Libro de los salmos

Rey David

Capítulos 1 al 50

Capítulo 1

1 BIENAVENTURADO el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

2 Antes en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.

3 Y será como el árbol plantado junto á arroyos de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.

4 No así los malos: Sino como el tamo que arrebata el viento.

5 Por tanto no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos.

6 Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.

Capítulo 2

1 ¿POR qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan vanidad?

2 Estarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos contra Jehová, y contra su ungido, diciendo:

3 Rompamos sus coyundas, Y echemos de nosotros sus cuerdas.

4 El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.

5 Entonces hablará á ellos en su furor, Y turbarálos con su ira.

6 Yo empero he puesto mi rey Sobre Sión, monte de mi santidad.

7 Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.

8 Pídeme, y te daré por heredad las gentes, Y por posesión tuya los términos de la tierra.

9 Quebrantarlos has con vara de hierro: Como vaso de alfarero los desmenuzarás.

10 Y ahora, reyes, entended: Admitid corrección, jueces de la tierra.

11 Servid á Jehová con temor, Y alegraos con temblor.

12 Besad al Hijo, porque no se enoje, y perezcáis en el camino, Cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían.

Capítulo 3

1 ¡OH, Jehová, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos se levantan contra mí.

2 Muchos dicen de mi vida: No hay para él salud en Dios. (Selah.)

3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí: Mi gloria, y el que ensalza mi cabeza.

4 Con mi voz clamé á Jehová, Y él me respondió desde el monte de su santidad. (Selah.)

5 Yo me acosté, y dormí, Y desperté; porque Jehová me sostuvo.

6 No temeré de diez millares de pueblos, Que pusieren cerco contra mí.

7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío: Porque tú heriste á todos mis enemigos en la quijada; Los dientes de los malos quebrantaste.

8 De Jehová es la salud: Sobre tu pueblo será tu bendición. (Selah.)

Capítulo 4

1 RESPÓNDEME cuando clamo, oh, Dios de mi justicia: Estando en angustia, tú me hiciste ensanchar: Ten misericordia de mí, y oye mi oración.

2 Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? (Selah.)

3 Sabed pues, que Jehová hizo apartar al pío para sí: Jehová oirá cuando yo á él clamare.

4 Temblad, y no pequéis: Conversad en vuestro corazón sobre vuestra cama, y desistid. (Selah.)

5 Ofreced sacrificios de justicia, Y confiad en Jehová.

6 Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh, Jehová, la luz de tu rostro.

7 Tú diste alegría en mi corazón, Más que tienen ellos en el tiempo que se multiplicó su grano y su mosto.

8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me harás estar confiado.

Capítulo 5

1 ESCUCHA, oh, Jehová, mis palabras; Considera la meditación mía.

2 Está atento á la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque á ti oraré.

3 Oh, Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré á ti, y esperaré.

4 Porque tú no eres un Dios que ame la maldad: El malo no habitará junto á ti.

5 No estarán los insensatos delante de tus ojos: Aborreces á todos los que obran iniquidad.

6 Destruirás á los que hablan mentira: Al hombre de sangres y de engaño abominará Jehová.

7 Y yo en la multitud de tu misericordia entraré en tu casa: Adoraré hacia el templo de tu santidad en tu temor.

8 Guíame, Jehová, en tu justicia á causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino.

9 Porque no hay en su boca rectitud: Sus entrañas son pravedades; Sepulcro abierto su garganta: Con su lengua lisonjearán.

10 Desbarátalos, oh, Dios; Caigan de sus consejos: Por la multitud de sus rebeliones échalos, Porque se rebelaron contra ti.

11 Y alegrarse han todos los que en ti confían; Para siempre darán voces de júbilo, porque tú los defiendes: Y en ti se regocijarán los que aman tu nombre.

12 Porque tú, oh, Jehová, bendecirás al justo; Lo cercarás de benevolencia como con un escudo.

Capítulo 6

1 JEHOVA, no me reprendas en tu furor, Ni me castigues con tu ira.

2 Ten misericordia de mí, oh, Jehová, porque yo estoy debilitado: Sáname, oh, Jehová, porque mis huesos están conmovidos.

3 Mi alma asimismo está muy conturbada: Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?

4 Vuelve, oh, Jehová, libra mi alma; Sálvame por tu misericordia.

5 Porque en la muerte no hay memoria de ti: ¿Quién te loará en el sepulcro?

6 Heme consumido á fuerza de gemir: Todas las noches inundo mi lecho, Riego mi estrado con mis lágrimas.

7 Mis ojos están carcomidos de descontento; Hanse envejecido á causa de todos mis angustiadores.

8 Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.

9 Jehová ha oído mi ruego; Ha recibido Jehová mi oración.

10 Se avergonzarán, y turbaránse mucho todos mis enemigos; Volveránse y serán avergonzados subitáneamente.

Capítulo 7

1 JEHOVA Dios mío, en ti he confiado: Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;

2 No sea que arrebate mi alma, cual león Que despedaza, sin que haya quien libre.

3 Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, Si hay en mis manos iniquidad;

4 Si dí mal pago al pacífico conmigo, (Hasta he libertado al que sin causa era mi enemigo;)

5 Persiga el enemigo mi alma, y alcánce la; Y pise en tierra mi vida, Y mi honra ponga en el polvo. (Selah.)

6 Levántate; oh, Jehová, con tu furor; Alzate á causa de las iras de mis angustiadores, Y despierta en favor mío el juicio que mandaste.

7 Y te rodeará concurso de pueblo; Por cuyo amor vuélvete luego á levantar en alto.

8 Jehová juzgará los pueblos: Júzgame, oh, Jehová, conforme á mi justicia y conforme á mi integridad.

9 Consúmase ahora la malicia de los inicuos, y establece al justo; Pues el Dios justo prueba los corazones y los riñones.

10 Mi escudo está en Dios, Que salva á los rectos de corazón.

11 Dios es el que juzga al justo: Y Dios está airado todos los días contra el impío.

12 Si no se convirtiere, él afilará su espada: Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.

13 Asimismo ha aparejado para él armas de muerte; Ha labrado sus saetas para los que persiguen.

14 He aquí ha tenido parto de iniquidad: Concibió trabajo, y parió mentira.

15 Pozo ha cavado, y ahondádolo; Y en la fosa que hizo caerá.

16 Su trabajo se tornará sobre su cabeza, Y su agravio descenderá sobre su mollera.

17 Alabaré yo á Jehová conforme á su justicia, Y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.

Capítulo 8

1 OH, Jehová, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra, Que has puesto tu gloria sobre los cielos!

2 De la boca de los chiquitos y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer cesar al enemigo, y al que se venga.

