Albert Schweitzer

El doctor y misionero Albert Schweitzer nació el 14 de enero de 1875, en el pueblo de Kaysersberg, en Alsacia, territorio francés anexionado a Alemania luego de la guerra franco-prusiana, en 1870/71, y devuelto a Francia en 1919, después de la Primera Guerra Mundial .

A poco de nacer Albert, la familia, encabezada por su padre Louis Schweitzer, se trasladó en julio al pueblo de Günsbach, donde fijó su residencia, y donde Louis ejerció  de pastor evangélico hasta su muerte en 1925. En el pueblo sólo había una iglesia, y ésta era compartida por turnos, sin antagonismos y con respeto mutuo, tanto por los evangélicos como por los católicos. Niño aún, Albert veía con buenos ojos compartir el mismo templo con los católicos y aunque él era hijo del pastor, sentía atracción por el ambiente de oración y recogimiento que se daban en los rituales católicos.

Entre 1880 y 1884 el pequeño Albert asistió a la escuela de Günsbach y al año siguiente lo hizo a la de Münster. Ese mismo año, 1885, inicia estudios en el Instituto de Mülhausen, los que prolongará por ocho años.

La nana de los niños Schweitzer, cansada de intentar mantener bien peinado a Albert sin lograrlo, le decía con frecuencia que su cabello tenía las características de su carácter: "desordenado por dentro, desordenado por fuera". Tal afirmación deprimía al niño, pero un día vio un cuadro, el cual representaba a Juan Evangelista con una revuelta cabellera, parecida a la propia, que elevó su decaído ánimo.

Al respecto, Albert Schweitzer hizo la siguiente reflexión: "El cabello en desorden no le impidió a Juan ser un apóstol. Por tanto, tal vez no es verdad eso de que el cabello revele el carácter de una persona".

A Albert le disgustaba que fuera considerado como el "retoño de la burguesía", debido a su ascendencia familiar, pues él prefería ser tratado como cualquier otro niño del pueblo.

Schweitzer llevó a la práctica su madura reflexión infantil: rechazó usar guantes y un bonito abrigo que su madre le había hecho, porque los niños del pueblo no los tenían.

Aunque no fue un alumno brillante en la escuela primaria, sí demostró tener aptitudes para la música al grado de que, a la edad de siete años sorprendió a su maestra tocando en el armonio un himno e inventando melodías.

A pesar de que Albert seguía manifestando grandes aptitudes musicales, le resultaba poco agradable practicar, entonces, en una ocasión, su tía lo llevó, prácticamente a la fuerza hasta el piano diciéndole: "No sabes hasta qué punto la música podrá servirte algún día".

Entre los catorce o quince años, Albert comenzó a tomar clases de piano con el organista Eugen Münch, sin embargo, el joven prefería improvisar antes que practicar las lecciones señaladas por su maestro.

Doctor y músico
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Para Münch, la indisciplina de Albert constituía una "espina en la carne", llegándole a hacer duras observaciones. La reacción del chico fue practicar intensamente por una semana la tarea que se le había asignado: una de las Canciones sin palabras de Mendelssohn.

Schweitzer tocó como jamás lo había hecho y la sorpresa dejó complacido a su maestro, tanto así, que éste comenzó a introducirlo a la música de Beethoven primero y luego a la de Bach.

A los 16 años, el avance interpretativo musical de Alfred era tal, que Eugen Münch, su maestro, le encomendó el acompañamiento de órgano para el Requiem de Brahms. Para entonces, Alfred comenzó a darse cuenta de que en el mundo existían el dolor y el sufrimiento y germinó en él la idea de ayudar a quienes padecían enfermedades o no habían sido felices.

Aunque de manera aún imprecisa, Albert pretendía aliviar el dolor humano como una forma de retribuir a la humanidad lo que él había recibido como un don: la salud y la felicidad.

