Revolución tecnológica e informática: TIC |
Cuarto medio
Unidad 3: El mundo actual
A finales del siglo XVIII, Adam Smith publicaba un libro con
un título inequívoco que le haría pasar a la posteridad: “La riqueza de las
naciones”. En esta obra quedaron expresados los principios rectores de
Básicamente, Smith establece un vínculo determinante entre riqueza, producción y trabajo, cuyo fortalecimiento conduciría a la prosperidad y al progreso.
El grado de división del trabajo y de especialización en la producción de mercancías constituiría para Smith el cimiento de la creciente productividad, que se incrementaría gracias a la destreza de los trabajadores especializados, al ahorro de tiempos que conlleva la división del trabajo y “a la invención de un gran número de máquinas que facilitan y abrevian la labor” (Smith 1994; p.37).
Adam Smith. |
Como se puede apreciar, el posterior desarrollo socio-técnico de la industrialización está marcado por estas teorizaciones: la organización manufacturera del trabajo, la fábrica, el maquinismo y la progresiva automatización, el taylorismo y el fordismo estructuran la organización técnica del trabajo de la sociedad industrial que llega a nuestros días.
Los cambios a los que asistimos en el último tercio del siglo XX reactualizaron los acontecimientos referidos en el párrafo anterior.
Las innovadoras Tecnologías
de
Las TIC agrupan un conjunto de sistemas necesarios para administrar la información, y especialmente los computadores y programas necesarios para convertirla, almacenarla, administrarla, transmitirla y encontrarla.
Los primeros pasos hacia una Sociedad de la Información se remontan a la invención del telégrafo eléctrico, pasando posteriormente por el teléfono fijo, la radiotelefonía y, por último, la televisión. Internet, la telecomunicación móvil y el GPS pueden considerarse como nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
La revolución tecnológica que vive en la humanidad actualmente es debida en buena parte a los avances significativos en las tecnologías de la información y la comunicación. Los grandes cambios que caracterizan esencialmente esta nueva sociedad son: la generalización del uso de las tecnologías, las redes de comunicación, el rápido desenvolvimiento tecnológico y científico y la globalización de la información.
¿Otra revolución? |
Una nueva "riqueza de las naciones" comienza a desplegarse ante nosotros. Sus contornos están definidos por las redes electrónicas, que impulsan un mundo en el cual se requieren nuevas formas de expresión del trabajo, de la producción y del comercio más eficaces y más globales.
En las últimas décadas, muchos han intentado bautizar a este flamante paradigma sociotécnico, buscando una forma de nombrar la nueva sociedad que hoy emerge ante nuestros ojos. El apelativo que se ha acabado imponiendo es el de "Sociedad de la Información", que parece recoger bien la esencia del cambio actual.
Este término funciona por contraposición al de "Sociedad Industrial". Si en esta el rasgo central que estructuraba la organización material de la sociedad era la industria y la producción de mercancías, en el caso de la "Sociedad de la Información", es el predominio de la información y del conocimiento lo que regula la vida material en nuestras sociedades actuales.
El término ha tenido mucho éxito y se ha creado en torno a él una gran expectación. Sus divulgadores son los propios Estados y los intelectuales más integrados, que han identificando a esta sociedad informacional con el crecimiento económico y el progreso social.
Detrás de ella se halla una permanente operación de marketing social, asentada en la idea de que la anterior sociedad industrial se ha acabado y que la naciente sociedad de la información sólo nos traerá beneficios.
Como imagen, hay que reconocer que vende bien, apoyada sobre el imperativo actual de la economía competitiva y sobre la capacidad de asombro que produce en los humanos la tecnología, esta sociedad de la información encuentra pocas resistencias a su avance.
La escasa crítica aplicada por sus propios propagandistas acerca de los lados oscuros de la sociedad de la información exige plantear, junto a las ventajas y las oportunidades, también sus inconvenientes y los procesos de desigualdad que trae consigo.
Todo cambio, y consiguientemente cualquier revolución tecnológica, se acompaña de efectos positivos y negativos. Reconocer esto es el primer paso para aproximarse a la cuestión que estamos tratando.
Si tomamos como ejemplo el caso de la revolución industrial, comprobaremos que, junto a los efectos beneficiosos que sus defensores previeron, y que se concretaban en una mejora progresiva de diferentes indicadores del nivel de vida para determinados colectivos sociales, también trajo consigo la apertura de algunos procesos muy poco ventajosos para otros: la proletarización, la urbanización y los suburbios, la pérdida del control sobre el trabajo, la industrialización desenfrenada son también consecuencia de la sociedad industrial.