3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste:

4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, que lo visites?

5 Pues le has hecho poco menor que los ángeles, Y coronástelo de gloria y de lustre.

6 Hicístelo enseñorear de las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:

7 Ovejas, y bueyes, todo ello; Y asimismo las bestias del campo,

8 Las aves de los cielos, y los peces de la mar; Todo cuanto pasa por los senderos de la mar.

9 Oh, Jehová, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

Capítulo 9

1 TE alabaré, oh, Jehová, con todo mi corazón; Contaré todas tus maravillas.

2 Alegraréme y regocijaréme en ti: Cantaré á tu nombre, oh, Altísimo;

3 Por haber sido mis enemigos vueltos atrás: Caerán y perecerán delante de ti.

4 Porque has hecho mi juicio y mi causa: Sentástete en silla juzgando justicia.

5 Reprendiste gentes, destruiste al malo, Raíste el nombre de ellos para siempre jamás.

6 Oh, enemigo, acabados son para siempre los asolamientos; Y las ciudades que derribaste, Su memoria pereció con ellas.

7 Mas Jehová permanecerá para siempre: Dispuesto ha su trono para juicio.

8 Y él juzgará el mundo con justicia; Y juzgará los pueblos con rectitud.

9 Y será Jehová refugio al pobre, Refugio para el tiempo de angustia.

10 Y en ti confiarán los que conocen tu nombre; Por cuanto tú, oh, Jehová, no desamparaste á los que te buscaron.

11 Cantad á Jehová, que habita en Sión: Noticiad en los pueblos sus obras.

12 Porque demandando la sangre se acordó de ellos: No se olvidó del clamor de los pobres.

13 Ten misericordia de mí, Jehová: Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, Tú que me levantas de las puertas de la muerte;

14 Porque cuente yo todas tus alabanzas En las puertas de la hija de Sión, Y me goce en tu salud.

15 Hundiéronse las gentes en la fosa que hicieron; En la red que escondieron fué tomado su pie.

16 Jehová fué conocido en el juicio que hizo; En la obra de sus manos fué enlazado el malo. (Higaion. Selah.)

17 Los malos serán trasladados al infierno, Todas las gentes que se olvidan de Dios.

18 Porque no para siempre será olvidado el pobre; Ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.

19 Levántate, oh, Jehová; no se fortalezca el hombre; Sean juzgadas las gentes delante de ti.

20 Pon, oh, Jehová, temor en ellos: Conozcan las gentes que son no más que hombres. (Selah.)

Capítulo 10

1 ¿POR qué estás lejos, oh, Jehová, Y te escondes en el tiempo de la tribulación?

2 Con arrogancia el malo persigue al pobre: Serán cogidos en los artificios que han ideado.

3 Por cuanto se alaba el malo del deseo de su alma, Y bendice al codicioso ó quien Jehová aborrece.

4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca á Dios: No hay Dios en todos sus pensamientos.

5 Sus caminos son viciosos en todo tiempo: Tus juicios los tiene muy lejos de su vista: Echa bocanadas en orden á todos sus enemigos.

6 Dice en su corazón: No seré movido en ningún tiempo, Ni jamás me alcanzará el infortunio.

7 Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude: Debajo de su lengua, vejación y maldad.

8 Está en las guaridas de las aldeas: En los escondrijos mata al inocente: Sus ojos están acechando al pobre.

9 Acecha en oculto, como el león desde su cama: Acecha para arrebatar al pobre: Arrebata al pobre trayéndolo á su red.

10 Encógese, agáchase, Y caen en sus fuerzas muchos desdichados.

11 Dice en su corazón: Dios está olvidado, Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.

12 Levántate, oh, Jehová Dios, alza tu mano, No te olvides de los pobres.

13 ¿Por qué irrita el malo á Dios? En su corazón ha dicho que no lo inquirirás.

14 Tú lo tienes visto: porque tú miras el trabajo, y la vejación, para vengar le por tu mano: A ti se acoge el pobre, Tú eres el amparo del huérfano.

15 Quebranta el brazo del malo: Del maligno buscarás su maldad, hasta que ninguna halles.

16 Jehová, Rey eterno y perpetuo: De su tierra fueron destruídas las gentes.

17 El deseo de los humildes oíste, oh, Jehová: Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído;

18 Para juzgar al huérfano y al pobre, A fin de que no vuelva más á hacer violencia el hombre de la tierra.

Capítulo 11

1 EN Jehová he confiado; ¿Cómo decís á mi alma: Escapa al monte cual ave?

2 Porque he aquí, los malos flecharon el arco, Apercibieron sus saetas sobre la cuerda, Para asaetear en oculto á los rectos de corazón.

3 Si fueren destruídos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?

4 Jehová en el templo de su santidad: La silla de Jehová está en el cielo: Sus ojos ven, sus párpados examinan á los hijos de los hombres.

5 Jehová prueba al justo; Empero al malo y al que ama la violencia, su alma aborrece.

6 Sobre los malos lloverá lazos; Fuego y azufre, con vientos de torbellinos, será la porción del cáliz de ellos.

7 Porque el justo Jehová ama la justicia: Al recto mirará su rostro.

Capítulo 12

1 SALVA, oh, Jehová, porque se acabaron los misericordiosos: Porque se han acabado los fieles de entre los hijos de los hombres.

2 Mentira habla cada uno con su prójimo; Con labios lisonjeros, con corazón doble hablan.

3 Destruirá Jehová todos los labios lisonjeros, La lengua que habla grandezas,

4 Que dijeron: Por nuestra lengua prevaleceremos; Nuestros labios están con nosotros: ¿quién nos es señor?

5 Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, Ahora me levantaré, dice Jehová: Pondrélos en salvo del que contra ellos se engríe.

6 Las palabras de Jehová, palabras limpias; Plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces.

7 Tú, Jehová, los guardarás; Guárdalos para siempre de aquesta generación.

8 Cercando andan los malos, Mientras son exaltados los más viles de los hijos de los hombres.

Capítulo 13

1 ¿HASTA cuándo, Jehová? ¿me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

3 Mira, óyeme, Jehová Dios mío: Alumbra mis ojos, porque no duerma en muerte;

4 Porque no diga mi enemigo, Vencílo: Mis enemigos se alegrarán, si yo resbalare.

5 Mas yo en tu misericordia he confiado: Alegraráse mi corazón en tu salud.

6 Cantaré á Jehová, Porque me ha hecho bien.

Capítulo 14

1 DIJO el necio en su corazón: No hay Dios. Corrompiéronse, hicieron obras abominables; No hay quien haga bien.

2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Por ver si había algún entendido, Que buscara á Dios.