Pasarían todavía algunos años para que Albert concretara en acciones sus ideales, mientras tanto entró a la universidad de Estrasburgo en 1893. En octubre de ese año realiza su primer viaje a París a casa de sus tíos August y Charles Schweitzer. Tiene su primer encuentro con el organista Charles Marie Widor.

Su creación de Lambaréné (ampliar imagen).

En Estrasburgo Albert Schweitzer determinó estudiar teología y filosofía, interesándose particularmente en la vida de Jesús, según los evangelios; sin embargo, un año después hubo de dejar los estudios temporalmente para cumplir con el servicio militar, lo que haría entre 1894 y 1895 en el regimiento de Infantería de Estrasburgo.

Al partir rumbo al servicio militar, Albert se llevó un Nuevo Testamento en griego y de regreso a la universidad su interés por el estudio de los evangelios había crecido notablemente.

A los 21 años, Albert decidió que los siguientes nueve años los dedicaría a la filosofía, la teología y la música y al cumplir los treinta, asumiría, por el resto de su vida, a trabajar en favor de quienes no habían tenido la misma fortuna que él. Durante esos nueve años, Schweitzer, tal como lo había planeado, continuó sus estudios musicales que lo llevaron a presentar conciertos de órgano.

En mayo de 1898 aprueba su primer examen de Teología. A partir de octubre permanece 6 meses en París y estudia órgano con Widor y piano con Isidore Philippe y Marie Jael-Trautmann.

De mayo a julio de 1899, realiza estudios en Berlín. El 2 de agosto culmina el doctorado en Filosofía. A partir del 1 de diciembre se convierte en vicario en prácticas en la iglesia de San Nicolás en Estrasburgo.

El 15 de julio de 1900 rinde su segundo examen de Teología y el 24 del mismo mes obtiene el título de Doctor en Teología. A partir del 14 de noviembre es vicario en San Nicolás.

Con relación a la teología, presentó una tesis cuyo tema fue la última Cena, por lo que obtuvo una beca y en cuanto a la filosofía, Kant fue el motivo de su tesis, misma que fue aprobada en la facultad de letras de Estrasburgo.

Un gallinero para empezar (ampliar imagen).

Ya en 1902 imparte clases de Teología en la Facultad de Estrasburgo. Por sugerencia de Widor comienza la redacción de "J. S. Bach, el músico poeta". La obra aparece en 1905.

A punto de cumplir los treinta años, Albert Schweitzer gozaba de prestigio en las áreas a las cuales había dedicado nueve años de su vida y, de seguir por la misma ruta, podría convertirse en un personaje de talla universal en esos ámbitos: música, teología y filosofía.

Había llegado el momento de cumplir la promesa que se había hecho: dar algo a sus semejantes algo, a cambio de lo mucho que había recibido, pero no sabía qué, cómo y dónde.

Cierto día llegó hasta él la revista de la Sociedad Misionera de París, uno de cuyos artículos hacía referencia a la necesidad de médicos para atender a los nativos de África Ecuatorial Francesa. La población de dicha región estaba asolada por el mal del sueño y Schweitzer consideró que ese era el lugar y gente donde podría prestar sus servicios.

En octubre de 1905 comunica a sus amigos y parientes que ha decidido ir de médico a África Ecuatorial y que por ello va a estudiar Medicina. Su decisión se vio reprobada por cuantos le conocían haciéndole notar que no era médico y que bien podía servir a la población africana como misionero, puesto que tenía la preparación adecuada para ello.

Para llevar a cabo su objetivo, Albert Schweitzer ingresó a la universidad de Estrasburgo con el firme propósito de estudiar medicina a pesar de que sus preferencias se encontraban en la música, la predicación y la literatura.

Schweitzer hubo de realizar grandes esfuerzos al iniciar la carrera de medicina pues no sentía inclinación alguna por ella, sin embargo estaba decidido a convertirse en médico. Entre tanto, continuó trabajando como predicador en la iglesia de San Nicolás, como maestro en la universidad y ejecutando conciertos de órgano.

