Chonos |
Este pueblo se mezcla con los Cuncos, imponiendo su carácter de pueblo marítimo; practicaban la pesca y también la cacería de lobos marinos para lo que utilizaban las embarcaciones construidas por ellos llamadas "Dalcas" que eran tres tablones que habían sido curvados con agua y con fuego y que estaban cocidas entre sí mediante fibras vegetales habitaron entre los 43º y 48º de latitud sur; es decir, ocuparon parte del sur austral, incluyendo los actuales archipiélagos de Chonos y las Guaitecas, aventurándose a navegar peligrosamente por los canales y por el tempestuoso Golfo de Penas.
Es interesante señalar la presencia de algunos elementos marítimos de aparente origen polinésico, como el remo de paleta ancha denominado "Pagaya" y el empleo de un ancla de madera y piedras llamado "Sacrlo, lo que aparentemente confirmaría los viajes de grupos polinésicos a las costas de Chile y especialmente a Chiloé. La presencia del pueblo Chono es la base de la gran tradición marítima de los chilotes.
Chonos
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Su organización social consistía en bandas muy pequeñas que solo se mantenían permanentemente unidas a nivel familiar. Las mujeres también participaban en actividades económicas básicas mariscando en las playas, también contribuían a la crianza de perros de los cuales aprovechaban el pelaje y tejían paños de tosca textura.
Cuando los Chonos no estaban navegando vivían en armazones de cuero y madera en cavernas naturales. La alfarería, aparentemente, les fue desconocida; fabricaron lanzas, masas o garrotes, anzuelos de madera y redes de fibra vegetal.
Los Chonos y la navegación
Los chonos usaban para navegar una embarcación de tres tablas creada por ellos y alabada por los europeos que tuvieron contacto con ellos, conocida como DALCA, la que es descrita en forma precisa por el cronista Jesuita Diego de Rosales en su Historia del Reyno de Chile:
"Pero la embarcación más usada en la provincia de Chiloé es la Piragua, embarcación que desde la California al Estrecho de Magallanes no se conoce otros indios ni españoles que la usen en todo este mar austral. Fabrican las piraguas de solas tres tablas cosidas: cortan los tablones del largo que quieren la piragua, y con fuego entre unas estaquillas los van encorvando lo necesario para que hagan buque, popa y proa, y el uno que sirve de plan levanta la punta de delante, y de detrás más que los otros para que sirva de proa y popa, y lo demás de quilla; las otras dos tablas arqueadas con fuego sirven de costados: con que forman un barco largo y angosto, juntando unas tablas con otras y cosiéndolas con las cortezas de unas cañas brabas que llaman Culeu, machacadas, de que hazen unas soguillas torcidas que no se pudren en el agua. Y para coser las tablas abren con fuego unos agujeros en correspondencia, y después de cosidas las calafatean con las hojas de un árbol llamado Fiaca o Mepoa, que son muy viscosas, y le sobreponen cortezas de maque, y de esta suerte hazen piraguas capazes para doscientos quintales de carga. Llevan uno en la popa que la gobierna con una pala o canalete, y ocho o diez remeros, y uno que va siempre dando a la bomba o achicando con una batea, porque como tiene tantos (. . .) y las tablas están cosidas y no (...) ajustadas y calafateadas, siempre hazen agua. Quando ay viento favorable tienden una vela, y a vela y remo vuela sobre la espuma, sin que la ofendan las hinchadas olas de aquellos tempestuosos mares, por más que se levanten hasta las nubes, que como es tan ligera y los pilotos tienen cuidado de enderesar la proa a chocar con las olas, están lexos de sumirla con su hinchazón y de ofenderla con su brabeza, que antes la levantan como en brazos y vaxándola en ellos la ponen en los brazos de la ola siguiente, y así de mano en mano o de cuna en cuna va nadando sobre los mas crespos y erizados mares."
"Y era imposible que ninguna otra embarcación pudiese surcar por ellos como lo han experimentado, que ni barcos, ni chalupas, ni fragatas, ni otros géneros de embarcaciones, con que han probado los Españoles navegar aquellos golfos, son tan apropósito como estas piraguas de tres tablas, porque todas las demás embarcaciones peligran y sozobran en aquellos tempestosos golfos que ay entre las islas, y sola esta camina segura sobre las espumas. Y así no solo los indios, sino los españoles, desechan todas otras embarcaciones y solo navegan en estas, fiándose a solas tres tablas cosidas con una soguilla."
Los sitios arqueológicos Chonos
A fines del siglo pasado el marino chileno Enrique Simpson nos describe diferentes tipos de sitios arqueológicos visitados por él en la exploración realizada en la Corbeta Chacabuco por el territorio Chono: "Esta tarde acampamos todos sobre una meseta de conchas en la costa sur de la isla Traiguén o Acuau, dentro de un canal angosto que corre de Este a Oeste, i que los antiguos chonos titulaban los Guaihuenes, lo que en su idioma significa Nación del Sur. En toda esta vecindad se encuentran estos bancos agregados a la costa, i a mi juicio, son artificiales; pues son aislados como lunares i se componen de conchas de todas clases revueltas. Su situación es siempre en lugares propios para campamento de indios acuáticos i por esta razón creo sean las conchas del marisco que comían. No falta, tampoco, quien los crea cementerios. El de que trato es casi cuadrado, de unos cien metros de lado con una elevación como de cuatro metros sobre la alta marea, i su superficie mui pareja i cubierta en la actualidad de pasto i algunos arbustos de Calafate y Michai." pp:71.
"Esta noche, después de una bogada larga e incómoda por el mucho granizo que nos cayó, i consiguiente frío, acampamos en el canalcito de los Guaiguenes, al SO. de la isla Traiguén, sobre la misma meseta de conchas del año anterior.