3 Todos declinaron, juntamente se han corrompido: No hay quien haga bien, no hay ni siquiera uno.

4 ¿No tendrán conocimiento todos los que obran iniquidad, Que devoran á mi pueblo como si pan comiesen, Y á Jehová no invocaron?

5 Allí temblaron de espanto; Porque Dios está con la nación de los justos.

6 El consejo del pobre habéis escarnecido, Por cuanto Jehová es su esperanza.

7 ¡Quién diese de Sión la salud de Israel! En tornando Jehová la cautividad de su pueblo, Se gozará Jacob, y alegraráse Israel.

Capítulo 15

1 JEHOVA, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en el monte de tu santidad?

2 El que anda en integridad, y obra justicia, Y habla verdad en su corazón.

3 El que no detrae con su lengua, Ni hace mal á su prójimo, Ni contra su prójimo acoge oprobio alguno.

4 Aquel á cuyos ojos es menospreciado el vil; Mas honra á los que temen á Jehová: Y habiendo jurado en daño suyo, no por eso muda.

5 Quien su dinero no dió á usura, Ni contra el inocente tomó cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará para siempre.

Capítulo 16

1 GUARDAME, oh, Dios, porque en ti he confiado.

2 Dijiste, oh, alma mía, á Jehová: Tú eres el Señor: Mi bien á ti no aprovecha;

3 Sino á los santos que están en la tierra, Y á los íntegros: toda mi afición en ellos.

4 Multiplicaránse los dolores de aquellos que sirven diligentes á otro dios: No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.

5 Jehová es la porción de mi parte y de mi copa; Tú sustentarás mi suerte.

6 Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.

7 Bendeciré á Jehová que me aconseja: Aun en las noches me enseñan mis riñones.

8 A Jehová he puesto siempre delante de mí: Porque está á mi diestra no seré conmovido.

9 Alegróse por tanto mi corazón, y se gozó mi gloria: También mi carne reposará segura.

10 Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; Ni permitirás que tu santo vea corrupción.

11 Me mostrarás la senda de la vida: Hartura de alegrías hay con tu rostro; Deleites en tu diestra para siempre.

Capítulo 17

1 OYE, oh, Jehová, justicia; está atento á mi clamor; Escucha mi oración hecha sin labios de engaño.

2 De delante de tu rostro salga mi juicio; Vean tus ojos la rectitud.

3 Tú has probado mi corazón, hasme visitado de noche; Me has apurado, y nada inicuo hallaste: Heme propuesto que mi boca no ha de propasarse.

4 Para las obras humanas, por la palabra de tus labios Yo me he guardado de las vías del destructor.

5 Sustenta mis pasos en tus caminos, Porque mis pies no resbalen.

6 Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh, Dios: Inclina á mí tu oído, escucha mi palabra.

7 Muestra tus estupendas misericordias, tú que salvas á los que en ti confían. De los que se levantan contra tu diestra.

8 Guárdame como lo negro de la niñeta del ojo, Escóndeme con la sombra de tus alas,

9 De delante de los malos que me oprimen, De mis enemigos que me cercan por la vida.

10 Cerrados están con su grosura; Con su boca hablan soberbiamente.

11 Nuestros pasos nos han cercado ahora: Puestos tienen sus ojos para echar nos por tierra.

12 Parecen al león que desea hacer presa, Y al leoncillo que está escondido.

13 Levántate, oh, Jehová; Prevén su encuentro, póstrale: Libra mi alma del malo con tu espada;

14 De los hombres con tu mano, oh, Jehová, De los hombres de mundo, cuya parte es en esta vida, Y cuyo vientre hinches de tu tesoro: Hartan sus hijos, Y dejan el resto á sus chiquitos.

15 Yo en justicia veré tu rostro: Seré saciado cuando despertare á tu semejanza.

Capítulo 18

1 AMARTE he, oh, Jehová, fortaleza mía.

2 Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fuerte mío, en él confiaré; Escudo mío, y el cuerno de mi salud, mi refugio.

3 Invocaré á Jehová, digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos.

4 Cercáronme dolores de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron.

5 Dolores del sepulcro me rodearon, Previniéronme lazos de muerte.

6 En mi angustia invoqué á Jehová, Y clamé á mi Dios: El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, á sus oídos.

7 Y la tierra fué conmovida y tembló; Y moviéronse los fundamentos de los montes, Y se estremecieron, porque se indignó él.

8 Humo subió de su nariz, Y de su boca consumidor fuego; Carbones fueron por él encendidos.

9 Y bajó los cielos, y descendió; Y oscuridad debajo de sus pies.

10 Y cabalgó sobre un querubín, y voló: Voló sobre las alas del viento.

11 Puso tinieblas por escondedero suyo, su pabellón en derredor de sí; Oscuridad de aguas, nubes de los cielos.

12 Por el resplandor delante de él, sus nubes pasaron; Granizo y carbones ardientes.

13 Y tronó en los cielos Jehová, Y el Altísimo dió su voz; Granizo y carbones de fuego.

14 Y envió sus saetas, y desbaratólos; Y echó relámpagos, y los destruyó.

15 Y aparecieron las honduras de las aguas, Y descubriéronse los cimientos del mundo, A tu reprensión, oh, Jehová, Por el soplo del viento de tu nariz.

16 Envió desde lo alto; tomóme, Sácome de las muchas aguas.

17 Libróme de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían, aunque eran ellos más fuertes que yo.

18 Asaltáronme en el día de mi quebranto: Mas Jehová fué mi apoyo.

19 Y sacóme á anchura: Libróme, porque se agradó de mí.

20 Hame pagado Jehová conforme á mi justicia: Conforme á la limpieza de mis manos me ha vuelto.

21 Porque yo he guardado los caminos de Jehová, Y no me aparté impíamente de mi Dios.

22 Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí, Y no eché de mí sus estatutos.

23 Y fuí integro para con él, y cauteléme de mi maldad.

24 Pagóme pues Jehová conforme á mi justicia; Conforme á la limpieza de mis manos delante de sus ojos.

25 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, Y recto para con el hombre íntegro.

