Tercero Medio: Lenguaje y Comunicación |
Unidad 1
Subunidad 1 : La situación enunciativa de la argumentación
La situación de enunciación del discurso argumentativo se caracteriza por la diferencia de puntos de vista o de posiciones que sostienen los protagonistas de ella –emisor y receptor– sobre el objeto o tema del discurso, que es un asunto polémico o susceptible de suscitar opiniones diversas. Se trata pues de una situación de encuentro y diálogo entre puntos de vista diferentes sobre los variados objetos que son materia de comunicación humana, que exige de las personas que intervienen en él exponer las razones que dan fundamento y validan su posición.
Tiene como finalidad convencer razonadamente o persuadir afectivamente a otros acerca de la validez de la posición que se sostiene y concitar su adhesión a ella o influir en los receptores para que modifiquen sus puntos de vista o asuman determinadas actitudes o comportamientos.
Dicha situación comunicativa se manifiesta en múltiples ocasiones de la vida de relación interpersonal. La encontramos con evidencia, por ejemplo, en los debates parlamentarios, en la discusión de una asamblea o reunión política o gremial, en la exposición de causas judiciales ante los tribunales, en espacios radiales o televisivos en que se plantean temas polémicos enfocados por personas que sostienen posiciones diferentes, a veces incluso antagónicos, sobre ellos.
De la misma manera, responden a situaciones argumentativas de comunicación los discursos que, en la forma de editoriales, artículos de crítica u opinión, cartas de los lectores, nos ofrecen los periódicos y revistas; como también, los textos que producen especialistas en materias específicas, por ejemplo científicos, filósofos, profesionales de distintas especialidades para exponer sus puntos de vista y/o debatir los de otros, o las teorías o proposiciones que otros han formulado.
Pero además de esas situaciones que corresponden más bien a la vida pública, el discurso argumentativo se hace presente con mucha frecuencia en la comunicación habitual entre las personas: una petición de permiso de los hijos a los padres para realizar una determinada actividad puede generar un intercambio de argumentos o razones y de contraargumentos si las posiciones que unos y otros sostienen son diferentes; los comentarios que se intercambian entre amigos acerca del resultado de una competencia deportiva, de la película que vieron, de un libro que han leído también dan ocasión de exponer puntos de vista distintos y de esgrimir las razones que dan fundamento a la posición que cada quien sostiene o defiende o las razones mediante las cuales se trata de anular la validez de la opinión que formulan los otros participantes en la discusión.
De la misma manera la argumentación se hace presente en los diálogos que entablamos con las personas que amamos a propósito de nuestros sentimientos, de los desacuerdos que se pueden haber producido en la relación, etc. y que exigen expresar tanto argumentos fundados en la razón como en la afectividad para convencer al otro, por ejemplo, sobre la sinceridad de nuestros sentimientos, sobre la intención o finalidad de una conducta o de palabras que hemos dicho, o para procurar llegar a acuerdos sobre proyectos en común, etc.
En ocasiones, en esas situaciones comunicativas de la vida cotidiana, la carencia de argumentos, la debilidad de ellos o el no saber exponer adecuadamente nuestras posiciones, nuestro pensamiento o sentir, o la negativa a considerar y comprender los de los otros puede conducir a graves problemas y conflictos de entendimiento, o a una incomunicación que afecta la vida de relación interpersonal, que imposibilita el diálogo y recluye a las personas en la soledad y el aislamiento o genera inhibiciones para exponer lo que se piensa.
De allí que la práctica del discurso argumentativo como medio de exponer nuestros puntos de vista con fundamento y de efectivo intercambio con los diferentes argumentos de otros, no sólo desarrolla nuestras competencias lingüísticas sino que favorece el desarrollo de actitudes de seguridad y confianza en nosotros mismos, de consideración y respeto por las posiciones o puntos de vista que sustentan otros, de capacidades para sostener y defender los nuestros, con fundamento y no de manera caprichosa o arbitraria y de aceptar modificarlos cuando los argumentos de los otros son efectivamente convincentes, así como de no dejarnos influir por ellos cuando responden a intenciones o posiciones que no compartimos.
A la variedad de situaciones de comunicación argumentativa que antes hemos señalado cabe agregar aquellas otras en las que el punto de vista del otro no está inmediata y realmente presente o, estándolo, no participa activamente en la situación, como acontece, por ejemplo, en una conferencia o exposición de un determinado tema en la que el enunciante formula y desarrolla su pensamiento, tesis o posición sin que quienes constituyen la audiencia manifiesten la suya.
