Combate naval de Angamos

Después de ocurrido el Combate Naval de Iquique con el hundimiento de la Esmeralda, y luego de ser enterrados los muertos en la ciudad de Iquique, donde también se dio honrosa sepultura a Prat, el Huáscar se dirigió al Sur y bombardeó a Antofagasta. Regresó entonces al Callao, para arreglar sus desperfectos, y una vez listo volvió de nuevo al Sur.

En esta correría, apresó cerca de Antofagasta al transporte chileno Rímac , que conducía todo un cuerpo de ejército y gran cantidad de armas y municiones. Este hecho produjo en Santiago y en las principales ciudades del país un movimiento de protesta contra los jefes de la guerra en el mar. La prensa y las Cámaras se hicieron eco de esta indignación. Se levantó entonces el bloqueo de Iquique, la Escuadra se recogió a Valparaíso, a fin de prepararse para una nueva campaña, y luego el almirante Williams Rebolledo presentó su renuncia. L

Combate naval de Angamos.

o reemplazó  el capitán de navío Galvarino Riveros.

Mientras tanto, el Huáscar y algunos buques menores del Perú se convertían en el terror de las costas de Chile. Durante varios meses, Grau, astuto y valeroso, había sabido burlar la persecución de las naves enemigas. Pero su fortuna no se prolongó demasiado.

Vuelta la escuadra chilena a entrar en campaña, se concertó un plan para dar cazar al rápido y formidable acorazado del Perú. En efecto, el capitán Juan José Latorre , comandante del acorazado chileno Cochrane , encontró al Huáscar de regreso de una excursión al Sur, frente a Mejillones en la Punta de Angamos , el 8 de octubre e 1879. Aunque éste quiso huir, no lo consiguió porque el Cochrane era de más andar. Obligó, pues, Latorre a librar combate allí mismo al ya temible Grau.

La acción no fue larga; duró una hora y media. A los primeros tiros, Grau cayó despedazado por una bala de metralla que hizo volar la torre blindada desde la cual dirigía su buque. Murió como un héroe.

Dos oficiales que sucesivamente ocuparon su puesto, rodaron también barridos por las balas. Llegado el Blanco Encalada , acorazado que dirigía Riveros, a reforzar la acción del Cochrane, el gran barco peruano se rindió. Poco tiempo después, una corbeta peruana, la Pilcomayo , se entregaba también a sus vencedores, con lo cual la escuadra de Chile quedaba dueña del océano. Los demás buques del Perú no salieron ya de sus puertos.

El Huáscar, reparado, se incorporó a la armada chilena. Hoy se conserva, como un santuario de las glorias navales de Chile y del Perú, en el puerto de Talcahuano.

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