26 Limpio te mostrarás para con el limpio, Y severo serás para con el perverso.

27 Y tú salvarás al pueblo humilde, Y humillarás los ojos altivos.

28 Tú pues alumbrarás mi lámpara: Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.

29 Porque contigo desharé ejércitos; Y con mi Dios asaltaré muros.

30 Dios, perfecto su camino: Es acendrada la palabra de Jehová: Escudo es á todos los que en él esperan.

31 Porque ¿qué Dios hay fuera de Jehová? ¿Y qué fuerte fuera de nuestro Dios?

32 Dios es el que me ciñe de fuerza, E hizo perfecto mi camino;

33 Quien pone mis pies como pies de ciervas, E hízome estar sobre mis alturas;

34 Quien enseña mis manos para la batalla, Y será quebrado con mis brazos el arco de acero.

35 Dísteme asimismo el escudo de tu salud: Y tu diestra me sustentó, Y tu benignidad me ha acrecentado.

36 Ensanchaste mis pasos debajo de mí, Y no titubearon mis rodillas.

37 Perseguido he mis enemigos, y alcancélos, Y no volví hasta acabarlos.

38 Helos herido, y no podrán levantarse: Cayeron debajo de mis pies.

39 Pues me ceñiste de fortaleza para la pelea; Has agobiado mis enemigos debajo de mí.

40 Y dísteme la cerviz de mis enemigos, Y destruí á los que me aborrecían.

41 Clamaron, y no hubo quien salvase: Aun á Jehová, mas no los oyó.

42 Y molílos como polvo delante del viento; Esparcílos como lodo de las calles.

43 Librásteme de contiendas de pueblo: Pusísteme por cabecera de gentes: Pueblo que yo no conocía, me sirvió.

44 Así que hubo oído, me obedeció; Los hijos de extraños me mintieron;

45 Los extraños flaquearon, Y tuvieron miedo desde sus encerramientos.

46 Viva Jehová, y sea bendita mi roca; Y ensalzado sea el Dios de mi salud:

47 El Dios que me da las venganzas, Y sujetó pueblos á mí.

48 Mi libertador de mis enemigos: Hicísteme también superior de mis adversarios; Librásteme de varón violento.

49 Por tanto yo te confesaré entre las gentes, oh, Jehová, Y cantaré á tu nombre.

50 El cual engrandece las saludes de su rey, Y hace misericordia á su ungido, A David y á su simiente, para siempre.

Capítulo 19

1 LOS cielos cuentan la gloria de Dios, Y la expansión denuncia la obra de sus manos.

2 El un día emite palabra al otro día, Y la una noche á la otra noche declara sabiduría.

3 No hay dicho, ni palabras, Ni es oída su voz.

4 Por toda la tierra salió su hilo, Y al cabo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol.

5 Y él, como un novio que sale de su tálamo, Alégrase cual gigante para correr el camino.

6 Del un cabo de los cielos es su salida, Y su giro hasta la extremidad de ellos: Y no hay quien se esconda de su calor.

7 La ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma: El testimonio de Jehová, fiel, que hace sabio al pequeño.

8 Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón: El precepto de Jehová, puro, que alumbra los ojos.

9 El temor de Jehová, limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.

10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.

11 Tu siervo es además amonestado con ellos: En guardarlos hay grande galardón.

12 Los errores, ¿quién los entenderá? Líbrame de los que me son ocultos.

13 Detén asimismo á tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí: Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.

14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh, Jehová, roca mía, y redentor mío

Capítulo 20

1 OIGATE Jehová en el día de conflicto; Defiéndate el nombre del Dios de Jacob.

2 Envíete ayuda desde el santuario, Y desde Sión te sostenga.

3 Haga memoria de todos tus presentes, Y reduzca á ceniza tu holocausto. (Selah.)

4 Déte conforme á tu corazón, Y cumpla todo tu consejo.

5 Nosotros nos alegraremos por tu salud, Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios: Cumpla Jehová todas tus peticiones.

6 Ahora echo de ver que Jehová guarda á su ungido: Oirálo desde los cielos de su santidad, Con la fuerza de la salvación de su diestra.

7 Estos confían en carros, y aquéllos en caballos: Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.

8 Ellos arrodillaron, y cayeron; Mas nosotros nos levantamos, y nos enhestamos.

9 Salva, Jehová: Que el Rey nos oiga el día que lo invocáremos.

Capítulo 21

1 ALEGRARASE el rey en tu fortaleza, oh, Jehová; Y en tu salud se gozará mucho.

2 El deseo de su corazón le diste, Y no le negaste lo que sus labios pronunciaron. (Selah.)

3 Pues le has salido al encuentro con bendiciones de bien: Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.

4 Vida te demandó, y dístele Largura de días por siglos y siglos.

5 Grande es su gloria en tu salud: Honra y majestad has puesto sobre él.

6 Porque lo has bendecido para siempre; Llenástelo de alegría con tu rostro.

7 Por cuanto el rey confía en Jehová, Y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.

8 Alcanzará tu mano á todos tus enemigos; Tu diestra alcanzará á los que te aborrecen.

9 Ponerlos has como horno de fuego en el tiempo de tu ira: Jehová los deshará en su furor, Y fuego los consumirá.

10 Su fruto destruirás de la tierra, Y su simiente de entre los hijos de los hombres.

11 Porque trazaron el mal contra ti: Fraguaron maquinaciones, mas no prevalecerán.

12 Pues tú los pondrás en fuga, Cuando aparejares en tus cuerdas las saetas contra sus rostros.

13 Ensálzate, oh, Jehová, con tu fortaleza: Cantaremos y alabaremos tu poderío.

Capítulo 22

1 DIOS mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor?

2 Dios mío, clamo de día, y no oyes; Y de noche, y no hay para mí silencio.

3 Tú empero eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.

4 En ti esperaron nuestros padres: Esperaron, y tú los libraste.

5 Clamaron á ti, y fueron librados: Esperaron en ti, y no se avergonzaron.

6 Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y desecho del pueblo.

7 Todos los que me ven, escarnecen de mí; Estiran los labios, menean la cabeza, diciendo:

8 Remítese á Jehová, líbrelo; Sálvele, puesto que en él se complacía.

9 Empero tú eres el que me sacó del vientre, El que me haces esperar desde que estaba á los pechos de mi madre.

10 Sobre ti fuí echado desde la matriz: Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.

11 No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude.

12 Hanme rodeado muchos toros; Fuertes toros de Basán me han cercado.

13 Abrieron sobre mí su boca, Como león rapante y rugiente.

14 Heme escurrido como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron: Mi corazón fué como cera, Desliéndose en medio de mis entrañas.