Con Helen, su esposa (1913) (ampliar imagen).

En diciembre de 1911, Albert presentó su examen final y al año siguiente partió a París con el fin de tomar un curso de especialización sobre enfermedades tropicales, considerando que le sería de gran utilidad para el trabajo que esperaba desarrollar en África.

Mientras Schweitzer se preparaba como médico, encontró en Helen Bresslau, la que sería su esposa, un apoyo decidido al compartir con él todos sus anhelos. Helen, a su vez, estudiaba enfermería, de modo que al terminar ambos sus respectivas carreras, contrajeron matrimonio, con la ilusión de partir pronto al África.

Previsor y organizado, y con la firme decisión de no aceptar salario alguno, Schweitzer se dedicó a reunir dinero que le permitiera asumir la responsabilidad de equipar un hospital en África, por lo menos en un tiempo aproximado de dos años.

Algunas iglesias alsacianas, incluida la de San Nicolás, se dieron a la tarea de reunir fondos para hacer realidad la meta que se había propuesto el médico misionero.

Lo mismo hizo la Sociedad Parisiense de Bach, institución creada bajo el auspicio de Albert, cooperando para la causa, con la donación del importe de un concierto.

El faltante de la cantidad de dinero que Schweitzer se había propuesto obtener, la cubrió él mismo dando conciertos y con una buena parte de las regalías que recibía por la edición alemana de su libro sobre Bach.

Reunidos los fondos necesarios, escribió a la Sociedad Misionera de París y ofreció, con la mayor discreción y sin alarde alguno, sus servicios médicos.

Cuando ya todo estaba dispuesto, Schweitzer y su esposa partieron de Günsbach rumbo a Libreville, donde llegaron el 13 de abril de 1913.

Tras fatigoso viaje llegaron a Lambaréné, lugar donde el doctor Schweitzer y su esposa iniciarían su ardua labor, pues no había, en 500 kilómetros a la redonda, ningún otro médico; ahí fueron recibidos en la estación misionera por africanos cristianos.

A unos 20 metros del bungalow de los Schweitzer se alzaba una cerrada selva de unos treinta metros de altura, hábitat de animales salvajes. A lo que se sumaba una temperatura reinante de 29º C, condiciones muy difíciles para los europeos.

La primera noche que el doctor Schweitzer pasó en Lambaréné, la dedicó a matar arañas y cucarachas, sin saber, entonces, que África se convertiría en su segundo hogar.

El primer día de trabajo de los Schweitzer, lo iniciaron con algunas vendas y medicinas que habían traído en sus baúles, en tanto traían en el próximo vapor fluvial, dos semanas después, las setenta cajas que contenían lo indispensable para la atención de los enfermos.

Aunque se dio aviso de que el doctor, durante tres semanas, sólo atendería los casos más urgentes, los nativos acudían a toda hora, contentos por contar de nuevo con un servicio médico.

Otras dificultades con las que se enfrentó el doctor Schweitzer fueron principalmente: el desconocimiento de las lenguas usadas por los nativos africanos y la falta del edificio en donde examinar y tratar a los pacientes.

Los misioneros no habían podido construir el edificio porque los trabajadores africanos estaban trabajando con los comerciantes en madera, quienes les pagaban un mejor salario al que les ofrecían en la misión.

Las cajas de medicamentos llegaron el 26 de abril y el médico misionero se enfrentó a otro problema: no había un sitio adecuado para almacenarlos.

Alrededor, sólo selva
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Las consultas médicas tenían que hacerse al aire libre, lo que dificultaba el servicio, pero el doctor descubrió la existencia de un gallinero y ahí improvisó un hospital, donde sólo pudo colocar una cama de campaña.

Entre los pacientes, el doctor Schweitzer encontró a un nativo llamado Joseph, éste hablaba un poco de francés, y el médico percibió lo útil que podría serle en los trabajos de la misión.

