Diego Rodríguez de Silva y Velásquez |
Este genio de la pintura fue andaluz de nacimiento, de Sevilla, donde nace el 6 de junio de 1599. A partir de aquí se difuminan los datos que existen sobre su historia personal. Parece seguro que su madre era sevillana, Jerónima Velázquez, de la que tomó su nombre artístico (no por feminista sino por ser propio de la época), y su padre un judío convertido al cristianismo y de origen portugués.
Contaba con cinco hermanos menores que él -también propio de la época-. Cuentan los entendidos que la familia pertenecía a la clase social de la burguesía, afirmación lógica si pensamos que cuando Dieguito contaba con diez años ya estaba estudiando pintura en un famoso taller de Sevilla, el de Francisco Herrera, "El Viejo". Poco estudió con "El Viejo" porque el siguiente año ingresó en el Taller de Francisco Pacheco cuya fama de buen pintor y hombre de cultura superaba a la del anterior maestro.
Mientras él estudiaba pintura, aprendía a leer y a escribir y se codeaba gracias a don Francisco Pacheco con los intelectuales y aristócratas de ideas avanzadas de Sevilla, los demás niños, niñas y jóvenes del "populacho" luchaban por sobrevivir trabajando desde temprana edad, la inmensa mayoría de ellos analfabetos, sin cultura ni educación.
Así es que esto es lo que conocemos de su niñez, que ya desde una edad muy temprana apuntaba excelentes trazos de artista. Con veintiún años pintó un cuadro que luego fue muy famoso y que se titula "El aguador de Sevilla". Desde luego, se sabe que con esta edad ya estaba casado con una hija de su maestro Pacheco, Juana, de la que se conoce apenas nada, pero que le siguió a todas partes como una sombra y que murió siete días después de que lo hiciera él.
Velázquez fue el pintor de la corte cuando reinaba Felipe IV, siendo además cortesano, o sea ayudaba a otras tareas propias de los reyes y su entorno, y el encargado de proyectos decorativos y artísticos en esta misma corte. Además, y gracias a las influencias del rey, consiguió diversos títulos nobiliarios que desataron envidias y venganzas a su muerte.
Poco más sabemos de su vida como persona. Si fue buen esposo, buen padre, buen amigo, se desconoce. También desconocemos su personalidad, si era tacaño o soberbio o tímido, o si por el contrario era atrevido, solidario, amigable.
Algunos de estos rasgos podemos adivinarlos por su pintura. La forma de romper moldes, la manera desordenada en la que daba sus pinceladas que componían figuras y colores perfectos. Era un adelantado de su tiempo. Debieron transcurrir casi trescientos años para poder ver algún movimiento en pintura que se asemeje a lo que Velázquez comenzó.
Etapas en la vida de Velásquez
Etapa de Sevilla.
En 1609, cuando contaba con diez años, entra a aprender el oficio de pintor en el taller de Francisco Herrera, el Viejo. En 1610 cambia formando parte del taller de Francisco Pacheco. Aquí conoce las novedades artísticas que llegan de Italia.
Se deja atrapar por la corriente tenebrista (colores oscuros, sobre todo en los fondos de las pinturas, la pintura tiene apariencia "tenebrosa"), naturalista y costumbrista (pinta objetos y situaciones muy naturales, como de la vida diaria y de costumbres de aquellos tiempos).
En esta época se deja influir sobre todo por un pintor italiano llamado Caravaggio. Son de estos años pinturas como: "El aguador de Sevilla", "La adoración de los Reyes Magos", "Mujer friendo huevos" y otras representaciones religiosas y bodegones.
En 1617, con dieciocho años, es examinado por el gremio de pintores de Sevilla, lo cual le permite abrir un estudio y ejercer libremente su oficio.
Sevilla era una ciudad rica y próspera pero el futuro de un pintor estaba limitado porque los principales clientes eran los monjes y además de éstos no había muchos coleccionistas privados para poder vivir digna y desahogadamente de la pintura. Así es que el joven Velázquez hizo caso de lo que Pacheco le aconsejaba y marchó a Madrid, al corazón del reino, donde desde 1621 reinaba Felipe IV y era ministro omnipotente un ilustrísimo andaluz y sevillano también, el conde-duque de Olivares Don Gaspar de Guzmán.
Primera Etapa de Madrid
En 1621 Velázquez realiza su primer viaje a Madrid buscando, además de poder contemplar y aprender de las colecciones de pintura reales, establecerse como pintor de la corte. No lo consigue y regresa a Sevilla.
De este viaje se lleva la influencia de la pintura flamenca e italiana de las colecciones reales, que plasmará con maestría en el "Retrato a Góngora", famoso escritor andaluz y cordobés que conoció en esta aventura. Sin embargo dos años después, en 1623, vuelve a Madrid, reclamado por el conde-duque de Olivares para pintar un "Retrato del rey Felipe IV" y el monarca le nombra pintor de cámara.