15 Secóse como un tiesto mi vigor, Y mi lengua se pegó á mi paladar; Y me has puesto en el polvo de la muerte.

16 Porque perros me han rodeado, Hame cercado cuadrilla de malignos: Horadaron mis manos y mis pies.

17 Contar puedo todos mis huesos; Ellos miran, considéranme.

18 Partieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.

19 Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate para mi ayuda.

20 Libra de la espada mi alma; Del poder del perro mi única.

21 Sálvame de la boca del león, Y óyeme librándome de los cuernos de los unicornios.

22 Anunciaré tu nombre á mis hermanos: En medio de la congregación te alabaré.

23 Los que teméis á Jehová, alabadle; Glorificadle, simiente toda de Jacob; Y temed de él, vosotros, simiente toda de Israel.

24 Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó á él, oyóle.

25 De ti será mi alabanza en la grande congregación; Mis votos pagaré delante de los que le temen.

26 Comerán los pobres, y serán saciados: Alabarán á Jehová los que le buscan: Vivirá vuestro corazón para siempre.

27 Acordarse han, y volveránse á Jehová todos los términos de la tierra; Y se humillarán delante de ti todas las familias de las gentes.

28 Porque de Jehová es el reino; Y él se enseñoreará de las gentes.

29 Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra: Postraránse delante de él todos los que descienden al polvo, Si bien ninguno puede conservar la vida á su propia alma.

30 La posteridad le servirá; Será ella contada por una generación de Jehová.

31 Vendrán, y anunciarán al pueblo que naciere, Su justicia que él hizo.

Capítulo 23

1 JEHOVA es mi pastor; nada me faltará.

2 En lugares de delicados pastos me hará yacer: Junto á aguas de reposo me pastoreará.

3 Confortará mi alma; Guiárame por sendas de justicia por amor de su nombre.

4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

5 Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores: Ungiste mi cabeza con aceite: mi copa está rebosando.

6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida: Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Capítulo 24

1 DE Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.

2 Porque él la fundó sobre los mares, Y afirmóla sobre los ríos.

3 ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en el lugar de su santidad?

4 El limpio de manos, y puro de corazón: El que no ha elevado su alma á la vanidad, Ni jurado con engaño.

5 El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salud.

6 Tal es la generación de los que le buscan, De los que buscan tu rostro, oh, Dios de Jacob. (Selah.)

7 Alzad, oh, puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria.

8 ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.

9 Alzad, oh, puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria.

10 ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, El es el Rey de la gloria. (Selah.)

Capítulo 25

1 A TI, oh, Jehová, levantaré mi alma.

2 Dios mío, en ti confío; No sea yo avergonzado, No se alegren de mí mis enemigos.

3 Ciertamente ninguno de cuantos en ti esperan será confundido: Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

4 Muéstrame, oh, Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas.

5 Encamíname en tu verdad, y enséñame; Porque tú eres el Dios de mi salud: En ti he esperado todo el día.

6 Acuérdate, oh, Jehová, de tus conmiseraciones y de tus misericordias, Que son perpetuas.

7 De los pecados de mi mocedad, y de mis rebeliones, no te acuerdes; Conforme á tu misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh, Jehová.

8 Bueno y recto es Jehová: Por tanto él enseñará á los pecadores el camino.

9 Encaminará á los humildes por el juicio, Y enseñará á los mansos su carrera.

10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, Para los que guardan su pacto y sus testimonios.

11 Por amor de tu nombre, oh, Jehová, Perdonarás también mi pecado; porque es grande.

12 ¿Quién es el hombre que teme á Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger.

13 Su alma reposará en el bien, Y su simiente heredará la tierra.

14 El secreto de Jehová es para los que le temen; Y á ellos hará conocer su alianza.

15 Mis ojos están siempre hacia Jehová; Porque él sacará mis pies de la red.

16 Mírame, y ten misericordia de mí; Porque estoy solo y afligido.

17 Las angustias de mi corazón se han aumentado: Sácame de mis congojas.

18 Mira mi aflicción y mi trabajo: Y perdona todos mis pecados.

19 Mira mis enemigos, que se han multiplicado, Y con odio violento me aborrecen.

20 Guarda mi alma, y líbrame: No sea yo avergonzado, porque en ti confié.

21 Integridad y rectitud me guarden; Porque en ti he esperado.

22 Redime, oh, Dios, á Israel De todas sus angustias.

Capítulo 26

1 JUZGAME, oh, Jehová, porque yo en mi integridad he andado: Confiado he asimismo en Jehová, no vacilaré.

2 Pruébame, oh, Jehová, y sondéame: Examina mis riñones y mi corazón.

3 Porque tu misericordia está delante de mis ojos, Y en tu verdad ando.

4 No me he sentado con hombres de falsedad; Ni entré con los que andan encubiertamente.

5 Aborrecí la reunión de los malignos, Y con los impíos nunca me senté.

6 Lavaré en inocencia mis manos, Y andaré alrededor de tu altar, oh, Jehová:

7 Para exclamar con voz de acción de gracias, Y para contar todas tus maravillas.

8 Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar del tabernáculo de tu gloria.

9 No juntes con los pecadores mi alma, Ni con los hombres de sangres mi vida:

10 En cuyas manos está el mal, Y su diestra está llena de sobornos.

11 Yo empero andaré en mi integridad: Redímeme, y ten misericordia de mí.

12 Mi pie ha estado en rectitud: En las congregaciones bendeciré á Jehová.

Capítulo 27

1 JEHOVA es mi luz y mi salvación: ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida: ¿de quién he de atemorizarme?

2 Cuando se allegaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.

3 Aunque se asiente campo contra mí, No temerá mi corazón: Aunque contra mí se levante guerra, Yo en esto confío.

4 Una cosa he demandado á Jehová, ésta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Ocultaráme en lo reservado de su pabellón; Pondráme en alto sobre una roca.

6 Y luego ensalzará mi cabeza sobre mis enemigos en derredor de mí: Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo: Cantaré y salmearé á Jehová.

7 Oye, oh, Jehová, mi voz con que á ti clamo; Y ten misericordia de mí, respóndeme.

8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh, Jehová.

9 No escondas tu rostro de mí, No apartes con ira á tu siervo: Mi ayuda has sido; No me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.

10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Jehová con todo me recogerá.

11 Enséñame, oh, Jehová, tu camino, Y guíame por senda de rectitud, A causa de mis enemigos.

12 No me entregues á la voluntad de mis enemigos; Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.

13 Hubiera yo desmayado, si no creyese que tengo de ver la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes.

14 Aguarda á Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón: Sí, espera á Jehová.

Capítulo 28

1 A TI clamaré, oh, Jehová, Fortaleza mía: no te desentiendas de mí; Porque no sea yo, dejándome tú, Semejante á los que descienden al sepulcro.

