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Estaba el señor don gato,
en silla de oro sentado,
calzando medias de seda
y zapatitos dorados,
cuando llegó la noticia
que debía ser casado,
con una gatita parda,
hija de un gato romano.
El gato, con la alegría,
subió a bailar al tejado;
mas con un palo le dieron,
y rodando vino abajo.
Se rompió siete costillas
y la puntita del rabo.
Llamaron a los médicos,
doctores y cirujanos;
mataron siete gallinas
y le dieron de un caldo.
Lo llevaron a enterrar
al pobrecito don gato
y lo llevaron en hombros
cuatro gatos colorados.
Sobre la cajita iban
siete ratones bailando
al ver que se había muerto
su enemigo más malo.
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