Cocaína |
En
el altiplano (Bolivia y Perú) crece un arbusto, denominado botánicamente erythroxylon cocae, de cuyas
hojas se extrae una sustancia blanca, cristalina, conocida con el nombre de
clorhidrato de cocaína.
Por ser las hojas la parte del vegetal de más alto contenido en alcaloide,
transcribiremos una descripción de ellas:
Hojas: "Enteras, cortamente pecioladas, ovales, agudas y obtusas,
delgadas, de
A cada lado de la nervadura central y aproximadamente a un tercio de la distancia de ésta al borde, se encuentran dos líneas curvas bien visibles, de naturaleza colenquimática, que recorren el limbo de la base al ápice y determinadas por la impresión de los bordes en la prefoliación.
Son de color verde grisáceo, a veces pardusco; rígidas y lampiñas, de olor débil aromático y de sabor amargo, astringente y algo acre".
Las características anatómicas de la hoja de coca, especialmente esas dos formaciones que recorren, paralelamente a la nervadura central, toda la longitud de la misma, constituyen elementos específicos que permiten su identificación indubitable por la simple observación.
Las hojas de coca son masticadas en estado crudo por los habitantes del norte argentino, Bolivia y Perú, encontrando en esta práctica un alivio a las duras condiciones de vida de la región, caracterizada por la pobreza, la desnutrición derivada de la dificultad de conseguir alimentos, la baja presión parcial de oxígeno ambiental debido a la altura, factores todos ellos determinantes de condiciones verdaderamente inhóspitas.
El contenido de alcaloides de las hojas de coca varía de 0,5 a 1,5 %, representando la cocaína el 70 a 80 por ciento de los mismos.
Su extracción es relativamente sencilla, pudiéndose efectuar con elementos y reactivos de fácil adquisición, no siendo necesaria la infraestructura de un laboratorio para efectuar el proceso. El producto final, clorhidrato de cocaína, se comercializa en forma ilícita bajo la forma de pequeños sobres, conteniendo de 0,5 a 1 g. de droga, conocidos con el nombre vulgar de "ravioles".
Estas dosis se suelen adulterar (berretear o estirar) mediante el agregado de anestésicos sintéticos (novocaína, xilocaína, etc.), bicarbonato de sodio, azúcar impalpable, etcétera.
La vía normal de administración en los adictos es por inhalación, produciéndose su absorción en la mucosa nasal. Debido a las características químicas de la droga, su uso abusivo por esta vía produce ulceraciones del tabique nasal que pueden llegar a perforarlo, son los llamados "estigmas de la cocainomanía".
Su inactivación se produce en el hígado, siendo este
órgano capaz de destruir 540 mg. de cocaína por hora
cuando se trabaja con perfusión de hígado aislado.
La biotransformación comprende la ruptura, por hidrólisis, de los dos grupos
metilo presentes en la molécula, existiendo en una primera etapa desmetilación y luego pérdida del grupo benzoil con formación de ácido benzoico.
La ecgonina no es
fácilmente identificable en orina, por lo cual se supone que sufre una
destrucción prácticamente total en el hígado.
Un porcentaje relativamente grande de la droga sin transformaciones es
excretado por vía renal, pudiéndose detectar en la orina hasta 48 horas después
de la administración. Esta eliminación renal está directamente relacionada con
el PH de la orina; cuando éste es francamente ácido, se produce un incremento
de la depuración, mientras que en orinas neutras o alcalinas, la eliminación es
prácticamente nula.
El tiempo de excreción es diferente según se trate del isómero "l" o "d". En el primer caso, o sea cuando se administra la cocaína "l" el 28 por ciento de la dosis se elimina en 24 horas; mientras que solamente se excreta el 4 por ciento de la dosis en el mismo lapso cuando se administra la cocaína "d".
No se ha comprobado la presencia de cocaína en materia fecal, descartándose la
vía biliar como mecanismo de excreción.
La cocaína es un estimulante del sistema nervioso central y se presenta en
diversas formas.
La forma más popular es el clorhidrato de cocaína - un polvo blanco y fino, semejante al cristal -, que también se encuentra en piezas más grandes, llamadas "rocas".
En general, la cocaína es inhalada o inyectada, aunque existen otros dos métodos de ingestión que también son extremadamente peligrosos.
El primero, que consiste en calentarla e inhalar el humo, requiere la
conversión de la cocaína en una sustancia purificada y alterada, que se pueda
fumar. El actor Richard Pryor estuvo a punto de morir
a consecuencia de las quemaduras sufridas mientras intentaba calentar cocaína.
Sus efectos en el organismo, son aún más peligrosos que los de la cocaína normal,
porque llega al cerebro con mayor rapidez.
El crack es la segunda nueva forma -y la más preocupante- de la cocaína. Es
considerado por los expertos como la forma de cocaína más adictiva. Según los
investigadores, es la única droga que los animales de laboratorio escogen por
encima de la comida, hasta el punto de llegar a morirse de hambre.
La cocaína, como estimulante, aumenta el estado de alerta y causa una sensación
de euforia, que constituye el anzuelo ideal para su elevada dependencia
psicológica.
Entre los efectos físicos inmediatos se encuentran las pupilas dilatadas, y el
aumento del ritmo cardíaco, del ritmo respiratorio y de la temperatura del
cuerpo.
Cuando la cocaína se fuma, la excitación es más rápida e intensa, pero conlleva mayores riesgos, como confusión, disartria, ansiedad y problemas psicológicos.
El crack es aún más adictivo que la cocaína porque produce una excitación
intensa, casi inmediata, en cuestión de segundos. Sin embargo, la depresión
devastadora que sigue en pocos minutos usualmente hace que el consumidor
necesite ansiosamente más crack.
Los efectos físicos del crack a corto plazo son los mismos
de la cocaína, sólo que más intensos. Eleva el ritmo cardíaco y la presión
sanguínea, lo cual puede derivar en una arritmia o un ataque al corazón
provocando que los consumidores sientan como si "les caminaran gusanos por
la piel".
Entre los efectos físicos de aspirar cocaína se encuentra "el de la nariz
tapada" o "el resfriado", mientras que la aspiración reiterada
puede ulcerar la membrana mucosa de la nariz. La acción de fumar cocaína puede
provocar un enfisema y un alto riesgo de muerte debido a la intensidad de la
excitación.
La acción de quemar y fumar cocaína, debido a que requiere el uso de solventes
volátiles, supone un riesgo adicional de explosión o incendio. Y la inyección
de la cocaína puede conducir al Sida o a otras enfermedades contagiosas que se
transmiten por agujas no esterilizadas y por soluciones contaminadas.
Ver, además: Drogadicción
Ver, en Internet:
www.pdsweb.org/agafaelteupunt/
polaris.unisabana.edu.co/.../