2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo á ti, Cuando alzo mis manos hacia el templo de tu santidad.

3 No me arrebates á una con los malos, Y con los que hacen iniquidad: Los cuales hablan paz con sus prójimos, Y la maldad está en su corazón.

4 Dales conforme á su obra, y conforme á la malicia de sus hechos: Dales conforme á la obra de sus manos, Dales su paga.

5 Porque no atendieron á las obras de Jehová, Ni al hecho de sus manos, Derribarálos, y no los edificará.

6 Bendito Jehová, Que oyó la voz de mis ruegos.

7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo: En él esperó mi corazón, y fuí ayudado; Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi canción le alabaré.

8 Jehová es su fuerza, Y la fortaleza de las saludes de su ungido.

9 Salva á tu pueblo, y bendice á tu heredad; Y pastoréalos y ensálzalos para siempre.

Capítulo 29

1 DAD á Jehová, oh, hijos de fuertes, Dad á Jehová la gloria y la fortaleza.

2 Dad á Jehová la gloria debida á su nombre: Humillaos á Jehová en el glorioso santuario.

3 Voz de Jehová sobre las aguas: Hizo tronar el Dios de gloria: Jehová sobre las muchas aguas.

4 Voz de Jehová con potencia; Voz de Jehová con gloria.

5 Voz de Jehová que quebranta los cedros; Y quebrantó Jehová los cedros del Líbano.

6 E hízolos saltar como becerros; Al Líbano y al Sirión como hijos de unicornios.

7 Voz de Jehová que derrama llamas de fuego.

8 Voz de Jehová que hará temblar el desierto; Hará temblar Jehová el desierto de Cades.

9 Voz de Jehová que hará estar de parto á las ciervas, Y desnudará la breñas: Y en su templo todos los suyos le dicen gloria.

10 Jehová preside en el diluvio, Y asentóse Jehová por rey para siempre.

11 Jehová dará fortaleza á su pueblo: Jehová bendecirá á su pueblo en paz. Salmo de David.

Capítulo 30

1 GLORIFICARTE he, oh, Jehová; porque me has ensalzado, Y no hiciste á mis enemigos alegrarse de mí.

2 Jehová Dios mío, A ti clamé, y me sanaste.

3 Oh, Jehová, hiciste subir mi alma del sepulcro; Dísteme vida, para que no descendiese á la sepultura.

4 Cantad á Jehová, vosotros sus santos, Y celebrad la memoria de su santidad.

5 Porque un momento será su furor; Mas en su voluntad está la vida: Por la tarde durará el lloró, Y á la mañana vendrá la alegría.

6 Y dije yo en mi prosperidad: No seré jamás conmovido;

7 Porque tú, Jehová, por tu benevolencia has asentado mi monte con fortaleza. Escondiste tu rostro, fuí conturbado.

8 A ti, oh, Jehová, clamaré; Y al Señor suplicaré.

9 ¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descienda al hoyo? ¿Te alabará el polvo? ¿anunciará tu verdad?

10 Oye, oh, Jehová, y ten misericordia de mí: Jehová, sé tú mi ayudador.

11 Has tornado mi endecha en baile; Desataste mi saco, y ceñísteme de alegría.

12 Por tanto á ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.

Capítulo 31

1 EN ti, oh, Jehová, he esperado; no sea yo confundido para siempre: Líbrame en tu justicia.

2 Inclina á mí tu oído, líbrame presto; Séme por roca de fortaleza, por casa fuerte para salvarme.

3 Porque tú eres mi roca y mi castillo; Y por tu nombre me guiarás, y me encaminarás.

4 Me sacarás de la red que han escondido para mí; Porque tú eres mi fortaleza.

5 En tu mano encomiendo mi espíritu: Tú me has redimido, oh, Jehová, Dios de verdad.

6 Aborrecí á los que esperan en vanidades ilusorias; Mas yo en Jehová he esperado.

7 Me gozaré y alegraré en tu misericordia; Porque has visto mi aflicción; Has conocido mi alma en las angustias:

8 Y no me encerraste en mano del enemigo; Hiciste estar mis pies en anchura.

9 Ten misericordia de mí, oh, Jehová, que estoy en angustia: Hanse consumido de pesar mis ojos, mi alma, y mis entrañas.

10 Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar: Hase enflaquecido mi fuerza á causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.

11 De todos mis enemigos he sido oprobio, Y de mis vecinos en gran manera, y horror á mis conocidos: Los que me veían fuera, huían de mí.

12 He sido olvidado de su corazón como un muerto: He venido á ser como un vaso perdido.

13 Porque he oído afrenta de muchos; Miedo por todas partes, Cuando consultaban juntos contra mí, E ideaban quitarme la vida.

14 Mas yo en ti confié, oh, Jehová: Yo dije: Dios mío eres tú.

15 En tu mano están mis tiempos: Líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores.

16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo: Sálvame por tu misericordia.

17 No sea yo confundido, oh, Jehová, ya que te he invocado; Sean corridos los impíos, estén mudos en el profundo.

18 Enmudezcan los labios mentirosos, Que hablan contra el justo cosas duras, Con soberbia y menosprecio.

19 ¡Cuán grande es tu bien, que has guardado para los que te temen, Que has obrado para los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!

20 Los esconderás en el secreto de tu rostro de las arrogancias del hombre: Los pondrás en un tabernáculo á cubierto de contención de lenguas.

21 Bendito Jehová, Porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fuerte.

22 Y decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos: Tú empero oíste la voz de mis ruegos, cuando á ti clamaba.

23 Amad á Jehová todos vosotros sus santos: A los fieles guarda Jehová, Y paga abundantemente al que obra con soberbia.

24 Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, Y tome vuestro corazón aliento.

Capítulo 32

1 BIENAVENTURADO aquel cuyas iniquidades son perdonadas, y borrados sus pecados.

2 Bienaventurado el hombre á quien no imputa Jehová la iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay superchería.

3 Mientras callé, envejeciéronse mis huesos En mi gemir todo el día.

4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Volvióse mi verdor en sequedades de estío. (Selah.)

5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Confesaré, dije, contra mí mis rebeliones á Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. (Selah.)

6 Por esto orará á ti todo santo en el tiempo de poder hallarte: Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas á él.

7 Tú eres mi refugio; me guardarás de angustia; Con cánticos de liberación me rodearás. (Selah.)

8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos.