Lo mismo acontece con editoriales y artículos periodísticos de opinión y crítica, o con trabajos escritos en los que el autor plantea su personal punto de vista entregando las razones o argumentos que le dan fundamento y validez. En todos esos casos, para que el discurso argumentativo sea eficaz en el logro de su finalidad que es convencer o persuadir al destinatario, el enunciante debe tener presente y considerar la posición del auditorio o lectores en la construcción de la argumentación que desarrolla en su discurso.
Es por ello que, en sus distintas manifestaciones, en la comunicación informal o formal, pública o privada, oral o escrita, inmediata o diferida o mediada, la situación de enunciación del discurso argumentativo tiene un carácter fundamentalmente dialógico. Esto incluso se da en la manifestación más íntima y personal del discurso argumentativo que es la del diálogo interno del ser humano consigo mismo en la que nos desdoblamos en emisor y receptor de discursos dichos a nosotros mismos que sostienen posiciones diversas, muchas veces opuestas y hasta contradictorias, procurando adquirir claridad sobre problemas o conflictos que nos aquejan o sopesar argumentos y razones que nos lleven a adoptar una decisión, a realizar una determinada acción, a modificar una conducta o a resolver alguna situación problemática.
Por el relieve que tiene en la sociedad contemporánea, se incorpora también en esta primera unidad la situación enunciativa argumentativa que produce la publicidad. Esta se caracteriza básicamente por la construcción de una argumentación que apelando a la razón, pero sobre todo seduciendo o persuadiendo a nivel emocional o de las expectativas del receptor, procura influir en él, en sus decisiones, convenciéndolo acerca de la conveniencia, provecho, beneficio que obtendrá con el producto publicitado o adhiriendo a la posición (política, ideológica, religiosa) que se proclama como deseable o rechazando otra que se descalifica o deroga.
La práctica de lectura de avisos y spots publicitarios, el reconocimiento de los elementos que constituyen su situación de enunciación y la percepción de los factores, motivaciones e intenciones mediante las cuales se procura alcanzar las finalidades de convencimiento, persuasión y seducción, es una práctica necesaria de desarrollar para manejarse con propiedad en un mundo como el actual en el que las personas están sometidas al constante asedio del poder de una publicidad que, con frecuencia, ejerce dominio sobre las conciencias, determina elecciones y decisiones e influye considerablemente sobre actitudes y comportamientos.
Contenidos
1. Caracterización de la situación de enunciación del discurso argumentativo:
• un tema sobre el cual existen diversas posiciones, opiniones o puntos de vista;
• el carácter dialógico de la situación de enunciación definido por la diferencia de puntos de vista que en ella se sostienen; y • las finalidades del discurso: validar, mediante razonamientos, la posición o punto de vista que sostiene el enunciante; influir en el receptor convenciéndolo con razones y/o persuadiéndolo afectivamente para que adhiera a la posición del enunciante, para que modifique sus puntos de vista u opiniones, para que modifique o asuma determinadas actitudes, comportamientos, conductas.
2. Reconocimiento de la presencia y diversidad de modos de manifestación de la argumentación en situaciones habituales no argumentativas de comunicación oral y escrita, formal e informal, pública y privada (conferencias, artículos informativos, disertaciones, informes, etc.).
3. Producción de segmentos argumentativos pertinentes en discursos de carácter básico no argumentativo.
4. Caracterización de algunos de los tipos de situaciones de enunciación de discursos argumentativos frecuentes en la comunicación habitual y en los medios.
5. Reconocimiento y utilización apropiada de la diversidad de modos de manifestación de la argumentación en situaciones habituales argumentativas de comunicación oral y escrita, formal e informal, pública y privada, tales como discusiones, deliberaciones, debates, foros, paneles, mesas redondas; editoriales, “cartas al director” de periódicos y revistas, artículos de opinión y de crítica periodística; diálogos, discusiones, artículos especializados sobre temas propios de determinados campos del saber o de determinadas prácticas profesionales (científicos, filosóficos, artísticos, judiciales); avisos y spots publicitarios; el “diálogo interno” del ser humano consigo mismo.
Aprendizajes esperados
Los alumnos y las alumnas:
• Identifican con claridad la situación de enunciación del discurso argumentativo.
