El siglo XX: la búsqueda del desarrollo económico y de la justicia social |
Segundo Medio: Historia y Ciencias Sociales. Unidad 5
Primera subunidad: Presidencialismo, industrialización y Estado benefactor
El fin de una época: fin del parlamentarismo, surgimiento de populismos, gobiernos militares, nuevos partidos políticos, nuevos actores sociales. Fin del ciclo del salitre. La creciente influencia económica, cultural y política de los Estados Unidos y su proyección hacia el resto del siglo. La crisis económica de 1929 y sus efectos en Chile. Nuevas corrientes de pensamiento disputan la hegemonía al liberalismo
El fin de una época
Conventillo en la Avenida Brasil de Santiago, 1920
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A pesar de las expectativas cifradas por los triunfadores de la guerra civil de 1891 en cuanto a las bondades del régimen parlamentario, muy pronto hasta ellos mismos manifestaran su frustración por el funcionamiento del nuevo sistema de gobierno.
Numerosas son las personalidades que ofrecen su diagnóstico de los motivos de este fracaso.
Para algunos nacionalistas como Nicolás Palacios y Francisco Antonio Encina, el problema había que buscarlo en la extranjerización de nuestra economía; para Alejandro Venegas (Valdés Cange) la raíz de la crisis estaba en la oligarquía y en el supuesto espíritu castrense de los chilenos, decididos en transformar al país en una potencia militar.
El poeta Vicente Huidobro, por su parte, pensaba que el país era gobernado por políticos viejos y corruptos, los que deberían ser relevados por gente joven.
Opiniones como las transcritas y el sentimiento de crisis que se vive en el país influyen en el fin del sistema. Sin embargo, quien más contribuye a que el régimen parlamentario pierda legitimidad es Arturo Alessandri Palma , elegido Presidente de la República en 1920. Con él se inaugura un nuevo modo de hacer política en Chile, al hacer participar a las masas como interlocutoras de su programa de gobierno. Antes de Alessandri, la política era una cuestión eminentemente oligárquica, se desarrollaba entre cuatro paredes, en los salones de las familias de rango de la capital.
Alessandri fue un presidente atípico dentro del régimen parlamentario. Cuando comprobó que por los vicios del sistema (obstrucción parlamentaria y rotativa ministerial) no podría cumplir su programa, centrado en la legislación social, se enfrenta al Senado y sensibiliza al ejército sobre los defectos del régimen parlamentario. Sus opositores, en cambio, le acusan de querer establecer una dictadura y de intervenir en las elecciones parlamentarias de 1924. En este sentido, tanto el gobierno como la oposición contribuyen a desprestigiar el régimen.
Cuando el país vive esas circunstancias, en el Congreso se estaba discutiendo la dieta parlamentaria, que consistía en fijarle una remuneración a diputados y senadores.
Francisco Antonio Encina |
En principio, la idea de remunerar el trabajo legislativo era bien vista, porque permitía la participación en política de gente que no disponía de recursos; democratizando la política.
Sin embargo, esta iniciativa se discute cuando se pasaba por una difícil situación económica; había funcionarios públicos impagos y las fuerzas armadas, además de enfrentar problemas de remuneraciones, durante años esperaban se resolviera la ley de planta y ascensos, ambas pendientes en el Congreso.
Ante esas circunstancias, la oficialidad joven del ejército protesta, forma un Comité Militar y exige que el presidente vete la iniciativa de dieta y se apruebe una serie de proyectos de ley pendientes en el Congreso. Estos hechos y la voluntad del Comité Militar de seguir funcionando, a pesar de la aprobación de los proyectos de ley demandados, provocan la caída de Alessandri, la asunción de una Junta de Gobierno, integrada por dos generales y un almirante, y la supresión del Congreso.
Estos acontecimientos son los que se conocen como el movimiento militar de 1924 (septiembre de 1924).
Palacio Undurraga, Estado con Alameda, 1926. Hoy desaparecido
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Un nuevo movimiento militar (23 de enero de 1925) determina la caída de la Junta de Gobierno y el regreso de Alessandri, a pedido de la oficialidad joven del ejército. Durante el último año de su mandato, el presidente encabeza una comisión que elabora una nueva constitución, la Constitución de 1925.