"Esta meseta la describí entonces, dando mi parecer de que no era otra cosa que un cementerio chono; con esta nueva visita he adquirido la certidumbre de esto, pues encontramos algunos huesos humanos, mui destruidos, que proyectaban del fronton, gastado por las aguas...
"En este canal donde abunda el marisco i es por otro lado perfectamente defendido de los vientos temibles y mar gruesa, debieron ser comparativamente numerosos los indíjenas, como lo atestiguan este i otros bancos vecinos de conchas mezcladas; no bajando de 20.000 metros cúbicos el de que trato."
"...mi viaje por el canal Lagreze i vuelto por los de Tuamapui Amortajado.
"En este último canal existe una caleta que he denominado Momias, por contener en un barranco, como a dos metros del agua, unas cuevecitas donde se han encontrado restos de la raza de indios chonos, de los cuales solo se ven ahora en ellas algunos fragmentos de huesos, habiendo sido extraídas las osamentas perfectas, años há, por los loberos i vendidas para los Museos." pp:114.
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Los enterratorios Chonos
Una buena descripción del patrón funerario atribuido a los Chonos, lo encontramos en el relato del inglés John Byron en su obra "El naufragio de la Wager" (1768).
"Mientras vagábamos por la costa, en grupos separados, en busca de cualquier comestible, el cirujano, que andaba por su cuenta, descubrió un gran agujero que parecía conducir a alguna caverna o escondite entre las rocas. No sólo no era escabroso o natural, sino que presentaba señales de haber sido labrado y hecho accesible por la industria del hombre. El cirujano vaciló algún tiempo si se aventuraría a entrar, en la inseguridad de la recepción que pudiera hacerle cualquier habitante, pero, vencidos sus temores por la curiosidad, resolvió meterse, lo que hizo gateando con las manos y las rodillas, porque el paso era demasiado bajo para que pudiese entrar de otra manera.
" Después de atravesar así un trayecto considerable llegó a una cámara espaciosa, pero no pudo cerciorarse de si era natural o cavada a mano. La luz entraba a esta cámara por un agujero practicado en la parte de arriba y en el medio había una especie de anda hecha de palos entrecruzados, que descanzaba en unos puntales de cerca de cinco pies de altura. Sobre el anda había cinco o seis cadáveres rendidos y que, en apariencia, debían de haber permanecido allí desde largo tiempo, pero que no habían sufrido descomposición o reducción. Estaban desnudos, y la carne de los cuerpos se había puesto perfectamente seca y endurecida, sin que pudiésemos darnos cuenta de si esto se obtenía por algún arte o secreto que poseyeran los salvajes o si era ocasionado por alguna virtud secante del aire de la cueva...
"...había otra fila de cadáveres, depositados de la misma manera, sobre otra plataforma debajo del anda. Probablemente era éste el sitio donde sepultaban a sus grandes hombres, que llaman caciques; pero nos fue enteramente imposible averiguar de dónde podían haberlos traído, porque no había señales de existir asiento de indios en los alrededores. En ninguna de las bahías y caletas que habíamos tocado desde que dejamos la isla divisamos ningún salvaje ni hallamos señales, como restos de las fogatas o cabañas abandonadas, que siempre ellos dejan tras su paso; y es muy probable que esta costa sea muy poco frecuentada a causa de los violentos mares que siempre la azotan, de su deforme aspecto y del suelo tan pantanoso que la cubre por doquiera."
La extinción de los Chonos
Los chonos desaparecen en las descripciones de cronistas y viajeros a mediados del siglo XIX, aunque ya en 1674 el marino Antonio de Vea registra su alejamiento de las rutas transitadas por los españoles en los archipiélagos meridionales.
Un grupo de cerca de 200 individuos se fue a vivir, en 1710, cerca de los españoles, primero en la Isla de Huar y más tarde en la de Chaulinec, desde donde desaparecen del registro histórico, probablemente al mezclarse con los mapuches de Chiloé.
Otro grupo se desplaza hacia sectores más meridionales, al sur del Golfo de Penas, asentándose en la región de los mares interiores de Otway y Skyring, en plena región alacalufe, donde fueron encontrados por la expedición de Fitz Roy en 1835. Debido a su influencia, los alacalufes adquieren tardíamente la dalca.
Sabemos también por los datos de las crónicas y por las recientes investigaciones bioantropológicas, que una parte de los chonos, al restringirse su movilidad por la presencia europea en sus territorios, sucumbe a las enfermedades introducidas en el área como otra secuela, de este contacto. Una parte importante de los chonos desaparecerá producto de las rivalidades y conflictos con los mismos europeos y la población mestiza de los archipiélagos chilotes.
Hoy en día son los vestigios de esta cultura extinta los que se encuentran en peligro de desaparecer definitivamente. Cuevas y aleros, sus cementerios y hogares, son saqueados periódicamente por buscadores de tesoros, coleccionistas inescrupulosos y turistas ocasionales, desgraciadamente cada vez más frecuentes. Otros sitios, como conchales y campamentos, son destruidos por la creciente explotación de los inmensos recursos que tiene el área, la que siendo muy intensiva no respeta la necesidad de preservar el ambiente y mucho menos los vestigios del pasado. Sin embargo, estos vestigios, tan poco respetados, son la base que permitirá comprender una de las estrategias adaptativas más exitosa para vivir en esos ambientes tan rigurosos, comprensión ineludible para solucionar los graves problemas que han enfrentado los actuales proyectos de colonización de estos territorios. La arqueología se transforma así en una herramienta para el desarrollo socioeconómico del país.
Fuentes Internet:
http://rehue.csociales.uchile.cl