Robert Louis Stevenson |
Robert Louis Stevenson nació en 1850, en Edimburgo, Escocia. De constitución débil, desde niño se acostumbró a estar enfermo. Pasaba las noches en vela y sufría agotadores accesos de tos. Terribles pesadillas —algunas de las cuales aparecerían más tarde en sus relatos— le llenaban de espanto. Sólo tenía el consuelo de los cuidados de Alison Cunnigham, su nurse, a quien consideraba como su "segunda madre"
Su nacimiento ocurrió un año antes de la Gran Exposición Universal de Londres. Cuando ésta se inauguró, en 1851, en sus pabellones se pudieron admirar los principales descubrimientos, inventos y maquinarias que habían hecho posible la Primera Revolución Industrial, y un anticipo de la que llegaría a ser la segunda, ya en gestación. Allí se concentraba toda la tecnología de la época, además de lo que se consideraba digno de mostrar de las ciencias y las artes.
Con la reina Victoria a la cabeza, Inglaterra iniciaba las décadas que serían consideradas como la época de oro del periodo victoriano.
Junto al optimismo y a la satisfacción de pertenecer a un imperio que se hallaba "a la vanguardia de la civilización", los ingleses cultivaban algunos hábitos que se transformaron en símbolos de la moral victoriana: la honestidad y la laboriosidad; el guardar a toda costa las apariencias; cierta solemne seriedad y una hipócrita mojigatería en todo lo relacionado con el sexo.
Esta rígida moral y esta falta de soltura y de sentido del humor no escapó a la mordacidad de los principales escritores victorianos. Charles Dickens , H. G. Wells, Lewis Carroll y Bernard Shaw, entre otros, la satirizaron y combatieron en varias de sus obras.
Era lógico que un hombre enfermizo y sensible como Stevenson, y descontento siempre de sí mismo, no pudiera hallarse a gusto ni en el frío clima de su Escocia natal, ni en un ambiente moral tan distinto al de su estructura sicológica.
Pese a esta naturaleza débil en lo físico, estudió derecho en su ciudad natal. En 1870 —a los veinte años de edad— sufrió una grave afección respiratoria que casi le mata. Entretanto había empezado a escribir artículos que enviaba a diversas revistas londinenses.
Decidido a sanar y a dedicarse a escribir, Stevenson se traslada en 1873 a la Riviera francesa. Tres años más tarde en Fontainebleau, conocería a quien llegaría a ser su mujer: Fanny Osbourne.
En 1878, Stevenson publica su primera obra: "Viaje tierra adentro". En ella narra un viaje en canoa por Francia e Inglaterra. La fantasía y la excentricidad que estarían presentes en casi todos sus libros ya aparecen en éste.
Le sigue, un año después, "Viajes en burro por las Cévennes", donde describe con humor a algunos de los pintorescos habitantes de esta cadena montañosa francesa. No hay que olvidar que a mediados del siglo diecinueve los libros de viaje constituían la principal forma de dar a conocer la geografía y la idiosincrasia de los distintos países.
Durante aquel mismo año Stevenson viaja a California en busca de Fanny Osbourne, con la que finalmente se casa. Fanny, además de una buena compañera, es una exigente crítica de su obra.
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Stevenson leyendo, pintura. |
En 1880 regresa a Europa e intenta encontrar un lugar donde tratarse de una tuberculosis ya muy avanzada. Deambula por diversos sitios de Suiza, Francia y el sur de Inglaterra. Entretanto escribe su ensayo "Virginibus Puerisque", que publica en 1881.
Durante aquel verano de 1881, Stevenson escribe "La isla del tesoro" , que publicará en 1883. En la novela —la cual está situada en la época de los filibusteros— el escritor encarnará algunos de sus miedos y pesadillas en su protagonista: el joven Jim Hawkins.
La obra está muy bien estructurada y sus personajes son coherentes con el carácter y el nivel de educación que tienen. Afortunadamente, Jim ha tropezado en su desamparo con hombres auténticamente honestos como el doctor Livesey y el capitán Smollet. Contrastan con ellos los rudos y sanguinarios John Silver y Perro Negro.
Stevenson se encuentra ya en plena efervescencia creativa. Luego de "La isla del tesoro" escribe una serie de relatos breves: "Las nuevas noches árabes", que publicará en 1882. En éstos se destaca lo fantástico y sobrenatural mediante una notable y minuciosa creación de atmósferas y ambientes.
Hacia 1885 la enfermedad de Stevenson se ha agravado. El escritor se traslada a Bournemouth, un balneario al sur de Inglaterra, junto al canal de la Mancha.
Edita entonces la novela que lo hará famoso: "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde" (1886). Marcadamente influenciado por Poe, el libro se convierte en un best seller desde su publicación.
Angustiado tanto por su enfermedad como por su sombría imaginación e incapaz de permanecer en un lugar por mucho tiempo, durante 1887 Stevenson viaja con su mujer por los Estados Unidos. Y publica "Memorias y retratos" . Aunque son breves recuerdos aparentemente inconexos, éstos muestran vívidamente episodios de la juventud del escritor en Escocia.
Cuando muere su padre, Stevenson rompe para siempre con su país natal. Se traslada a los Mares del Sur, por los que viaja durante 1890, para establecerse finalmente en Vailima, cerca de Apia, la capital de Samoa Occidental. Son años de gran creatividad, que le transforman en una especie de personaje local.
La obra más interesante de ese tiempo es "Cartas desde Vailima" . Ellas muestran a un narrador al cual no se le escapa ningún detalle de los que le rodean, y cuya vívida fantasía sabe envolverlos en un halo de interés y de misterio.
Repentinamente —en diciembre de 1894— Stevenson muere de un ataque de apoplejía. Tiene 44 años y deja inconclusa una novela: "Weir of Hermiston".
Nacido en un mundo en que triunfaban la industrialización, el comercio y la prosperidad material, Stevenson debería haber adoptado, como fórmula literaria, el realismo que utilizaron los escritores de su tiempo. Pero así como pasó su vida huyendo del clima frío y brumoso de su Escocia natal, y evadiéndose de la moral rígida e hipócrita de sus compatriotas, mantuvo su obra dentro de la tendencia que se avenía mejor con su temperamento atormentado y fantasioso: el romanticismo.
Esta tendencia fue definida acertadamente por uno de sus ilustres contemporáneos, H.G. Wells, quien lo calificó como "el último de los escritores románticos" de su generación.