Rechazada por los partidos, que abogaban porque se mantuviera el régimen parlamentario, la nueva constitución fue aprobada mediante plebiscito el 30 de agosto de 1925.
Establece el sistema presidencial de gobierno, la elección directa del Presidente de la República, la separación de la Iglesia del Estado, disminuyó los quórum para el funcionamiento de la cámara de diputados y del senado, estableció la incompatibilidad entre el cargo de ministro con el de parlamentario, creó el Tribunal Calificador de Elecciones y estableció que el Estado puede limitar el derecho de propiedad en beneficio del bien común. En resumen, restableció el poder presidencial, hizo más expedita la labor legislativa y le dio un sentido más social a la constitución.
Las nuevas preocupaciones del Estado se relacionan con la emergencia de las masas en la historia de Chile.
A partir del primer gobierno de Alessandri, los nacientes grupos medios y el proletariado industrial empiezan a discriminar respecto de los programas de gobierno, que desde entonces se exponen públicamente, a diferencia de antaño cuando sólo eran conocidos por la elite. Justamente por cambiar el modo de hacer política, Alessandri fue denominado el tribuno de la plebe.
Calle Ahumada, década 1920 |
Los sectores medios emergentes comienzan a ser incorporados al Estado a partir de entonces, constituyendo el soporte político y administrativo de Alessandri e Ibáñez así como de las futuras administraciones.
Conjuntamente a esa transformación social, se comienza a experimentar la crisis de la industria salitrera a raíz del invento del salitre sintético, durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Chile deja de detentar el monopolio de la venta de este producto, lo que afectará gravemente a su economía.
De ahí que, mientras en 1914 Chile controlaba el 55 por ciento del salitre, hacia fines de la guerra controlaba sólo 32 por ciento de ese mercado y 16 por ciento en 1926.
Para frenar ese proceso, el Estado se asocia a los empresarios extranjeros a cargo de la explotación, creándose la Compañía Salitrera de Chile (Cosach) en 1931, para luego controlar la industria salitrera con la creación de la Corporación de Ventas de Salitre y Yodo (Covensa) en 1933, iniciativa que permitió mantener por un tiempo la producción y atenuar la cesantía, pero no impidió la crisis definitiva de la explotación del nitrato.
Arturo Alessandri Palma (1920) |
Todo este proceso se vive en momentos en que los Estados Unidos comienzan a surgir como potencia, al transformarse de un país deudor en un país acreedor.
Esa situación repercute en Chile, donde luego de la Primera Guerra Mundial declina la influencia británica y alemana, aumentando la norteamericana.
Los capitales norteamericanos pasan a controlar la mayor parte de las salitreras, así como desde comienzos del siglo XX habían reiniciado la explotación del cobre en nuestro país.
Desde entonces, Estados Unidos se transformaría en nuestro mejor mercado y en el país desde donde provendrían la mayor parte de las importaciones y créditos que requería el país.
Como consecuencia de un vínculo tan estrecho con los Estados Unidos, la Gran Depresión que afectó a ese país en 1929 tuvo efectos muy negativos en Chile. Según la Sociedad de las Naciones, nuestro país fue el más afectado por esa catástrofe, dejando de percibir el 88 por ciento de sus ingresos en divisas y generándose una cesantía que no tenía precedentes.
Portada Constitución de 1925 |
Se dejó de percibir créditos externos y los salarios se redujeron aproximadamente en cuarenta por ciento.
Las exportaciones de salitre bajaron de 3.000.000 de toneladas métricas en 1928, a 275.000 en 1932, y el precio por tonelada de nitrato bajó de cuarenta dólares en 1929 a veinticuatro en 1932.
La Gran Depresión, además de empobrecer al país y provocar la cesantía descrita, ocasionó la caída del gobierno de Ibáñez en 1931, y el inició de un corto período de inestabilidad política conocido como la Segunda Anarquía (1931-1932) .
La crisis mundial de 1929 creó la sensación de que el capitalismo había llegado a su fin, y que el liberalismo, en cuanto su fundamento filosófico, también había entrado en crisis. De ahí que durante la década de 1830 las ideas socializantes van a ser las que estén de moda.
La Gran Depresión en EE.UU. |
El Partido Radical en la convención de 1931 oficializa la tendencia socialista que se venía manifestando en su seno desde 1906. Tanto, que de haber sido un partido ultraliberal en su origen, ahora rechaza el capitalismo, habla de la propiedad colectiva de los medios de producción y reconoce la lucha de clases. Sólo su rechazo de la revolución y la condenación de la dictadura lo apartaban de las tesis marxistas.