Además, la revolución tecno-económica que dio origen a ésta no surge de la nada, se asentaba sobre un magno proceso de desarticulación social: sólo el desarraigo de los modos de vida y la expropiación de una masa ingente de campesinos, a través de operaciones de reestructuración de la propiedad de la tierra, como fueron las “enclosures”, permitió la apertura de la industrialización, que no nace, por tanto, de la nada, sino del costo pagado por algunos grupos sociales.
A aquellos "desplazados" originarios de la industrialización, que perdieron la tierra y ganaron la fábrica, se les han agregado otros colectivos que han ido configurando el modelo de desigualdad en la sociedad industrial. Esta sociedad de los "sin", que se concreta hoy en los sin techo, sin papeles, sin formación, se proyecta, sin duda, en el futuro informacional con nuevos grupos "sin", sobre los cuales se soportará la sociedad de la información y que no conviene ignorar si queremos realmente mejorar la vida social.
Esta crítica a la inmaculada presencia de la Sociedad de la Información requiere contestar más rigurosamente a algunos interrogantes relacionados con el mundo del trabajo, el empleo y las nuevas tecnologías, que forzosamente nos irán revelando la existencia de los nuevos "sin", desplazados de la cultura material y simbólica de la información.
Fundamentos de la acumulación tecnológica: etapas históricas del desarrollo tecnológico
No es el objetivo de este texto analizar cuál es la lógica de los avances técnicos, si predomina la invención o si tiene más peso la acumulación progresiva de conocimientos. Tampoco se pretende realizar un exhaustivo recorrido histórico sobre las etapas tecnológicas. Sin embargo, es importante tomar algunos de estos datos para valorar adecuadamente el peso y relativizar la importancia social de las TIC.
Repasando algunas lecciones que la historia nos proporciona aclararemos dos defectos en los que incurre la aproximación hipertecnicista que se halla detrás de la "Sociedad de la Información". El primero es el cronocentrismo y el segundo el determinismo.
Desde los primeros niveles educativos, los alumnos aprenden que tecnología y sociedad se hallan estrechamente unidas: la "invención" de la agricultura permitió el desarrollo de la ciudad y el avance de esa forma de industria que es la artesanía; la industrialización propició cambios en el sector agrícola que contribuyeron a erradicar las hambrunas; probablemente la sociedad de la información no hará desaparecer la industria y la agricultura, sino que las englobará en un tejido productivo más extenso y diversificado.
¿Qué interés tiene el que se nos quiera hacer creer que las hipermodernas TIC rompen con el pasado y suponen un momento de innovación inédito? La historia de la tecnología y la secuencia del párrafo anterior vienen a demostrarnos lo contrario: han existido numerosos momentos tecnológicos de importancia trascendental para las sociedades humanas. ¿Por qué ha de ser uno más importante que otros? El siguiente cuadro ilustra las ideas anteriores y recoge algunas de las innovaciones técnicas fundamentales en el curso de la historia (Popitz, 1996).
CAMBIOS SOCIALES LIGADOS A LA EVOLUCIÓN TECNOLÓGICA |
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TIPO DE TECNOLOGÍA |
CAMBIO SOCIAL APAREJADO |
Del utensilio |
Producir medios para efectos sucesivos |
Agrícolas |
Sedentarización, explotar la naturaleza |
Cerámica y metalúrgica |
División técnica del trabajo |
De la construcción urbana |
Grandes agrupamientos humanos |
De la Máquina |
Automatización |
Química – De los materiales |
Materiales de síntesis |
De la Electricidad |
Mejora nivel de vida y consumo |
Es innegable que cada uno de los momentos que incluye este cuadro sugiere transformaciones equivalentes a las que hoy pueda conllevar la nueva etapa tecnológica que se abre.
Las tecnologías del utensilio inauguraron la producción humana de medios de producción; a través de las técnicas agrícolas los humanos consiguieron producir los propios medios de subsistencia y pusieron "la tierra a trabajar"; la cerámica y la metalurgia permitieron penetrar en la estructura de la materia y moldear los materiales inorgánicos; las tecnologías de construcción urbana dieron forma a las ciudades, a la convivencia de grandes masas humanas y a estructuras sociales complejas; las técnicas de la máquina se expresan en la industrialización mediante la producción de trabajo a través de sistemas mecánicos que son puestos en marcha con energía artificial, el proceso de producción se hace cada vez más eficaz y más independiente de la intervención humana y las máquinas se automatizan progresivamente, creando una paulatina dependencia humana hacia ellas; las tecnologías químicas y de materiales se introducen en la estructura molecular de la materia orgánica e investigan sobre materiales y procesos que incrementarán la esperanza de vida; la electricidad supondrá un cambio energético en la industrialización y modificaciones radicales en los modos de vida.
