Moneda global |
El dólar sigue siendo la vara de medir sobre la que analizaremos el éxito o fracaso de las demás monedas, incluido el euro. No importa cuantos millones de personas lo utilicen. La gran cuestión es cómo hacer para que las monedas lleguen a unificarse a largo plazo y su valor esté determinado objetivamente y no por los políticos ni por los "expertos". Una moneda global imposible de devaluar o sobrevalorar, que siempre mantenga el mismo valor, sería un instrumento maravilloso para la economía.
Los mercados internacionales están adoptando una sola moneda
A medida que los gobiernos abren sus fronteras a productos y capital, y gracias a la revolución tecnológica en las comunicaciones, los partícipes del mercado están utilizando el dólar como el medio común de intercambio con el fin de facilitar y reducir los costos de las transacciones.
Desde finales de la segunda guerra mundial, el dólar ha sido la moneda mundialmente dominante. El 60% de las reservas de los bancos centrales del mundo están en dólares. Así mismo, el 50% de los mercados de capitales y de bonos son denominados en dólares.
La predominancia del dólar no se explica por el tamaño de la economía estadounidense ya que esta, a pesar de ser la más grande, suma menos del 30% del PIB mundial. En realidad, es el reflejo de la preferencia mundial por instrumentos financieros en dólares. Por ejemplo, solo el 10% de los créditos otorgados mundialmente son hechos por bancos basados en Estados Unidos; sin embargo, el 45% de todos los créditos mundiales son en dólares. La concentración de las transacciones en una sola moneda aumenta la liquidez y reduce los costos de transacción.
¿Por qué el dólar y no el euro?
Aunque la estabilidad política y el poderío militar de Estados Unidos contribuyen a la dureza del dólar, la razón principal de su liderazgo está en la estructura financiera que lo soporta. Una inflación controlada desde 1980, un control riguroso de los mercados financieros, estándares contables totalmente transparentes y un sistema legal que entrega amplios derechos a acreedores y accionistas hacen de Estados Unidos un país extremamente atractivo desde el punto de vista financiero.
A medida que más gente utiliza una moneda, esta se va tornando más deseable. Esto convierte el dólar casi en la moneda invencible, y cada día se agranda la distancia con otras monedas.
El euro podría ser un rival digno del dólar. Sin embargo, en este momento padece de la credibilidad e infraestructura de su contraparte estadounidense. Europa cuenta con un mercado cuyas características son menos amigables, sobre todo en lo que respecta a regulación y protección para acreedores y pequeños accionistas.
Una moneda nacional inestable se vuelve muy costosa
La competencia internacional hace que el mantenimiento de una moneda nacional de poca liquidez sea más y más costoso. El costo de capital de los prestamistas se incrementa. Este es el caso de los países asiáticos y latinoamericanos, en donde las compañías fueron castigadas por las crisis monetarias de 1998 y 1999. El diferencial en tasas de interés entre la moneda local y el dólar es un precio alto por pagar. Otra gran problemática de las monedas nacionales inestables es que atrofian el desarrollo de los mercados financieros. Tenemos el ejemplo de Panamá que utiliza el dólar y es el único país de Latinoamérica con tasas fijas de interés a 30 años. En otros países, los prestamistas se ven obligados a adquirir préstamos fuera de su país en moneda dura, corriendo así un riesgo cambiario.
El precio por pagar
Hay cambios bruscos para un país que decida abandonar su moneda. Además de un símbolo tradicional de soberanía, pierde la independencia de la política monetaria y la flexibilidad de una tasa de cambio, la cual sirve como herramienta para el manejo de los costos de las exportaciones.
En realidad, la experiencia con monedas flotantes latinoamericanas demuestra que países con este esquema pagan en promedio tasas de interés más altas que los países donde las tasas de cambio son fijas. Incluso las tasas fluctuantes hacen a la economía más dependiente monetariamente. Por ejemplo, si el costo de capital en Estados Unidos aumenta en 1%, esto acaba traduciéndose en un aumento mucho mayor en México. Así mismo, donde los salarios están altamente indexados a la inflación, las devaluaciones tienden a ser inflacionarias.