Vía Crucis, estaciones XI a XV |
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XI Estación: Jesús es clavado en la cruz Al verlo en el balcón del "Ecce Homo" habían gritado: "Crucifícalo". Ahora se estremecen ante el martillo que golpea los clavos. Se estremecen, porque el que Juzgaron "reo de muerte" demuestra su inocencia, transmitiendo perdón y vida.
—Señor,
digo que amo mi cruz y, cuando se me acerca, siento repugnancia
de los clavos. Estos me resultan espantosos, porque no estoy
hecho a la idea de que la vida sólo se da mediante la crucifixión;
porque no sé que los clavos que me crucifican son los únicos
que pueden hacerme útil a mis hermanos.
—Señor, no te pido no sentir mis clavos. Te pido que sepa comunicar con mis sufrimientos un sentido al mundo que sufre. Que mi dolor sea, como el tuyo, redentor de los hombres, mis hermanos.
Padre nuestro...
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XII Estación: Cristo muere en
la cruz
"Fue crucificado, muerto y sepultado...". Eso fue lo que nos grabaron desde niños en nuestra memoria Y lo Importante no es la historia. Lo importante es saber que Cristo, muriendo, experimentó hasta el último detalle del ser de hombre. Y eso, para comprendernos mejor.
—Señor, ese misterio, el misterio de tu muerte, lo tenía en la gaveta de mis recuerdos. por eso tu cruz era un símbolo exterior a mí, que lucía colgada de una cadena, como un recuerdo y nada más. Y sin embargo, por la cruz y en la cruz te encontraste conmigo, para que yo, mediante ella, me encuentre con mi "Padre".
Padre nuestro...
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XIII Estación: Desclavan a Jesús
y lo bajan
Clavar a Cristo en la cruz lo hace cualquiera. Desclavarlo y acogerlo silenciosamente sólo lo hacen sus amigos, los que no admiten en su corazón más que a El. Por algo afirmó: "Bienaventurados los limpios de corazón y los pobres de espíritu, porque ellos verán y poseerán a Dios".
—Señor,
sigues clavado en los hombres que están en la cruz de
la incultura, de la miseria, del hambre, del desempleo...
Yo no te desclavaba de esa cruz, ni te acogía. Al contrario:
contribuía con mis negocios, con mi avaricia, con mi
egoísmo.., a la opresión, a la crucifixión...
Padre nuestro...
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XIV Estación: Cristo es sepultado
"Si el grano de trigo no se entierra y muere, no da fruto". Cristo lo dijo y lo practicó. Dejó que lo sepultaran para que su mensaje y su presencia se extendieran por todo el mundo y penetraran en todos los hombres.
—Señor,
tú has llegado hasta mí. Estás en mí. ¿Por qué no transformas
el mundo desde mí? ¿Es que has perdido garra o poder?
¿O es que yo te niego mis labios para hablar, mis manos
para hacer, mis pies para visitar...? El sepulcro sellado
no pudo oponerse a tu salida, a pesar del sello y de
los guardias. Yo, sepulcro libre, sí. Y de hecho, tú
lo sabes, muchas veces te resulté freno en vez de instrumento
útil.
Padre nuestro...
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XV Estación: Jesús resucita
El misterio pascual se centra en la Resurrección. La Resurrección es la base de la fe y de la esperanza cristiana. Porque Cristo resucitó, hay Iglesia, hay sacramentos, hay santos.
—Señor,
cada día resucitas en los hombres y mujeres que se convierten
a tu gracia, que viven de nuevo tu vida. Y esas resurrecciones,
tan milagro como la primera, me dejan insensible. ¿Será
porque también yo estoy muerto y necesito resucitar?
¿Será porque estoy deslumbrado por el brillo y el confort
del mundo? ¿Será porque, como los apóstoles, estoy aislado,
víctima del miedo y del pesimismo?
—Señor, que yo viva el misterio pascual. Y que, robustecidas por ello mi fe y mi esperanza, yo sea Iglesia, sea sacramento, sea santo que te haga presente y eficaz en el mundo. Que quien me vea aumente su fe en tu resurrección.
Padre nuestro...
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