¿En qué consiste la última "revolución tecnológica" que emerge de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)?, ¿Cuáles son sus características y potencialidades?.
La década de los setenta abre un periodo de innovaciones tecnológicas de gran relieve. El microprocesador, los nuevos materiales y el desarrollo de las tecnologías de comunicación incrementan enormemente la capacidad de procesar y transmitir información.
Para algunos (Freeman-Soete, 1994) nos encontramos frente a un nuevo paradigma tecnológico que consiste en "un conjunto de innovaciones interrelacionadas en las telecomunicaciones y en los sistemas informáticos que permiten una drástica reducción de los costos de almacenaje, tratamiento y transmisión de la información aplicados a la producción de bienes y servicios". En esta descripción de la "revolución" en curso, el meollo es la información.
Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de información? Muchos expertos en semiótica y otros especialistas en el análisis de la información coincidirían en dar una definición de ésta que se parecería a la siguiente: toda unidad de significado, cualquiera que sea su forma (conjunto de cifras, letras, sonidos, trazos y colores, es decir, imágenes), cualquiera que sea su función (administrativa, financiera, científica, artística, escolar...)
Si, partiendo de ésta, buscamos una definición más concreta y operativa podríamos decir que la información es un recurso que nos permite reducir la incertidumbre, elevar la capacidad de decisión e incrementar el poder que permite controlar procesos y personas. Si conozco determinados datos -cuantitativos y cualitativos- yo puedo programar, organizar y controlar una determinada actividad (la producción) u otros aspectos: los registros de la Seguridad Social o de Hacienda, los Censos, las listas de cesantes o del servicio militar, los clientes de un banco o los pedidos de las empresas.
Ejemplos concretos sobre los usos y significados de información
En 1890, Herman Hollerith, un funcionario de la Oficina del Censo de Estados Unidos empleó tarjetas perforadas para tratar la información recogida de la población norteamericana. Esto le permitió elaborar y calcular los principales resultados del Censo en sólo seis semanas. Las mismas tareas requirieron siete años en el anterior Censo de 1880.
Una manera distinta de tratar la información había permitido contar con ella en mucho menos tiempo y ahorrar cinco millones de dólares de los de entonces. La información era la misma, pero la tecnología de las tarjetas perforadas suponía una novedad. Hollerith vio claro el negocio y fundó una empresa, la Tabulating Machine Company, que poco después y tras una serie de fusiones se convertiría en la International Business Machine (IBM). (Feraud, 1999).
Un segundo ejemplo nos aproxima más al mundo del trabajo y la producción. En las visitas que se programaban en la escuela era habitual ir a las instalaciones de alguna gran empresa como Coca-Cola.
En una de las fases del proceso de producción se podía observar cómo varios operarios comprobaban que, tras su lavado y desinfección, los recipientes estuviesen en perfectas condiciones y retiraban los que no cumpliesen este requisito. En este puesto de trabajo se genera información que permite diferenciar cuáles son los buenos envases que responden a la calidad de la marca. Las TIC alteran la forma en que se obtiene dicha información. Si hace poco tiempo esto lo realizaba el ojo humano, hoy existen sensores y dispositivos electrónicos que no sólo permitirían excluir los recipientes inservibles, sino que podrían incluso medir la composición del aire o de un fluido. Al igual que en el ejemplo anterior, vemos cómo la misma información es tratada mediante procedimientos técnicos diferentes que tienen implicaciones económicas o laborales determinantes.
En este sentido, hoy se habla de la información como la materia prima del nuevo modelo económico en el que son cada vez más importantes la velocidad y precisión en la elaboración y transmisión de la información, la capacidad creciente de archivar esta, de flexibilizar, planificar, organizar, comercializar y administrar la producción, de multiplicar los contactos en red entre empresas.
La producción y el diseño asistidos por ordenador (CAD-CAM), el Just-in-time, las videoconferencias, la oficina virtual, las diferentes versiones del teletrabajo, por hablar sólo de repercusiones de las TIC en el ámbito de lo laboral, introducen modificaciones considerables que se irán extendiendo y renovando a corto plazo. Es muy indicativo el hecho de que proteger la información, reforzar la propiedad intelectual sobre las mercancías y sobre lo material, se haya convertido en uno de los componentes centrales de la actual estrategia del capital (Blondeau, 1999). Las ideas y la información se constituyen como mercancías vivas.