Joseph se convirtió en interprete y ayudante del doctor, pues aprendió, con rapidez, no sólo a poner vendajes, sino también a administrar los medicamentos sin equivocarse.

De hecho, el hospital de Lambaréné comenzó a funcionar en un gallinero bajo la supervisión médica de Albert, con Helene -su esposa- como enfermera y Joseph como ayudante.

Al iniciar las consultas, por la mañana, se leían en las dos principales lenguas de la región, algunas reglas que debían cumplir los pacientes, entre ellas: "No escupir cerca de la casa del doctor", "No hablar en voz alta" y "Traer bastante comida para todo el día".

La razón por la cual los pacientes debían llevar su comida, se relacionaba con el número de pacientes: eran tantos que lo común consistía en una larga espera, la cual se prolongaba hasta el atardecer para ser atendidos.

El doctor Schweitzer llevaba un meticuloso registro de sus pacientes, cada expediente contenía un número, datos personales, enfermedades que los aquejaban, tratamiento y medicinas que se les proporcionaba.

Al salir de la consulta, los pacientes recibían un disco de cartón con el número de su expediente, que generalmente se colgaban al cuello, lo cual impedía olvido o pérdida del mismo, porque para los nativos era un amuleto que el doctor blanco les daba.

Dos meses y medio más tarde, el doctor Schweitzer fue informado por los misioneros que se celebraría una conferencia en Samkita, lugar ubicado a unos 48 kilómetros aproximadamente, navegando en canoa. La importancia de asistir a dicha conferencia consistía en replantear la construcción del edificio hospitalario que se le había prometido.

Finalmente, el médico misionero vería erigirse el hospital al pie de la colina, con sala de espera y de pacientes, con piso de cemento y amplios ventanales sin vidrios, cubiertos con tela metálica para evitar los mosquitos.

A pesar de contar con aquellas instalaciones, el doctor Albert aún tenía la preocupación de no tener una sala específica para atender a los enfermos que padecían el mal del sueño, propagada por la mosca tsetsé y los mosquitos.

Para diagnosticar la enfermedad del sueño, el doctor tenía que realizar cuidadosos estudios sanguíneos a dichos pacientes, labor que, en ocasiones, le llevaba gran parte de la mañana, ante la impaciencia de los otros enfermos que esperaban.

Pasado algún tiempo, el doctor logró que le construyeran una cabaña, al otro lado del río para la atención exclusiva de los enfermos aquejados por el mal del sueño.

El trabajo en el hospital era cada vez más intenso, sin embargo el doctor lo realizaba con gran alegría por estar en un lugar donde la tarea que se había impuesto era de gran utilidad para sus semejantes.

El gran "blanco".

En agosto de 1914, el doctor Schweitzer se enteró del conflicto bélico mundial, en el que Francia y Alemania luchaban en frentes opuestos.

La Primera Guerra Mundial afectó a los Schweitzer debido a que siendo Alsacia territorio alemán, como consecuencia de la guerra franco-prusiana, teóricamente ellos eran alemanes y la Sociedad Misionera Parisiense, con la cual trabajaban, y el territorio en donde residían, correspondían a Francia.

Ese mismo día, 5 de agosto, las autoridades francesas de la colonia les hicieron saber que eran prisioneros de guerra aunque podían seguir ocupando la casa donde vivían.

Como prisioneros de guerra se les prohibió toda forma de comunicación, no podían hablar con nadie, ni con blancos, ni con nativos y, obviamente se les negó continuar con su trabajo en el hospital.

Para los africanos era una situación difícil de comprender: los blancos les habían llevado prédicas de amor mediante el evangelio y no entendían cómo podían estar luchando entre sí.

Siendo el único médico en muchos kilómetros a la redonda, causó indignación el que se le evitara ejercer su profesión, sólo porque Francia y Alemania estaban en guerra.