9 No seáis como el caballo, ó como el mulo, sin entendimiento: Con cabestro y con freno su boca ha de ser reprimida, Para que no lleguen á ti.

10 Muchos dolores para el impío; Mas el que espera en Jehová, lo cercará misericordia.

11 Alegraos en Jehová, y gozaos, justos: Y cantad todos vosotros los rectos de corazón.

Capítulo 33

1 ALEGRAOS, justos, en Jehová: A los rectos es hermosa la alabanza.

2 Celebrad á Jehová con arpa: Cantadle con salterio y decacordio.

3 Cantadle canción nueva: Hacedlo bien tañendo con júbilo.

4 Porque recta es la palabra de Jehová, Y toda su obra con verdad hecha.

5 El ama justicia y juicio: De la misericordia de Jehová está llena la tierra.

6 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el espíritu de su boca.

7 El junta como en un montón las aguas de la mar: El pone en depósitos los abismos.

8 Tema á Jehová toda la tierra: Teman de él todos los habitadores del mundo.

9 Porque él dijo, y fué hecho; El mandó, y existió.

10 Jehová hace nulo el consejo de las gentes, Y frustra las maquinaciones de los pueblos.

11 El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.

12 Bienaventurada la gente de que Jehová es su Dios; El pueblo á quien escogió por heredad para sí.

13 Desde los cielos miró Jehová; Vió á todos los hijos de los hombres:

14 Desde la morada de su asiento miró Sobre todos los moradores de la tierra.

15 El formó el corazón de todos ellos; El considera todas sus obras.

16 El rey no es salvo con la multitud del ejército: No escapa el valiente por la mucha fuerza.

17 Vanidad es el caballo para salvarse: Por la grandeza de su fuerza no librará.

18 He aquí, el ojo de Jehová sobre los que le temen, Sobre los que esperan en su misericordia;

19 Para librar sus almas de la muerte, Y para darles vida en el hambre.

20 Nuestra alma esperó á Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.

21 Por tanto en él se alegrará nuestro corazón, Porque en su santo nombre hemos confiado.

22 Sea tu misericordia, oh, Jehová, sobre nosotros, Como esperamos en ti.

Capítulo 34

1 BENDECIRÉ á Jehová en todo tiempo; Su alabanza será siempre en mi boca.

2 En Jehová se gloriará mi alma: Oiránlo los mansos, y se alegrarán.

3 Engrandeced á Jehová conmigo, Y ensalcemos su nombre á una.

4 Busqué á Jehová, y él me oyó, Y libróme de todos mis temores.

5 A él miraron y fueron alumbrados: Y sus rostros no se avergonzaron.

6 Este pobre clamó, y oyóle Jehová, Y librólo de todas sus angustias.

7 El ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen, Y los defiende.

8 Gustad, y ved que es bueno Jehová: Dichoso el hombre que confiará en él.

9 Temed á Jehová, vosotros sus santos; Porque no hay falta para los que le temen.

10 Los leoncillos necesitaron, y tuvieron hambre; Pero los que buscan á Jehová, no tendrán falta de ningún bien.

11 Venid, hijos, oidme; El temor de Jehová os enseñaré.

12 ¿Quién es el hombre que desea vida, Que codicia días para ver bien?

13 Guarda tu lengua de mal, Y tus labios de hablar engaño.

14 Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.

15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.

16 La ira de Jehová contra los que mal hacen, Para cortar de la tierra la memoria de ellos.

17 Clamaron los justos, y Jehová oyó, Y librólos de todas sus angustias.

18 Cercano está Jehová á los quebrantados de corazón; Y salvará á los contritos de espíritu.

19 Muchos son los males del justo; Mas de todos ellos lo librará Jehová.

20 El guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado.

21 Matará al malo la maldad; Y los que aborrecen al justo serán asolados.

22 Jehová redime el alma de sus siervos; Y no serán asolados cuantos en él confían.

Capítulo 35

1 DISPUTA, oh, Jehová, con los que contra mí contienden; Pelea con los que me combaten.

2 Echa mano al escudo y al pavés, Y levántate en mi ayuda.

3 Y saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; Di á mi alma: Yo soy tu salud.

4 Avergüéncense y confúndanse los que buscan mi alma: Vuelvan atrás, y sean avergonzados los que mi mal intentan.

5 Sean como el tamo delante del viento; Y el ángel de Jehová los acose.

6 Sea su camino oscuridad y resbaladeros; Y el ángel de Jehová los persiga.

7 Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; Sin causa hicieron hoyo para mi alma.

8 Véngale el quebrantamiento que no sepa, Y su red que escondió lo prenda: Con quebrantamiento en ella caiga.

9 Y gócese mi alma en Jehová; Y alégrese en su salud.

10 Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, Que libras al afligido del más fuerte que él, Y al pobre y menesteroso del que le despoja?

11 Levantáronse testigos falsos; Demandáronme lo que no sabía;

12 Volviéronme mal por bien, Para abatir á mi alma.

13 Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de saco; Afligí con ayuno mi alma, Y mi oración se revolvía en mi seno.

14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.

15 Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; Juntáronse contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía: Despedazábanme, y no cesaban;

16 Con los lisonjeros escarnecedores truhanes, Crujiendo sobre mí sus dientes.

17 Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Recobra mi alma de sus quebrantamientos, mi única de los leones.

18 Te confesaré en grande congregación; Te alabaré entre numeroso pueblo.

19 No se alegren de mí mis enemigos injustos: Ni los que me aborrecen sin causa hagan del ojo.

20 Porque no hablan paz; Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.

21 Y ensancharon sobre mí su boca; Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!

22 Tú lo has visto, oh, Jehová; no calles: Señor, de mí no te alejes.

23 Muévete y despierta para mi juicio, Para mi causa, Dios mío y Señor mío.

24 Júzgame conforme á tu justicia, Jehová Dios mío; Y no se alegren de mí.

25 No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Hémoslo devorado!

26 Avergüencense, y sean confundidos á una los que de mi mal se alegran: Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.

27 Canten y alégrense los que están á favor de mi justa causa, Y digan siempre: Sea ensalzado Jehová, Que ama la paz de su siervo.

28 Y mi lengua hablará de tu justicia, Y de tu loor todo el día.

Capítulo 36

1 LA iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.

2 Lisonjéase, por tanto, en sus propios ojos, Hasta que su iniquidad sea hallada aborrecible.

3 Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; No quiso entender para bien hacer.

