Los faisanes |
(León Tolstoi)
Las gallinas silvestres son conocidas como faisanes en el Cáucaso y, por ser muy abundantes, son más baratas que las de corral. Hay diferentes formas para cazarlas. Una es colocando una lona en un bastidor, en cuyo centro se pone un travesaño. A esta lona se le hace un abertura, y en cuanto amanece uno se va al bosque con su escopeta, llevando el bastidor como si fuera un escudo. Por el agujero se observan los faisanes que a esa hora buscan su comida. En algunas ocasiones aparecen familias enteras, o hembras y pollitos. Por supuesto, estos faisanes no nos ven, y dado que el bastidor no los asusta, uno se aproxima sin problemas a ellos. Estando ya muy cerca, se afirma el bastidor en el suelo, se saca el cañón de la escopeta por la abertura de la lona y se dispara.
Otro modo de cazar estas gallinas silvestres es utilizando un mastín que las persigue. Cuando el mastín ve al faisán, se lanza sobre él, pero el faisán escapa y se para en algún árbol, burlándose de los ladridos del perro que no puede alcanzarlo. Ése es el momento indicado para disparar, y resultaría muy fácil, siempre que el cazador lograra ver a su presa. Sin embargo, esto no ocurre con frecuencia.
Generalmente los faisanes se refugian en árboles de tupido follaje, y apenas divisan al cazador se ocultan entre las ramas, encogiéndose, mimetizándose con las hojas, haciendo casi imposible distinguirlos aunque se esté muy cerca. Por esta razón es que los cosacos se tapan el rostro con la gorra para aproximarse a los faisanes, y jamás miran hacia la copa del árbol. Es sabido que estas aves le temen al hombre, y especialmente sus ojos las asustan.
Un medio más para practicar esta cacería es siguiendo a un perro de caza que olfatea el sitio donde el faisán ha buscado su alimento y va tras sus huellas. El olfato del perro lo guía por una pista infalible y siempre da con el lugar donde están las gallinas silvestres. Para no asustarlas, el perro se vuelve más y más sigiloso a medida que se va acercando, y de pronto se detiene, cogiendo inesperadamente a su presa. Si el faisán escapa, el cazador dispara en cuanto levanta el vuelo.