Después de tres meses, el doctor fue autorizado a reanudar su trabajo en el hospital con el beneplácito de nativos y blancos.

Entre los proyectos del doctor Albert Schweitzer, estaba considerado el de escribir libros, retomando esta inquietud durante el tiempo que no se le permitió trabajar en el hospital.

La guerra le hizo pensar en que no somos tan civilizados como pretendemos y que era el momento de escribir sobre la civilización.

Al reiniciar sus actividades en el hospital, el doctor misionero, se dio tiempo por las noches para seguir escribiendo su libro La filosofía de la civilización.

Durante la redacción de su libro, de un profundo carácter filosófico, se encontró con un escollo que le impedía continuar pues tenía que explicarse a sí mismo lo que entendía por civilización.

Después de reflexionar sobre el asunto concluyó que civilización es el "Respeto a la vida".

La situación económica de los Schweitzer en Lambaréné se tornó difícil pues los generosos donativos con los que contó al principio fueron disminuyendo, teniendo que reducir a la mitad el salario de Joseph, quien terminó por marcharse.

El 3 de julio de 1916 se entera de que su madre, Adele, muere al ser arrollada por un caballo militar desbocado.

Los Schweitzer habrían de enfrentar un nuevo revés: en septiembre de 1917, se les ordenó abandonar África con el fin de ser confinados a un campo de prisioneros de guerra.

En marzo de 1918, fueron trasladados a otra prisión exclusiva para los reos de guerra alsacianos, sin embargo, en el mes de julio se llevó a cabo un intercambio de prisioneros, acto que les permitió, aunque enfermos, regresar a su pueblo.

Repuesto físicamente, Schweitzer se dedicó a buscar trabajo y debido a sus antecedentes, le pidieron colaborar en el hospital municipal de Estrasburgo, además, le solicitaron regresar, como auxiliar, a la iglesia de San Nicolás.

Tres importantes acontecimientos irrumpieron en la vida de los Schweitzer: en 1918 terminó la Primera Guerra Mundial; Alsacia fue recuperada por Francia, hecho que los convertía en ciudadanos franceses y el 14 de enero de 1919 nace su única hija, Rhena.

Durante la primavera-verano de 1920, a invitación del arzobispo sueco Soederblom, realiza una exitosa gira de conciertos y conferencias en Suecia, en Upsala. Gracias a esos ingresos puede pagar sus deudas y confía en poder volver a Lambaréné.

Empieza la aventura (1913) (ampliar imagen).

El éxito que alcanzó en la gira, propició que renaciera el interés por apoyar al hospital de Lambaréné, lugar a donde volaba constantemente el pensamiento del doctor, preguntándose si algún día podría reanudar ahí su trabajo.

Su regreso al África implicaba partir solo, contando con la aprobación de su esposa, pues en esta ocasión ella no podría acompañarlo, por la niña, y reunir el suficiente dinero que solventara los gastos de su familia, en Günsbach, mientras él permaneciera en el hospital.

Para reunir los fondos necesarios, el doctor Albert Schweitzer decidió renunciar a sus cargos, tanto en el hospital de Estrasburgo como en la iglesia de San Nicolás y dedicar su tiempo a escribir libros y dar recitales de órgano.

El 21 de febrero de 1924, el médico misionero partió, por segunda vez, al continente africano, ahora acompañado de un joven estudiante de Oxford: Nöel Gillespie, quien colaboraría con él durante algún tiempo.

Después de casi once años de ausencia, Schweitzer encontró el hospital seriamente deteriorado, a pesar del intento de los misioneros franceses por reparar el techo.

El obstáculo para la reparación de la techumbre era la falta de tejas de hojas y, en esas condiciones, el doctor no podía guardar los materiales médicos que había traído.

Tras la desilusión sufrida a causa de ver su hospital en situación tan precaria, el doctor, ese mismo día, acompañado por Nöel, navegaron por hora y media hasta un poblado donde consiguieron 64 tejas, apenas para cubrir los agujeros más grandes.