En cuanto a los socialistas, los distintos movimientos hasta entonces existentes se unifican formando el Partido Socialista de Chile, en abril de 1933. Por su parte, el Partido Comunista cambia su estrategia del ultra izquierdismo por la de los frentes populares, formula política que consiste en aliarse con partidos burgueses.
El Frente Popular se forma en 1936 con el concurso de radicales, comunistas y socialistas, logrando hacer triunfar como Presidente a Pedro Aguirre Cerda, en 1938.
Ahumada esquina Compañía, 1929
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La formación del Frente Popular implicó el quiebre de la tradicional alianza entre liberales y radicales, lo que facilitó el entendimiento de liberales y conservadores.
En este sentido, la década de 1930 determina la formación de un bloque de izquierda, integrado por radicales, comunistas y socialistas, y otro de derecha, formado por liberales y conservadores.
Se trata de una especie de alineación de los partidos políticos por clases, dejando atrás los partidos doctrinarios del siglo XIX, que se identificaban por ser clericales o anticlericales.
Al mismo tiempo que se produce una integración de los partidos políticos, que durará unos diez años, se radicaliza el electorado. Sin embargo, de algunos de estos partidos se disgregan grupos que terminaran formando nuevas agrupaciones políticas.
En 1932, algunos radicales y liberales descontentos con la gestión de los conservadores en la Sociedad Nacional de Agricultura, forman el Partido Agrario, que como Partido Agrario Laborista triunfará con Ibáñez en la elección presidencial de 1952.
También en 1932, surge el Movimiento Nacional Socialista, de tendencia fascista, que agita bastante la política de entonces para desaparecer en la década de1940. Por su parte, un grupo de jóvenes conservadores se separan del partido para formar la Falange Nacional en 1938, que en 1957, junto a sectores social cristianos y ex ibañistas, formaran el Partido Demócrata Cristiano.
Fin del ciclo del salitre
Llega el tranvía a Santiago, 1930
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La declinación del boom del salitre comenzó con la producción de nitrato sintético durante la Primera Guerra Mundial. El golpe final vino con la Gran Depresión de 1929, cuando el valor en dólares de las exportaciones de nitrato cayó casi al nivel de 1880.
La experiencia del salitre ha sido calificada por muchos analistas chilenos como una "oportunidad perdida". La versión extrema de esa tesis sostiene que las exportaciones de nitrato generaron una gran cantidad de recursos que fueron derrochados o sacados del país por firmas extranjeras y que, en ultimo termino, "aquí no quedó nada".
Esa visión corresponde a la "hipótesis del enclave": el sector exportador, dominado por la inversión extranjera, está más conectado a los países desarrollados que a la economía interna, requiere muy pocos insumos nacionales, y las utilidades se envían al exterior; en consecuencia, la economía anfitriona no se beneficia en absoluto.
Ante esta hipótesis surgen dos cuestionamientos diferentes: ¿por qué los empresarios chilenos no controlaron el negocio de la exportación de nitrato? ¿Fue realmente nula la contribución de las exportaciones salitreras al desarrollo chileno?
No es fácil entender las razones por las que Chile permitió a empresarios extranjeros adquirir una gran participación en la industria salitrera, tras una guerra que se libró y se ganó para proteger los derechos de empresarios chilenos a explotar esas riquezas.
Ferrocarril salitrero en Tocopilla, década de 1930 |
Existen varias explicaciones. La más relevante parece ser aquella que sostiene que la exportación en gran escala requiere de técnicas muy especificas y, aunque la tecnología requerida para la explotación salitrera era rudimentaria y conocida por los empresarios chilenos, la escala de producción y exportación era simplemente tan grande que el capital humano específico necesario —conocimiento experto de los sistemas bancarios y de comercialización, capacidad empresarial y administrativa para coordinar numerosas operaciones internas y externas de gran envergadura, contactos externos organizativos y diplomáticos, etcétera—, no estaba disponible en el país.