Desde entonces Velázquez, con veinticuatro años, se convierte en pintor de un único cliente, su rey, y funcionario responsable de la imagen del soberano y de su familia, encargado, además, de la conservación y valorización de los bienes artísticos y arquitectónicos de la corona.
En esta etapa se dedica sobre todo a retratar al rey y a la familia real, resaltamos las obras: "El infante Don Carlos", "Felipe IV", pero además aborda temas de la mitología clásica como "El triunfo de Baco", popularmente conocido como "Los borrachos".
El depender exclusivamente del rey le dio una posición de privilegio que le permitió viajar a Italia para conocer in situ el arte contemporáneo y el clásico.
Primer viaje a Italia.
Lo realiza en 1629. Visita Venecia, Ferrara, Bolonia y Roma. Se da cuenta de que la "moda Caravaggio" está decayendo y empieza a emerger una nueva tendencia a la que se le llamará Barroco.
En Roma permaneció durante un año. Muestra de este periodo son dos pinturas de paisaje, "El jardín de la Villa de Los Médicis", es una de ellas. Después viaja a Nápoles, donde conoce a Ribera, un importante pintor.
En este viaje estudió el arte del renacimiento y de la pintura italiana de su tiempo. Influido por estos estilos pinta "La túnica de José" y "La Fragua de Vulcano".
"Marte", Velázquez. |
Segunda Etapa de Madrid.
Tres años después regresa a Madrid, en 1631, donde la primera obra que realizó fue la del retrato del hijo y heredero de Carlos IV, "Baltasar Carlos", que nació en su ausencia y que el rey no quiso que fuese pintado por ningún otro artista.
Se compromete a la decoración del palacio del Buen Retiro, que era la residencia del Conde-duque de Olivares. Para este menester fue ayudado por otros pintores, aunque fue Velázquez quien realizó las obras más importantes, los retratos ecuestres del rey y del pequeño príncipe y "La Rendición de Breda", grandiosa obra donde se sintetiza todo lo aprendido en Italia.
Segundo viaje a Italia.
Lo realizó en 1649, con cincuenta años, ya en plena madurez, y su misión era la de adquirir cuadros para coleccionistas reales. Adquiere varias obras, de Tintoretto, de Veronese, e intercambia obras suyas por otras. Así, deja en Italia su "Retrato del Siervo Juan Pareja" y "El retrato de Inocencio X", que pronto se convierten en ejemplos a seguir por los artistas italianos de la época.
Conocemos la anécdota de que tras posar su siervo Juan Pareja para que Velázquez se familiarizara de nuevo con los pinceles en este viaje, éste le concedió la libertad absoluta en diciembre de 1650.
Junto a la adquisición de obras de arte tenía otro encargo que era el de llevar pintores de frescos para terminar de decorar el Alcázar. Así, entre diligencias para solventar estos menesteres y algún que otro escarceo amoroso documentado, Velázquez permanece dos años y medio en este adorado país.
Tercera etapa madrileña.
Velázquez vuelve a Madrid en junio de 1651 después de innumerables llamamientos por parte del rey. Para decorar una de las salas del Alcázar con motivos mitológicos pintó cuatro obras de las que sólo queda una, "Mercurio y Argos".
En esta etapa se supone que también pintó dos de sus obras más conocidas. Se tienen dudas sobre la fecha de su creación, pero la mayoría de los entendidos piensa que fue en estos años. Nos referimos a "La Venus del Espejo" pintada para un poderoso noble, en la que el desnudo femenino, del que apenas hay obras en el arte español de la época, se muestra de una manera natural y plena. La otra obra es "Las Hilanderas o Fábula de Arácne" que nos muestra toda un conglomerado de situaciones mitológicas difíciles de entender.
En 1656 realiza lo que todos están de acuerdo en llamar "su obra maestra": "Las Meninas".
En esta época sus deberes como cortesano le ocupan tanto tiempo que muchas de las repeticiones de los retratos más o menos oficiales se las encargaba a su yerno, el pintor llamado Mazo.
En 1659, cuando contaba con sesenta años, y después de vencer algunas dificultades con la nobleza de aquel tiempo, Velázquez es nombrado caballero de Santiago, lo que lo encumbra en lo más alto de la vida social española.
Velázquez muere, tras una corta enfermedad, el 6 de agosto de 1660. Tras su muerte, algunos enemigos que se fue haciendo en vida lo acusaron de haberse enriquecido con dinero de la corona. Sus bienes fueron confiscados, pero después de algunas averiguaciones, Velázquez quedó limpio de culpa.
Su devoción por Italia hace pensar que estaba algo constreñido ante el modo de vida en la España del siglo XVII, ante las obligaciones palaciegas y de la pintura, que anhelaba algo de libertad. Esta libertad la demostró en los trazos de su pintura.