La reparación total del tejado requería de unas tres mil tejas.

Simultáneamente, el doctor, comenzó la atención de los enfermos y la reparación del hospital, al día siguiente de su llegada a Lambaréné.

Convenció a unos seis nativos para que le ayudaran e inclusive llegó a presionarlos diciéndoles que sólo curaría a los que trajeran tejas, amenaza que ni los africanos ni el mismo doctor se creía capaz de hacer.

Al hospital del doctor Schweitzer llegó personal de apoyo: un par de médicos y enfermeras pero, en contraste, Nöel Gillespie, valioso auxiliar de Albert, estaba a punto de dejar África.

Hacia 1925, Albert, a pesar del esfuerzo desplegado para la reconstrucción del hospital, consideró necesario trasladarlo a un sitio más apropiado y utilizar el material que le llegaba de Europa para el nuevo edificio.

La preparación del terreno fue la actividad inmediata, de modo que todas las mañanas, un grupo integrado por los amigos de los pacientes y por los pacientes mismos, ya curados, como una muestra de agradecimiento, colaboraban en las faenas que les eran asignadas.

Los nativos no recibían salario alguno por desbrozar el terreno elegido, a cambio, la atención médica y medicinas que recibían eran gratuitas, además recibían un regalo y una porción extra de comida.

Como regalo, los nativos se inclinaban por el tabaco y el alcohol, pero el doctor les proporcionaba objetos de utilidad como platos, tazas, mantas, mosquiteros, cacerolas, etc.

Totalmente limpio el terreno en cuestión, el doctor comenzó, a principios de 1926, a tomar las prevenciones necesarias para, ahora sí, construir el nuevo hospital.

En 1927, parte de las nuevas instalaciones ya eran utilizadas para brindar servicio médico a los, aproximadamente, doscientos cincuenta pacientes que acudían al hospital.

Después de tres años de intensa labor, a partir de su regreso al África, Schweitzer pudo darse una licencia no sin antes tener la seguridad de que su hospital quedaba en buenas manos.

Por espacio de diez años, entre 1927 y 1937, el doctor Albert Schweitzer, pasaba largas temporadas lejos de Lambaréné, dando conferencias en diferentes países europeos, con la finalidad de reunir fondos para el hospital. Entre viaje y viaje a Europa, también se daba tiempo para estar con su esposa e hija.

Con sesenta y cuatro años de edad y estando en Günsbach, Schweitzer se enteró de que una Segunda Guerra Mundial era declarada. Lógicamente, Schweitzer comprendió que, como resultado del conflicto bélico, las comunicaciones entre Europa y África serían interrumpidas, y antes de que eso sucediera decidió regresar al hospital.

Schweitzer prisionero en 1917 (ampliar imagen).

En cuanto llegó al África, compró enormes cantidades de medicamentos y de arroz, pues no sabía cuánto duraría la guerra y como medida preventiva, aunque muy difícil para él, decidió que en el hospital sólo se quedarían los enfermos más graves, pues no se les podría dar de comer a todos.

Nuevamente el conflicto mundial ponía al doctor Schweitzer entre la espada y la pared, porque tenía amigos en Europa que estaban luchando en el bando contrario. Dicha situación le entristecía, debido a su esencia espiritual contraria a todo concepto de guerra y lucha.

Las mismas condiciones que se vivían por la guerra, determinó una baja en las actividades del hospital, en el cual sólo quedaron cuatro enfermeras, dos médicos y, por supuesto, el doctor Schweitzer.

Poco después, llegó una valiosa colaboradora: Helene, su esposa; ésta regresaba de cuando en cuando durante la época seca porque, en general, las estaciones lluviosas determinan un clima inapropiado para la salud de los europeos.

