entre las hojas o el retumbar ensordecedor de las calles y avenidas de la gran ciudad, etc., forman hoy parte inseparable de la persuasión publicitaria.
Por tales razones, estos recursos no verbales de la argumentación, a través de algunas de sus manifestaciones más difundidas, forman también parte de esta subunidad.
Contenidos
1. Recursos verbales de la argumentación:
• dirigidos fundamentalmente al raciocinio: conectores de causa y de consecuencia, adversativos y concesivos;
• dirigidos fundamentalmente a la afectividad: designaciones y adjetivaciones valorativas, actos de habla indirectos, preguntas retóricas.
2. Recursos no verbales de la argumentación:
• imágenes visuales: dinamismo, uso del color, fidelidad al referente;
• valoración de tipos humanos: sociales, sexuales, etarios, profesionales, estéticos, raciales, nacionales, etc.;
• imágenes acústicas no verbales: ruidos y sonidos; música.
Aprendizajes esperados:
Los alumnos y alumnas:
• Identifican, en diversos discursos argumentativos, recursos verbales destinados a influir racionalmente en el auditorio: conectores causales y consecutivos, adversativos y concesivos y comprenden su propósito y modo de funcionamiento.
• Producen discursos y textos en los que utilizan adecuadamente recursos verbales destinados a influir racionalmente en el auditorio.
• Identifican, en diversos discursos argumentativos, recursos verbales destinados a influir afectivamente al auditorio: actos de habla indirectos, designaciones valorativas, adjetivaciones, preguntas retóricas, metáforas, metonimias; comprenden su propósito y modo de funcionamiento.
• Producen discursos y textos en los que utilizan adecuadamente recursos verbales destinados a influir afectivamente al auditorio.
• Identifican, en diversos discursos argumentativos de orden verbal, recursos no verbales (imágenes visuales, sonidos y ruidos) destinados a reforzar la influencia racional y afectiva sobre el auditorio.
• Aprecian el poder de la palabra en cuanto medio de influir sobre la conciencia, los comportamientos y las actitudes de los otros.
Actividades y ejemplos
Actividad 1
Construir breves discursos argumentativos en los que, para fundamentar la propia posición y/o refutar la del oponente, se establezcan relaciones de causa y de consecuencia.
Identificar y utilizar expresiones verbales que manifiesten con precisión dichas relaciones.
INDICACIONES AL DOCENTE
Como ejercicios propedéuticos al desarrollo de esta actividad, el docente motivará a los estudiantes a dar razones que expliquen alguna decisión que hayan tomado, y a que describan las consecuencias que se han derivado de ella. Los orientará luego, a propósito del ejemplo A, a identificar las expresiones verbales (conectores) más habituales para expresar estas relaciones: conectores causales, tales como porque, ya que, dado que, puesto que , etc.; conectores consecutivos, tales como luego, por lo tanto, entonces, en consecuencia , etc.
Ejemplo A
Identificar, en diversos discursos breves de tipo argumentativo, los conectores causales y consecutivos que allí se utilizan, y reconocer cuál de los términos es presentado como la causa y cuál como el efecto. Explicar de qué manera la utilización de estos recursos apoya la tesis u opinión del emisor.
INDICACIONES AL DOCENTE
Puede ser útil para facilitar la comprensión de cada tipo de conector, así como de la relación que los une, trabajar este ejemplo junto con el ejemplo B que aborda específicamente la diferencia en el modo que cada tipo de conector manifiesta la relación causal: desde el punto de vista de lo que causa algo, y desde el punto de vista de lo que es causado por algo.
Ejemplo B
Transformar, en el mismo discurso del ejemplo anterior, los conectores causales en consecutivos y viceversa, y modificar el discurso de modo que el sentido original no resulte alterado.
INDICACIONES AL DOCENTE
Se trata de ejercicios en los que, por ejemplo, frases como “No habrá clases, porque llueve demasiado” sean transformadas en otras como “Llueve demasiado; por lo tanto no habrá clases”. O “El liceo se está deteriorando cada vez más dado que ninguno de nosotros se interesa en mantenerlo”, en otra como “Ninguno de nosotros se interesa en mantener este liceo; en consecuencia se está deteriorando cada vez más”.
Ejemplo C
Producir, en una situación ficticia inventada por los estudiantes, sacada de la literatura o tomada de un caso real informado por la prensa, un discurso probatorio de la culpabilidad del acusado y otro probatorio de su inocencia, en que se usen adecuadamente conectivos causales y consecutivos.
INDICACIONES AL DOCENTE
Si se usare una situación ficticia tomada de la literatura, podría elegirse el famoso discurso fúnebre de Marco Antonio con motivo del asesinato de Julio César, en la tragedia homónima de Shakespeare: “Amigos, romanos, conciudadanos, prestadme atención…” y, luego de analizar el uso de los conectores causales y consecutivos en la inculpación que de Bruto se hace en dicho texto, elaborar un discurso exculpatorio utilizando estos tipos de conectores. En el caso de que se opte por este texto, es conveniente que el docente contextualice el discurso en la obra y también, someramente, en la situación histórica que allí Shakespeare representa.
Puede elegirse también la argumentación del canónigo contra los libros de caballerías en el libro I, capítulo 47 de Don Quijote de la Mancha ; en este caso, el docente hará una breve exposición del género “novela de caballerías” y de la sociedad caballeresca que en el género se representa, así como del género “novela moderna” inaugurado –según buena parte de la crítica– por esta famosa novela.
O puede tomarse la argumentación del cura contra las comedias de Lope de Vega en el capítulo 48 de la primera parte del mismo libro; lo que sería una buena ocasión para mostrar las dos posiciones extremas de los escritores del Renacimiento: el respeto irrestricto a las normas que se creía fueron instauradas por Aristóteles –que es la posición de Cervantes– y la defensa de la libertad de creación, en atención a las condiciones de vida y gustos del público contemporáneo de esos autores –que era la posición de Lope, defendida en su Arte Nuevo de hacer Comedias .