Dióxido de carbono (CO 2 ) |
Sin los gases de invernadero como el dióxido de carbono (CO 2 ) y el metano, que crean un efecto invernadero natural, la vida sobre este planeta, tal como la conocemos, no existiría. Pero la actividad humana está añadiendo un exceso de gases de invernadero a la atmósfera al quemar combustibles como el petróleo, el carbón y el gas, que contienen carbono.
Las concentraciones de CO 2 en la atmósfera a lo largo de los últimos 200 años han aumentado en casi una tercera parte, principalmente debido al empleo de combustibles fósiles y a la tala de bosques (la deforestación libera a la atmósfera el carbono almacenado en las plantas y los árboles de los bosques).
Más de la mitad del efecto invernadero creado por el ser humano se puede atribuir al CO 2 y más de las tres cuartas partes de este CO 2 procede de la producción y uso de los combustibles fósiles, es decir, del consumo de energía.
En el transcurso del último siglo (el XX) y hasta la actualidad (siglo XXI) el mundo viene calentándose: la década de los 80 fue la más calurosa desde que se empezaron a tomar mediciones (hace unos 130 años). Los científicos creen que las temperaturas medias a nivel mundial seguirán subiendo.
Diferentes procesos geológicos generan CO 2 , como erupciones volcánicas o la erosión química de las rocas, por otra parte está la respiración de los seres vivos, y últimamente el agente que ha desbordado las gráficas es la actividad humana.
En el otro extremo de la balanza se encuentran los procesos de fotosíntesis vegetal. Según informes técnicos, desde la antigüedad hasta la segunda mitad del siglo XIX el porcentaje de CO 2 existente en nuestra atmósfera se mantuvo más o menos estable, sin embargo a estas fechas se ha disparado, siendo los últimos veinticinco años los responsables de más de la mitad del incremento.
Los principales causantes de este incremento son la utilización de combustibles sólidos como petróleo gas y carbón; por otra parte la deforestación incontrolada de grandes masas boscosas contribuye a evitar la sintetización de este gas por medio de la fotosíntesis.
Mediante ella, las plantas consumen CO 2 liberando O 2 a la atmósfera y fijando el carbono en distintas combinaciones químicas. Pero las plantas también consumen O 2 y liberan CO 2 para su ciclo vital, menos que los animales pero lo hacen.
Mientras la planta crece, hay un exceso de consumo de CO2, fijándose el C en el cuerpo de la planta en crecimiento y liberando más O2 de la que consume. Pero si la planta deja de crecer el consumo y generación de CO 2 está prácticamente en equilibrio. Por tanto, un exceso de CO 2 en la atmósfera, allí se quedará o irá a depositarse diluido en las aguas del mar, contaminando las mismas y deteriorando de paso la vida marina.