A continuación, analizaremos algunas de las modificaciones "reales", que ya estamos viviendo, producto de las TIC, en el trabajo, el empleo y la producción y deslindarlas de aquellas "virtuales", que sólo están en los discursos empresariales y en las ideologías filotecnológicas.
Sin duda, la digitalización es el pilar central de todos los cambios técnicos actuales. Básicamente, permite convertir al lenguaje binario textos, imágenes o sonidos. Diferentes dispositivos pueden tratar, almacenar, reproducir y transmitir esta información, entre ellos el computador personal, la televisión, el teléfono, una cadena de alta fidelidad o una cámara fotográfica.
Nuevas tecnologías y empleo: implicaciones de las TIC en el trabajo y la producción
El estudio de la tecnología encuentra un mayor sentido si analizamos sus usos. En las últimas décadas, periodo en el que se despliegan las TIC, su utilización en el área de la producción ha dado lugar a efectos socioeconómicos de gran relieve. Se ha hablado de la imposibilidad de separar la definición de las nuevas tecnologías de los usos económicos que de ellas se hacen. Tecnología y capital, ciencia y economía son pares indisolubles. Esto hace necesario contextualizar las innovaciones técnicas en el marco del capitalismo actual.
Es cada vez más evidente que las TIC han sido potenciadas por las empresas y los Estados como medio privilegiado para afrontar la crisis económica global que se produce a mediados de los setenta. Han ocupado un lugar central en la recuperación de una de las variables claves en la lógica del capitalismo: la tasa de rentabilidad del capital. Así, han contribuido a hacer un uso más rentable de la mano de obra, una mayor diversificación económica y productiva, innovando en productos, procesos y nuevos modos de circulación del capital. Pero ¿cuáles han sido las contrapartidas y a quién han perjudicado más? El siguiente cuadro resume algunas:
LAS DOS CARAS DE LAS TIC: ECONOMÍA Y SOCIEDAD |
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EFECTOS POSITIVOS |
EFECTOS NEGATIVOS |
Incremento de productividad |
Desempleo |
Automatización producción Eliminación tareas descualificadas Puestos de trabajo más participativos y enriquecedores |
Automatización sectores más conflictivos Persistencia tareas descualificadas y polarización en las cualificaciones Empeoramiento condiciones de trabajo: incremento de accidentes y del control sobre los trabajadores |
Recomposición proceso producción a escala internacional Procesos de ajuste de mano de obra |
Globalización desigualdades Declive industrial en Occidente |
Extensión de la economía financiera |
Economía especulativa |
El primero de los efectos reseñados es un incremento de la productividad. La tecnología ha servido siempre para conseguir producir en menos tiempo la misma cantidad de mercancías. A pesar de esta norma general, las relaciones entre tecnología y productividad son bastante complejas. El grado de ajuste de la implantación de las nuevas tecnologías al tejido productivo existente, la formación de la población activa, los gastos en I+D, los servicios a las empresas son variables que pueden acelerar o ralentizar el aumento de la productividad o crear diferencias entre países.
Así, las "revoluciones tecnológicas" traen consigo cambios en los sectores de actividad y alteraciones en el empleo. El trasvase de población agraria a la industria en el proceso de industrialización es ya un clásico.
En la actualidad, encontramos numerosos ejemplos donde las máquinas reducen la necesidad de mano de obra para la producción y se verifica un excedente de trabajadores ligado directamente a los procesos de reestructuración tecnológica. El desempleo resultante de éstos plantea el debate acerca de la destrucción de empleo y de la posible evolución futura.
Por ahora, no hay resultados concluyentes y sí un enorme contraste entre las previsiones optimistas y las pesimistas. Hasta el momento, el saldo no es muy favorable para los más optimistas, la implantación de tecnologías nuevas y las reconversiones que han llevado aparejadas han destruido una enorme cantidad de empleos industriales estables. Como ejemplo, en el periodo de 1980-85 se perdieron un millón de puestos de trabajo en España y se alcanzaron tasas de cesantía jamás conocidas. La tecnología no fue la única causante de ese desempleo, es cierto, pero ignorar sus efectos es una irresponsabilidad que ha predominado en exceso.
Fuente Internet: