Economía y salud |
A nivel de estudios internacionales, los efectos, tanto positivos como negativos, de la economía de un país en la salud de las personas se han demostrado ampliamente.
Algunas variables como el crecimiento económico, el nivel de empleo y de remuneraciones y la estabilidad macroeconómica, especialmente medidos en el corto plazo, están estrechamente asociados con indicadores sanitarios de la población.
A título de ejemplo, variados estudios realizados por la Universidad de Oregon, Estados Unidos, muestran que las denominadas "variables estructurales", que incluyen variables económicas, sociales y políticas explican hasta dos tercios de la variación en la mortalidad infantil (MI) y sobre el cincuenta por ciento de la variación de la mortalidad materna (MM) en una revisión que incluyó los cincuenta estados de ese país.
Programas de vacunación infantil con efectos positivos. |
En este mismo sentido apuntan las investigaciones realizadas utilizando el índice de desarrollo humano (IDH), indicador producido por la Organización de Naciones Unidas (que califica las condiciones generales de vida de un país considerando aspectos como la expectativa de vida, el analfabetismo, y el producto interno bruto), que concluyen que el IDH es un poderoso predictor, tanto de la mortalidad infantil como de la materna, logrando explicar entre 85 por ciento a 92 por ciento de la variación de la primera y entre 82 por ciento y 85 por ciento de la variación de la segunda de los países incluidos en la revisión entre 1987 y 1990.
Mortalidad infantil
Frente a un deterioro de la situación económica, los grupos más vulnerables de la población son, en general, aquellos de edad extrema, como consecuencia de las desigualdades sociales y económicas producidas por este motivo.
Buena cobertura en salud; disminución de la mortalidad infantil. |
Esto ocurre, por ejemplo con los niños menores de un año: se describe que la MI aumentó en muchos países de América Latina como producto de la denominada "Crisis de la Deuda Externa", ocurrida en la Región a comienzos de los años 80. Si bien es cierto, y la economía chilena también estuvo muy afectada por esta crisis, la tasa de mortalidad infantil (TMI) continuó en el país con su ritmo decreciente.
A partir de la segunda mitad de los años 80, la deteriorada situación económica chilena se revierte: el crecimiento promedio anual de la economía en el período comprendido entre 1989 y 1999 fue de 6,4 por ciento, de igual forma, la tasa anual de inflación descendió desde 26,4 por ciento en 1985 a 2,3 por ciento en 1999.
En 1998 se inició en el país un proceso de desaceleración económica como consecuencia de la crisis internacional que afectó a los países del sudeste asiático.
Esto significó la implementación de una política de ajuste que se tradujo fundamentalmente en una caída del producto interno bruto: -1,1 por ciento y un incremento de la desocupación que aumentó de 5,3 por ciento en 1997 a 8,9 por ciento en 1999. Paralelamente a ello, la tasa de mortalidad infantil redujo su tendencia decreciente, llegando incluso a aumentar en 1998.
Indicadores económicos, parámetro confiable, pero no exclusivo. |
En el contexto de la asociación descrita en el extranjero, entre economía e indicadores sanitarios, revisados los mismos parámetros en Chile se encontró una asociación entre indicadores económicos (IE) y mortalidad infantil): pues en la medida en que mejoraron dichos indicadores la mortalidad infantil disminuyó.
Si bien es cierto que existe también una asociación entre indicadores económicos deteriorados y un aumento de la mortalidad infantil es necesario considerar que en Chile, a partir de la década del 60, la mortalidad infantil ha disminuido de manera constante; esto no obstante las dos crisis internacionales que afectaron a la economía: la crisis energética de 1975 y la crisis de la deuda externa en 1982 (no fue posible reunir información económica chilena que fuera comparable de los años 70 y parte de los años 80 que permitiera incluir dicho período en este análisis).
Esta tendencia a la disminución de la mortalidad infantil se mantuvo también en un período de gran expansión económica como lo fue el comprendido entre 1985 y 1997).
Lo anterior permite sugerir, como lo han hecho otros autores, que en Chile el descenso de la MI depende de factores distintos a los exclusivamente económicos, como son el mejoramiento en las condiciones de saneamiento básico de la población, el mayor nivel educacional de la madre y la disminución de la Tasa de Natalidad.
A no descuidar políticas de salud. |
Esta asociación difiere de la situación de otros países latinoamericanos donde las dificultades económicas de los años 80 afectaron a la MI, incrementándola, debido al aumento de la pobreza. Se trata sin embargo, en muchos casos, de países en que las condiciones de saneamiento básico siguen siendo deficientes, y con altas Tasas de Natalidad y de Analfabetismo.
Es posible sugerir entonces, debido a que en Chile el comportamiento de la mortalidad infantilI pareciera seguir un patrón distinto al de muchos países latinoamericanos en cuanto a su asociación con la economía, que los resultados obtenidos de esta revisión se consideren como un antecedente más para intentar explicar las causas de los eventos mortales en los menores de un año.
Lo anterior no excluye el hecho de que sea necesario continuar la tarea de focalizar las políticas sociales en la población de menores recursos de manera de mantener la independencia relativa que el comportamiento de la mortalidad infantil ha tenido respecto de la economía del país.
Informes positivos para Chile
Lo expresado anteriormente parece corroborarse con lo anotado en un artículo de la Revista Chilena de Pediatría, publicado en octubre de 2006:
Controles médicos periódicos y asegurados para los infantes. |
“Entre los años 1900 y 2003, la mortalidad infantil chilena disminuyó de 342 a 7,8 por mil nacidos vivos con un 97% de descenso. En los últimos treinta años (1970 a 2003) el descenso fue de 79 a 7,8, equivalente a noventa por ciento de caída. La mayor disminución, de 81 puntos, se registró entre 1940 y 1950, atribuible a la introducción de quimioterápicos y antibióticos que redujeron drásticamente el riesgo de diversas enfermedades infecciosas.
"Si bien se registra una sólida asociación con la situación económica de las comunidades se advierte que los valores de mortalidad infantil no se incrementaron en Chile en años de crisis económicas severas que el país enfrentó en las décadas de 1970, 1980 y 1990.”
El mismo informe agrega:
“El descenso chileno está vinculado a un conjunto de cambios significativos ocurridos en el país.
"Un progreso económico que ha ubicado a Chile en el tercer lugar de Latinoamérica en cuanto a producto nacional bruto ajustado por poder adquisitivo. Se ha producido un gran mejoramiento del nivel de escolaridad y las mujeres que dan a luz tienden a tener siete años o más de estudios.
Para un futuro promisorio. |
“El 94 por ciento de las viviendas dispone de agua y servicios de eliminación, que ha contribuido a disminuir las diarreas. Se registran conductas preventivas y atención médica oportuna y adecuada. El 99 por ciento de los recién nacidos tuvieron atención profesional en el parto, reciben cuatro consultas médicas anuales, además de los controles de niño sano: disponen de eficientes programas de vacunación de muy alta cobertura y de alimentación complementaria.
“Existe un médico por cada 700 habitantes y se registran 101 egresos hospitalarios anuales por cada 1.000 habitantes, situación que en Latinoamérica tienen sólo Cuba y Chile. Se registra una natalidad de 18 nacidos por 1.000 habitantes. El trabajo en salud se facilita por el hecho de que el 86 por ciento de la población habita en zonas urbanas y las zonas rurales están bien cubiertas por servicios preventivos. El progreso en salud infantil ha alcanzado a casi todo el territorio: sólo 16 de 336 comunas tiene mortalidad infantil iguales o superiores a 20.”
Ver: PSU: Historia y Ciencias Sociales, Pregunta 07
Fuente Internet:
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0370-41062006000500007&script=sci_arttext