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Anexo 7: Los géneros literarios históricos
Recordemos que los géneros literarios históricos, como la tragedia griega, la ciencia ficción, la novela utópica, el autosacramental, la novela histórica, la novela picaresca, etc. se definen habitualmente por la adición a los grandes géneros de un elemento temático más preciso, como el castigo desmesurado para la falta cometida, historias que se ubican en el mundo del futuro, la representación de un mundo deseable sin los insoportables defectos del mundo real en que se vive, la exposición con fines edificantes de los principios religiosos y morales de la fe cristiana, diversas historias que se desarrollan en el espacio-tiempo de una determinada circunstancia histórica, etc.
Son estos géneros –que aparecen y desaparecen con mayor o menor rapidez en la historia de la literatura– especies de “moldes” convencionales en los que se vacía, según la época, la percepción que los seres humanos tienen de la variedad de los mundos posibles de ser imaginados y creados.
Los géneros históricos son especificaciones de los grandes géneros o formas fundamentales de la literatura, de menor longevidad que éstas. Así géneros históricos como la tragedia griega, la tragedia clásica francesa, el drama burgués, el autosacramental, la farsa, el teatro del absurdo, etc., pertenecen al género dramático; la epopeya –griega y renacentista–, la novela de caballerías, los romances, la novela helenística, la novela moderna, el cuento maravilloso, etc. Pertenecen a la narrativa; y la elegía, la oda, la égloga, la canción pertenecen al género lírico.
Hay que tener presente que estos grandes géneros o formas fundamentales de la literatura también son históricos en el sentido que no han existido siempre ni en todas partes. Por ejemplo, según Aristóteles, la tragedia, el drama satírico y la comedia –esto es, el drama como “gran género” o “forma fundamental”– se originan con posterioridad a la epopeya –representante máximo en la cultura de la Grecia antigua del gran género o forma fundamental narrativa–, y evolucionan a partir de ella.
Por otra parte, hay culturas que no cultivaron el género dramático –como la hebrea antigua y la islámica medieval–, y sí produjeron obras líricas y narrativas sobresalientes. Otras, como la grecorromana del período imperial, dejaron de cultivar el teatro, y la Europa medieval y cristiana mantuvo esa ausencia durante cuatro siglos, antes de reinventar tímida y lentamente esta forma literaria fundamental.
Las razones que explican estas diferencias –de orden religioso, político, económico-social, cultural, etc.– hay que rastrearlas en el contexto de producción de la literatura. Son razones de tipo histórico las que permiten comprender la aparición, conservación, modificación y eventual desaparición de los géneros literarios, así se trate de los “géneros históricos” como de los “grandes géneros” o “formas fundamentales” de la literatura. Son, pues los géneros –tanto “grandes” como “históricos”– conceptos ordenadores fundamentales para comprender la historia de la literatura; o mejor: la literatura en su historicidad.