Los empresarios extranjeros fueron fundamentales en la generación de una industria exportadora de nitrato en gran escala, que resultó altamente rentable: las utilidades después de impuestos se han estimado en más del 30 por ciento de las ventas brutas. Debido a que los inversionistas extranjeros controlaban alrededor del 70 por ciento de las exportaciones salitreras, las remesas de utilidades habrían alcanzado a cerca del 6 por ciento del Producto Geográfico Bruto (PGB). Esta cifra es más alta que la transferencia real vinculada al servicio de la deuda externa efectuada en la década de 1980 (la que fluctúa en torno del 4 por ciento del PGB).
Así como los extranjeros obtuvieron grandes retornos de su inversión, el gobierno chileno logró retener una parte importante de los excedentes. Se ha sostenido que Chile debió reclamar una participación mayor en tales excedentes, a lo que debe señalarse que el principal (y posiblemente el único) objetivo de la política del gobierno en relación al sector salitrero fue precisamente extraer el excedente chileno a través de la tributación. Los ingresos tributarios por exportaciones salitreras alcanzaron a cerca del 30 por ciento de las ventas totales de nitrato; en comparación con los ingresos anteriores del gobierno, este porcentaje puede considerarse un logro de importancia.
Estación Central de Santiago, 1920
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Como se ha mencionado, el gobierno utilizó parte de los ingresos tributarios del salitre para financiar infraestructura social y física. Algo quedó también en el sector privado chileno; aquí hay un buen número de ejemplos de recursos dilapidados en "consumo conspicuo": Durante el boom del salitre las importaciones de bienes de consumo como vinos, joyas, vestuario y perfumes alcanzaron casi el doble de las de maquinaria industrial y agrícola por varios años.
En conclusión, el auge de las exportaciones salitreras dio un gran impulso al sector externo chileno, transformándose en el motor del crecimiento y generando dos cambios estructurales fundamentales en la economía chilena. Primero, los inversionistas extranjeros llegaron a ser agentes importantes, principalmente en el sector minero exportador. Segundo, a pesar de la ideología predominante del laissez-faire, el gobierno empezó a adquirir un papel cada vez más protagónico en la economía, debido a los grandes ingresos tributarios generados por las exportaciones salitreras.
De 1924 a 1938: una era de crisis
Entre estas dos fechas, hubo en Chile diversas experiencias políticas, varias de las cuales implicaron el uso de la fuerza. Esto fue motivado por el impacto de la crisis del salitre, luego de la crisis mundial de la economía y por la influencia de los movimientos autoritarios en Europa (fascismo y nazismo).
Ibáñez del Campo |
La primera experiencia fue la intervención militar iniciada en 1924, que se prolongó hasta 1931.
Esta acción tuvo orígenes complejos: al comienzo pareció tener un significado social positivo, ya que los militares, encabezados por el coronel Carlos Ibáñez , forzaron la aprobación de algunas leyes sociales, como aquellas que creaban un sistema de pensiones y el Código del trabajo, que permitían organizar los sindicatos y reglamentar las huelgas. Pero, por otro lado, esa intervención acarreó la renuncia de dos presidentes elegidos (Arturo Alessandri y Emiliano Figueroa), la elección de un militar (Carlos Ibáñez) a la presidencia, que ejerció el poder en forma dictatorial, con un Parlamento compuesto por miembros no elegidos (con el acuerdo de los principales partidos), que intentó manipular a los sindicatos, declaró ilegal al partido comunista y limitó seriamente la libertad de expresión.
Todo esto llevó al exilio a varios opositores; hubo también algunos que fueron asesinados. Por otro lado, aprovechando una coyuntura económica favorable entre 1927 y 1929, Ibáñez multiplicó las obras públicas y creó organismos de crédito industrial y agrario. En el plano administrativo, fusionó los diversos cuerpos de policía uniformada que había en el país, creando el cuerpo de Carabineros , a quienes se confió la guardia presidencial.
En julio de 1931, Ibáñez renunció al poder, luego de las protestas causadas por la crisis mundial. Pero la situación política siguió muy inestable durante la mayor parte de la década de 1930. En septiembre de 1931 se produjo una rebelión de la marinería de guerra, y en junio de 1932 tuvo lugar un golpe de estado, por obra de un grupo de civiles y de militares con ideas de izquierda, que tomaron el poder y proclamaron una efímera “República socialista”.
