Óscar Wilde |
Nació en Dublín, en octubre de 1854. Su padre, sir William Wilde, era un destacado oftalmólogo, aficionado a la literatura y famoso por sus aventuras; su madre, Jane Elgee, una mujer culta y extravagante, que escribía poemas bajo el seudónimo de Speranza.
El salón de los Wilde era el más apreciado de Dublín.Oscar Wilde inició sus estudios universitarios en su ciudad natal. Dos años después ingresó al Magdalen College de Oxford. Allí se convirtió en discípulo de Ruskin y de Pater. Este último, que propiciaba una especie de culto hacia el arte y la belleza, tendría una influencia decisiva en el futuro escritor.
Mucho antes de darse a conocer como escritor, Oscar Wilde había alcanzado una gran notoriedad. En plena juventud llamaba la atención por su personalidad refinada y su vestimenta rebuscada; por su conversación brillante y agresiva; y por su agilidad intelectual, con la cual desconcertaba e incluso ridiculizaba a quienes le rodeaban.
A la muerte de su padre, Óscar Wilde recibió una herencia que dedicó íntegramente a un viaje por Italia y Grecia. En ambos países reafirmó su gusto por todo lo antiguo. De vuelta en Londres, escribió algunos poemas y más tarde realizó una gira a América del Norte, donde dictó, con gran éxito, una serie de conferencias. Luego se instaló en París, ciudad dónde también adquirió una gran fama, pero más por su personalidad que por su obra literaria.
Entre los años 1885 y 1891, nuevamente en Londres, escribió "El Príncipe Feliz", volumen de cuentos, y sus dos novelas más conocidas: "El crimen de lord Arturo Saville" y "El retrato de Dorian Gray" obras —especialmente esta última— que despertaron el interés de la crítica y del público.
Su afición a las conversaciones ingeniosas y a las frases sorprendentes, su facilidad para participar en diálogos chispeantes, lo llevaron, a partir de 1892, a expresarse literariamente de otra manera: a través de la comedia. Con gran éxito estrenaría en Londres "El abanico de Lady Windermere", "La importancia de llamarse Ernesto", "Un marido ideal" y "Una mujer sin importancia".
Más tarde, en 1893, escribió "Salomé", una obra de teatro en francés, que dedicó a Sara Bernhardt y que ella misma representó en París.
Sin embargo, a pesar del éxito literario y quizás debido a él, Oscar Wilde entró en una etapa que muchos de sus contemporáneos calificaron de decadencia moral, durante la cual fracasó su matrimonio. Su vida se complicó principalmente a causa de un juicio por injurias que el propio escritor entabló en contra del marqués de Queensberry. El juicio se volvió contra él y resultó condenado a prisión.
Después de dos años de trabajos forzados, en la cárcel de Reading —donde escribió "De profundis"— se refugió en París. Allí, en medio de una vida solitaria, oscura y extremadamente pobre, escribió "Balada de la cárcel de Reading".
Abandonado por todos, Oscar Wilde murió en 1900, sólo dos años después de dejar la prisión.
Originalmente, los cuentos de la recopilación de "El Príncipe Feliz" habían sido narrados a su hermano, quien le solicitaba a menudo argumentos para artículos que aparecerían en un periódico. El cuento titulado "El Príncipe Feliz" ha sido considerado por los críticos como el mejor relato de Wilde. En éste, como en todos sus cuentos, se refleja su arte inspirado en el preciosismo. Otro de los relatos contenidos en esa primera recopilación, y que destaca por su tono humorístico e irónico, es "El famoso cohete".
En 1891, Wilde publicó una segunda serie de novelas cortas bajo el titulo de "La casa de las granadas". Al igual que las primeras, estas narraciones fueron contadas por el autor a su hermano, y luego escritas.
Algunos críticos han visto en los relatos breves del escritor irlandés una derivación de los cuentos de Andersen. Sin embargo, aunque podría haber cierta similitud en algunos argumentos en estas obras, son evidentes, en cambio, los últimos reflejos del romanticismo.
Sin duda, en sus narraciones, que se leen con gran interés, están presentes la extraordinaria fantasía de Wilde y su gusto por la belleza. En muchos de sus cuentos hay una idea central común: en algún momento de su vida, o después de ella, los jóvenes protagonistas entran en contacto con el dolor y los sufrimientos de los hombres. Y este encuentro les produce un cambio trascendental.