Patricio Lynch Solo de Zaldívar |
Vicealmirante, Comandante de la Primera División del Ejército en Chorrillos y Miraflores; General en Jefe del Ejército de ocupación del Perú y Ministro Plenipotenciario de Chile en España
Nació en Santiago el 1º de diciembre de 1824. Segundo hijo de Estanislao Lynch Roo, natural de Buenos Aires y nacionalizado chileno, y de María del Carmen Solo de Zaldívar y Rivera, nacida en Cádiz, España.
El joven Lynch ingresó en 1838 a la Escuela Militar, pero al parecer los malos negocios de su padre le impidieron continuar en Santiago y viajó a Valparaíso. Allí se incorporó a la marina y en 1938 se embarco como aspirante en la corbeta “Libertad”.
Embarcado en ella, hizo sus primeras armas en el mar participando en la guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana (1837-1839).
Su bautismo de fuego lo tuvo el 17 de agosto de 1838 cuando participó en el asalto y toma de la corbeta de “Socabaya” en el puerto del Callao.
A petición del almirante británico Ross, que mandaba la división naval en 1840, fue enviado a Europa e incorporado a la armada británica y se embarcó en la corbeta "Electra", donde permaneció la primera mitad de 1840 y navegó por toda la costa del Pacífico. En junio de ese año, fue transbordado a la fragata "Calliope", comandada por el Capitán de Navío Sir Thomas Herbert, zarpando de Valparaíso a China, para tomar parte de la guerra orientada a mantener el comercio del opio, resistido por esta nación por significar un perjuicio para la salud de su pueblo.
Lynch acompañó a su jefe durante toda la campaña en la China y tomó parte en nueve combates, entre ellos los asaltos de Cantón, Amoy, Chusán y Ningpoo.
Se distinguió también en la toma de Shanghai, donde fue condecorado por el gobierno inglés por su brillante comportamiento.
En 1844 fue ascendido a Teniente de la Marina inglesa. En 1847 después de vivir algunos meses en París, inició el viaje de regreso a Chile.
Llegó a Valparaíso, como Teniente 1° de la Armada y se le dio el mando del bergantín "Cóndor" , con el que partió al Estrecho de Magallanes, donde permaneció hasta 1849. En 1851, siendo capitán de corbeta, tuvo señalada actuación al detener a los revolucionarios en Valparaíso durante la Guerra Civil de 1851, a las órdenes del almirante Manuel Blanco Encalada.
Luego, desilusionado, obtiene permiso sin sueldo para salir del país y partió a California, tras la fiebre del oro.
Estuvo retirado del servicio pero se reincorporó al estallar la guerra con España (1865). Fue nombrado gobernador marítimo de Maule y de Valparaíso, durante la administración de Federico Errázuriz Zañartu.
Fue coronel del batallón naval al empezar la guerra del Pacífico. Mandaba los transportes que conducían las tropas a Antofagasta. Fue nombrado jefe político y militar administrativo de Tarapacá al ocuparse este departamento.
Será en este cargo que Lynch se luzca, pues en poco tiempo logró una administración nueva, con toda una organización y un orden que reemplazaron al caos que vivía Iquique, como fruto de la guerra y la fuga de las autoridades. Y todo esto, sin aumentar el odio de los peruanos por los chilenos, gracias a sus virtudes diplomáticas y su carácter firme y responsable.
Defendió a Chile con las armas y, más tarde, con sus atributos personales, logró alcanzar la paz y renovar las relaciones con la madre Patria, interrumpidas por la Guerra contra España.
En general, la Guerra del Pacífico reveló en Lynch a un político y administrador de gran tacto para tratar con los extranjeros, además del valiente hombre de armas que ya se conocía.
En la administración del presidente Aníbal Pinto se le entregaron las corbetas “O'Higgins” y “Chacabuco”, para expedicionar al norte del Perú y obtener medios para continuar la guerra. Esta, la llamada "Expedición Lynch", realizada en los departamentos del norte de Lima, para imponer contribuciones de guerra, lo demostraron como un jefe muy capaz, juicioso, inflexible y duro en la mantención de la disciplina.
Como jefe de una división del ejército de Baquedano, que tuvo una decisiva actuación en la obtención de la victoria en la Batalla de Chorrillos y su heroico comportamiento, le dieron el título meritorio de "héroe de Chorrillos".
Fue ascendido a contralmirante, y en marzo de 1881 fue designado general en jefe del ejército de ocupación y gobernador político y militar de la zona de ocupación.
Lynch administró política, civil y militarmente Perú, con tal acierto, que fue clave para la ocupación del territorio enemigo, al hacer frente a la resistencia armada de los peruanos que perjudicaban los arreglos de paz y al dominar la política interna en contra de los intereses e intenciones de Chile.
En el ejercicio de este cargo será Lynch quien coopere con las negociaciones de paz, siendo el mejor intérprete de los propósitos y medidas del gobierno de Chile en tal sentido.
También desde Lima, Lynch fue quien preconizó y trabajó en obtener la paz con España, aún pendiente desde el término de la guerra contra esa nación, obteniendo un éxito total.
Al retirarse del Perú y volver a Chile, deja tras de sí un brillante desempeño en la administración de este país.
Gobernó el Perú hasta 1884, cuando terminó la ocupación chilena. En este año regresó a Chile siendo ascendido a vicealmirante y nombrado ministro plenipotenciario en España (1884).
Cuando regresaba de Europa en el vapor “Cotopaxi” falleció a bordo, el 13 de mayo de 1886, cuando navegaban a la altura del puerto de Tenerife, Islas Canarias. Sus restos fueron depositados en Santa Cruz de Tenerife y en octubre de 1886 fueron traídos al país por el blindado "Blanco" . Con motivo de su brillante actuación como jefe de las, fuerzas de ocupación en Lima, se le llamó "el mejor virrey del Perú".
Por sus méritos durante la guerra se le asignaron una renta extraordinaria y todos los honores y prerrogativas de General en Jefe de campaña.
En Perú, además, fue nombrado Ministro de Guerra y Marina, puesto que no desempeñó. En Europa recibió condecoraciones, entre las que sobresale la del Mérito Naval, conferida por el Rey Alfonso XII de España.
Dejó de existir a los 62 años, dejando una reducida familia: su viuda, doña Julia Borgoño, y sus hijas Julia y María Teresa y su hijo Patricio.
Su tacto político, su valentía y sentido del deber para tratar con extranjeros y nacionales le valieron siempre el más unánime y justo homenaje de consideración y respeto de parte de sus conciudadanos.
Fuentes:
“Diccionario histórico de Chile”, de Jordi Fuentes y Lía Cortés.
Página Internet:
También:
http://victorian.fortunecity.com/literary/801/Concepcion.html