En 1933, surgió un movimiento de inspiración nacional socialista que tuvo cierto auge. Ese mismo año, desconfiando de la lealtad de los militares, el gobierno del liberal Arturo Alessandri Palma (elegido por segunda vez a la presidencia, en 1932) propició la formación de una importante organización armada de civiles de derecha, la “Milicia republicana”, que aspiraba a defender un orden que parecía amenazado.
Carabineros, desde 1929 |
Sólo en 1938, tras una tentativa de golpe por parte de los nazis , se volvió a una vida política más estable. Un hecho clave en ese sentido fue la elección, en ese mismo año, del gobierno del Frente Popular, alianza de centro-izquierda que reunía al partido radical, a socialistas y comunistas, en una alianza multiclasista de algunos sectores de propietarios, clases medias y obrera.
La economía, aunque siempre basada en la exportación de minerales, como el cobre y el salitre, se recuperó gradualmente de la crisis de 1929. La presencia de capitales norteamericanos fue cada vez más grande, tanto en las minas como en nuevos servicios, como el de los teléfonos, que fue controlado en forma monopolística por la ITT desde 1929. Hubo algunas industrias que adquirieron gran importancia, como la textil Yarur, fundada en 1935.
Crack o crisis económica de 1929
La crisis financiera de 1929 constituyó el inicio de la depresión económica que afectó a todo el globo durante la década de 1930. Durante 1927 los inversores se centraron en el mercado interior. Ello provocó un alza en las acciones de las empresas que cotizaban en la Bolsa.
El optimismo económico provocó que tanto los grandes inversionistas como una gran proporción de las clases medias americanas invirtieran un enorme capital en los negocios bursátiles. Se crearon gran cantidad de empresas cuya misión era la de aconsejar al inversionista sobre las mejores oportunidades del mercado.
Una semana que cambió el siglo
La Gran Depresión trajo cosas como esta, 1929 |
Durante 1929 los inversores empezaron a pensar que sería mejor invertir fuera de la Bolsa. Se inició entonces un fuerte movimiento vendedor.
El 23 de octubre de 1929 se vendieron seis millones de acciones. El día siguiente, el llamado jueves negro, se vendieron más del doble de acciones. La semana siguiente el precio de las acciones cayó en picada. El martes negro colapsó la Bolsa. Este día se vendieron 16 millones de acciones.
El hundimiento de los valores bursátiles afectó al resto de las Bolsas americanas. Se generalizó la quiebra de empresas y aumentó el desempleo.
Todo esto fue el inicio de la Gran depresión que marcó la década de 1930.
La economía europea contagiada por la crisis económica sufrió también un proceso recesivo. Países como Alemania y Gran Bretaña entraron en una fase de depresión financiera. Francia tardó algo más en verse afectada por la crisis pero cuando la alcanzó lo hizo con gran intensidad.
Países sudamericanos que hasta entonces habían demostrado un potencial de crecimiento económico sufrieron un gran retroceso en sus intereses debido al hundimiento de los mercados.
Familia de Alabama, Estados Unidos, 1935 |
A finales de 1928, el presidente de los Estados Unidos, Coolidge, declaraba: "Ninguno de los Congresos hasta ahora reunidos para examinar el estado de la Unión tuvo ante sí una perspectiva tan favorable como la que ofrece en los actuales momentos.
Por lo que respecta a los asuntos internos, hay tranquilidad y satisfacción, y el más largo período de prosperidad. En el exterior hay paz, y esa sinceridad promovida por la comprensión mutua”.
La bancarrota bursátil de 1929 arrastró la más profunda crisis bancaria conocida y, como último escalón, el hundimiento generalizado de empresas. En 1929 cerraron en Estados Unidos 642 bancos; en 1930 la cifra aumentó a 1.345, y en 1931 quebraron otros 2.298.
Como consecuencia de estos cierres, la ya frágil situación financiera de las empresas industriales y comerciales se vino abajo y en sólo dos meses de 1929 cerraron 23.000 empresas norteamericanas, a las que se sumaron las 26.000 quiebras de 1930 y otras 60.000 en los dos años siguientes.
Ver: La crisis de 1929 en Chile
Fuentes Internet:
http://www.plataforma.uchile.cl/fg/semestre2/_2002/economia/modulo1/clase2/doc/meller.doc
http://www.odisea.ucv.cl/pags/unidades2/unidad5/contenido1.html
http://www.salesianoconcepcion.cl