El doctor Schweitzer se preocupó también porque se cultivaran hortalizas y frutales en extensiones considerables, con el objetivo de contar con alimentos suficientes y de excelencia para la gente. Durante esa etapa, Schweitzer, escribe por las noches, a menos que haya enfermos graves en el hospital, prefiriendo atender a estos últimos.

La mayoría de los pacientes de Albert eran paganos, entonces implementó en las salas del mismo hospital sencillos servicios religiosos todos los domingos. Sus prédicas las hace en francés, valiéndose de parábolas, las que son trasmitidas a los feligreses por un intérprete.

Agotado y con 73 años encima, regresa a Europa en 1948, y durante su estancia en Suiza tiene la alegría de ver a su hija Rhena en compañía de su esposo y conocer a sus nietos.

En su modestia, el doctor Albert Schweitzer nunca buscó el elogio y el reconocimiento públicos, sin embargo fue objeto de distinciones a su labor: en 1928, la ciudad de Frankfurt, Alemania, le otorgó el premio Goethe, por "servicios a la humanidad"; en 1952, recibió el Premio Nobel de la Paz y en 1953 se le concedió la medalla de la Royal African Society.

Helen, 1917 (ampliar imagen).

El médico misionero que dedicaría gran parte de su vida a mitigar los dolores físicos y espirituales de los nativos en el hospital de Lambaréné, dejó de existir, a los 90 años de edad, el 4 de septiembre de 1965.

Cronología adicional a partir de 1921

1921 - En abril se traslada con su familia a la casa parroquial de Güsbach, en la que vive su padre. Multiplica su actividad dando conciertos y conferencias. Ese otoño permanece en Suecia y en Suiza.

1923 - Ciclo de conferencias en Praga. Mantiene complicadas conversaciones sobre su regreso a África con la "Compañía de Misiones Evangélicas" en París. Helene se traslada con Rhena a Königsfeld, en la Selva Negra, donde Schweitzer ha construido una casa para su mujer, que padece tuberculosis desde cuando fueron prisioneros.  Ella debe renunciar al viaje que habían programado a Lambaréné.

1924 - El 21 de febrero parte desde Burdeos junto con Noel Gillespie, estudiante de Química y Geología de Oxford. El 19 de abril llegan a Lambaréné. En julio llega la enfermera Mathilde Kottmann y, en octubre, el médico Víctor Nessmann.

1925 - El doctor Marc Lautenburg llega a Lambaréné y el 10 de octubre de 1925 lo hace la segunda enfermera, Emma Hausknecht. Debido a la falta de espacio, Schweitzer decide construir otro hospital a tres kilómetros del original corriente arriba del río. El 5 de mayo muere su padre en Günsbach.

1927 - El 21 de enero se traslada el hospital desde Andende a su emplazamiento actual. El 21 de julio regresa a Europa. Ese otoño pronuncia conferencias en Suecia, Dinamarca y Alemania.

1928 - Esa primavera realiza una gira de conferencias y conciertos por Holanda y Dinamarca. El 28 de agosto la ciudad de Frankfurt le hace entrega del premio Goethe. Con ese dinero construye una casa en Günsbach, que será administrada por doña Emmy Martin, y que pronto se convertirá en la central para sus actividades. Durante el otoño da conferencias y conciertos en Suiza, Alemania y Checoslovaquia.

1929 - El 26 de diciembre llega a Lambaréné con su mujer, pero ésta tiene que regresar a Europa tres meses más tarde por motivos de salud.

1932 - En enero regresa a Europa y da conciertos y conferencias en Alemania, Holanda, Inglaterra y Escocia. El día 22 de marzo pronuncia el discurso oficial en memoria del centenario de la muerte de Goethe.

1933 - En marzo: cuarto viaje a Lambaréné.

1934 - Regreso a Europa en enero. En octubre pronuncia conferencias sobre Filosofía en Escocia.

1935 - En febrero viaja por quinta vez a Lambaréné, esta vez para seis meses. A partir de agosto está en Inglaterra.