• Reconocen la presencia y la variedad de manifestaciones de la argumentación en diferentes situaciones habituales de comunicación.
• Reconocen la presencia de argumentaciones en discursos noargumentativos.
• Producen segmentos argumentativos pertinentes en diferentes situaciones habituales de comunicación.
• Distinguen con claridad los elementos que caracterizan algunas situaciones de comunicación oral y escrita, formal e informal, privada y pública, centradas en el discurso argumentativo y los utilizan pertinentemente en sus intervenciones comunicativas.
• Distinguen diferencias en la situación de enunciación del discurso argumentativo con respecto a otras (la de conversaciones y diálogos; la de discursos expositivos; aquellas en las que se profieren órdenes, normas, prohibiciones) y las ponen en operación adecuadamente en sus propias producciones discursivas.
• Reconocen el sentido y el valor que tiene el discurso argumentativo para la interacción y la convivencia humanas.
Actividades y ejemplos
Actividad 1
Debatir sobre temas de interés, reconociendo la presencia e intercambio de argumentos o razones que se produce en situaciones de discusión o debate, y reflexionando sobre su valor.
Ejemplo A
El profesor o profesora promoverá discusiones de los estudiantes sobre temas que les interesen y que correspondan a experiencias vividas por ellos, respecto de las cuales haya diversas posiciones.
INDICACIONES AL DOCENTE
Los docentes deberán orientar a los alumnos y alumnas para que adviertan que en dichas situaciones quienes intervienen sostienen diferentes posiciones sobre el tema en discusión; que para abordarlos con propiedad hay que enunciar razones y que la discusión es eminentemente un intercambio de razones que se debe desarrollar permitiendo la participación de todos los que intervienen en ella, respetando sus puntos de vista y manifestando con fundamento acuerdo o desacuerdo con los puntos de vista de los otros.
Debe hacerse conciencia en los estudiantes que en una situación de discusión y, en general, en las situaciones argumentativas de comunicación, los participantes deben procurar validar sus puntos de vista, convencer a otros con razones y no imponiendo arbitrariamente una determinada posición. Igualmente, debe orientárseles para que aprecien el valor que ese intercambio de razones y argumentos tiene para el entendimiento entre los seres humanos –incluido el entenderse acerca de en qué y por qué no se está de acuerdo– para la convivencia habitual en todas las formas de relación que las personas establecen y que es elemento fundamental de la vida y de la convivencia democráticas.
Esta actividad inicial, que recoge contenidos ya considerados en 1º Medio y que se establece en el plano más inmediato de la comunicación argumentativa, constituye una instancia de observación y reconocimiento de los elementos conformantes de las situaciones argumentativas en que intervienen los estudiantes habitualmente. La observación de esos elementos, dirigida y sobre la base de una pauta, será el punto de partida del proceso de reconocimiento de situaciones argumentativas más complejas como son las que se dan en debates formales, paneles, mesas redondas tanto presenciales como a través de los medios; así como para identificar esas situaciones en discursos argumentativos escritos: editoriales, artículos de opinión, de crítica.
La experiencia de contacto con diversas manifestaciones de la argumentación en la comunicación habitual servirá al propósito de que los estudiantes reconozcan y aprecien su valor en la vida de relación de los seres humanos.
El tema del valor de este tipo de interacción comunicativa puede constituirse en materia de una disertación o de un trabajo escrito producido por los alumnos y alumnas como medio de clausurar la actividad.
Si el docente estima conveniente en este momento entrar más detalladamente en algunos de los tipos de razones, propósitos y recursos de la argumentación, puede combinar esta y las demás actividades de la subunidad 1 con alguna(s) actividad(es) especialmente seleccionada(s) de las subunidades 2 y 3; esto es, tratar en forma interrelacionada la situación enunciativa de la argumentación con algún(os) elemento(s) del discurso argumentativo propiamente tal y alguno(s) de los recursos de que específicamente dispone.
Ejemplo B
El profesor o profesora promoverá discusiones sobre las interpretaciones que los estudiantes tengan acerca de algún hecho relevante para ellos y del cual hayan sido observadores o testigos, con el propósito de llegar a puntos de acuerdo y desacuerdo sobre el hecho en cuestión.
INDICACIONES AL DOCENTE
Es válida la del ejemplo anterior.