1936 - En abril y mayo 21 conciertos en Suiza.

1937 - En enero sexto viaje a Lambaréné, por un año.

1939 - En enero permanece 12 días en Europa para arreglar asuntos y completar el botiquín de medicamentos. La Guerra Mundial le parece inevitable e inminente. Su séptima estancia en Lambaréné dura casi 10 años.

1940 - En octubre y noviembre hay luchas en la región de Lambaréné entre las tropas de Vichy y la resistencia francesa. El hospital es neutral y se atiende a los heridos de ambos bandos.

1941 - La señora Schweitzer consigue llegar a Lambaréné a través de Portugal y Angola.

1942 - Estados Unidos y Suecia proveen el hospital de Lambaréné de medicamentos para garantizar la continuidad del trabajo.

1946 - Helene Schweitzer regresa a Europa.

1948 - El día 24 de octubre Schweitzer llega a Burdeos.

1949 - En julio realiza un viaje con su mujer a Estados Unidos y pronuncia en Aspen (Colorado) un discurso por el segundo centenario del nacimiento de Goethe. El 24 de octubre, octavo viaje a Lambaréné, con su mujer, hasta junio de 1950.

1950 - Con el dinero del discurso sobre Goethe comienza la construcción del pueblo para leprosos.

1951 - En mayo regresa a Europa. En septiembre le es concedido en Frankfurt el "Premio de la Paz de los libreros alemanes". El 3 de diciembre es nombrado, como sucesor del mariscal Pétain; miembro de la "Academia de Ciencias morales y políticas". A finales de diciembre parte por novena vez y para 7 meses a Lambaréné.

1952 - Medalla de Paracelsus (Alemania), Medalla del Príncipe Carlos (Suecia). El 10 de noviembre, décimo viaje a Lambaréné.

1953 - El 30 de octubre le es concedido retrospectivamente el Premio Nobel de la Paz  del año 1952. Con ese dinero puede concluir el pueblo de leprosos ("Village lumière").

1954 - En mayo regresa por seis meses a Europa. El 4 de noviembre, con ocasión de la entrega del Premio Nobel en Oslo, pronuncia el discurso sobre "El problema de la Paz en el mundo actual". Es nombrado miembro de honor de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias. En diciembre, undécimo viaje a Lambaréné.

1955 - Con motivo de su cumpleaños 80, el 14 de enero obtiene numerosas distinciones honoríficas de todo el mundo. Inauguración del pueblo de leprosos. Junio-noviembre: estancia en Europa. Viajes a París, Inglaterra, Alemania y Suiza. En diciembre, duodécimo viaje a Lambaréné con su mujer, Helene.

1957 - 23 de abril: llamamiento a través de Radio Oslo sobre "el problema de la bomba atómica". A finales de mayo la señora Schweitzer regresa a Europa en avión. El 1 de junio fallece en Zürich a los 79 años de edad. En agosto Schweitzer permanece cuatro meses en Europa. En diciembre, decimotercer viaje a Lambaréné.

1958 - En abril da tres alocuciones en la radio sobre los peligros de la guerra nuclear, que son retransmitidos por Radio Oslo. Estos discursos son publicados en forma de libro con el título "Paz o Guerra Nuclear".

1959 - A finales de agosto regresa a Europa por tres meses. Viaja a Suiza, Dinamarca, Alemania, Bélgica y Holanda. En noviembre permanece tres semanas en París. Decimocuarto y último viaje a Lambaréné.

1965 - Celebra su cumpleaños 90, el 14 de enero. A finales de agosto le abandonan rápidamente las fuerzas y muere el 4 de septiembre a las 23:30 horas. Al día siguiente es enterrado junto a su mujer en el cementerio de Lambaréné.

1981 - 14 de enero: inauguración del nuevo hospital.

Fuente Internet:

http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/efemerides/septiembre2001/interna/euro4.htm

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