4 Iniquidad piensa sobre su cama; Está en camino no bueno, El mal no aborrece.

5 Jehová, hasta los cielos es tu misericordia; Tu verdad hasta las nubes.

6 Tu justicia como los montes de Dios, Tus juicios abismo grande: Oh, Jehová, al hombre y al animal conservas.

7 ¡Cuán ilustre, oh, Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.

8 Embriagarse han de la grosura de tu casa; Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.

9 Porque contigo está el manantial de la vida: En tu luz veremos la luz.

10 Extiende tu misericordia á los que te conocen, Y tu justicia á los rectos de corazón.

11 No venga contra mí pie de soberbia; Y mano de impíos no me mueva.

12 Allí cayeron los obradores de iniquidad; Fueron rempujados, y no pudieron levantarse.

Capítulo 37

1 NO te impacientes á causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.

2 Porque como hierba serán presto cortados, Y decaerán como verdor de renuevo.

3 Espera en Jehová, y haz bien; Vivirás en la tierra, y en verdad serás alimentado.

4 Pon asimismo tu delicia en Jehová, Y él te dará las peticiones de tu corazón.

5 Encomienda á Jehová tu camino, Y espera en él; y él hará.

6 Y exhibirá tu justicia como la luz, Y tus derechos como el medio día.

7 Calla á Jehová, y espera en él: No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.

8 Déjate de la ira, y depón el enojo: No te excites en manera alguna á hacer lo malo.

9 Porque los malignos serán talados, Mas los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.

10 Pues de aquí á poco no será el malo: Y contemplarás sobre su lugar, y no parecerá.

11 Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán con abundancia de paz.

12 Maquina el impío contra el justo, Y cruje sobre él sus dientes.

13 El Señor se reirá de él; Porque ve que viene su día.

14 Los impíos desenvainaron espada, y entesaron su arco, Para derribar al pobre y al menesteroso, Para matar á los de recto proceder.

15 La espada de ellos entrará en su mismo corazón, Y su arco será quebrado.

16 Mejor es lo poco del justo, Que las riquezas de muchos pecadores.

17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados: Mas el que sostiene á los justos es Jehová.

18 Conoce Jehová los días de los perfectos: Y la heredad de ellos será para siempre.

19 No serán avergonzados en el mal tiempo; Y en los días de hambre serán hartos.

20 Mas los impíos perecerán, Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros Serán consumidos: se disiparán como humo.

21 El impío toma prestado, y no paga; Mas el justo tiene misericordia, y da.

22 Porque los benditos de él heredarán la tierra; Y los malditos de él serán talados.

23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, Y aprueba su camino.

24 Cuando cayere, no quedará postrado; Porque Jehová sostiene su mano.

25 Mozo fuí, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su simiente que mendigue pan.

26 En todo tiempo tiene misericordia, y presta; Y su simiente es para bendición.

27 Apártate del mal, y haz el bien, Y vivirás para siempre.

28 Porque Jehová ama la rectitud, Y no desampara sus santos: Mas la simiente de los impíos será extirpada.

29 Los justos heredarán la tierra, Y vivirán para siempre sobre ella.

30 La boca del justo hablara sabiduría; Y su lengua proferirá juicio.

31 La ley de su Dios está en su corazón; Por tanto sus pasos no vacilarán.

32 Acecha el impío al justo, Y procura matarlo.

33 Jehová no lo dejará en sus manos, Ni lo condenará cuando le juzgaren.

34 Espera en Jehová, y guarda su camino, Y él te ensalzará para heredar la tierra: Cuando serán talados los pecadores, lo verás.

35 Vi yo al impío sumamente ensalzado, Y que se extendía como un laurel verde.

36 Empero pasóse, y he aquí no parece; Y busquélo, y no fué hallado.

37 Considera al íntegro, y mira al justo: Que la postrimería de cada uno de ellos es paz.

38 Mas los transgresores fueron todos á una destruídos: La postrimería de los impíos fué talada.

39 Pero la salvación de los justos es de Jehová, Y él es su fortaleza en el tiempo de angustia.

40 Y Jehová los ayudará, Y los librará: y libertarálos de los impíos, y los salvará, Por cuanto en él esperaron.

Capítulo 38

1 JEHOVA, no me reprendas en tu furor, Ni me castigues en tu ira.

2 Porque tus saetas descendieron á mí, Y sobre mí ha caído tu mano.

3 No hay sanidad en mi carne á causa de tu ira; Ni hay paz en mis huesos á causa de mi pecado.

4 Porque mis iniquidades han pasado mi cabeza: Como carga pesada se han agravado sobre mí.

5 Pudriéronse, corrompiéronse mis llagas, A causa de mi locura.

6 Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, Ando enlutado todo el día.

7 Porque mis lomos están llenos de irritación, Y no hay sanidad en mi carne.

8 Estoy debilitado y molido en gran manera; Bramo á causa de la conmoción de mi corazón.

9 Señor, delante de ti están todos mis deseos; Y mi suspiro no te es oculto.

10 Mi corazón está acongojado, hame dejado mi vigor; Y aun la misma luz de mis ojos no está conmigo.

11 Mis amigos y mis compañeros se quitaron de delante de mi plaga; Y mis cercanos se pusieron lejos.

12 Y los que buscaban mi alma armaron lazos; Y los que procuraban mi mal hablaban iniquidades, Y meditaban fraudes todo el día.

13 Mas yo, como si fuera sordo no oía; Y estaba como un mudo, que no abre su boca.

14 Fuí pues como un hombre que no oye, Y que en su boca no tiene reprensiones.

15 Porque á ti, oh, Jehová, esperé yo: Tú responderás, Jehová Dios mío.

16 Porque dije: Que no se alegren de mí: Cuando mi pie resbalaba, sobre mí se engrandecían.

17 Empero yo estoy á pique de claudicar, Y mi dolor está delante de mí continuamente.

18 Por tanto denunciaré mi maldad; Congojaréme por mi pecado.

19 Porque mis enemigos están vivos y fuertes: Y hanse aumentado los que me aborrecen sin causa:

20 Y pagando mal por bien Me son contrarios, por seguir yo lo bueno.

21 No me desampares, oh, Jehová: Dios mío, no te alejes de mí.

22 Apresúrate á ayudarme, Oh, Señor, mi salud.

Capítulo 39

1 YO DIJE: Atenderé á mis caminos, Para no pecar con mi lengua: Guardaré mi boca con freno, En tanto que el impío fuere contra mí.

2 Enmudecí con silencio, calléme aun respecto de lo bueno: Y excitóse mi dolor.

3 Enardecióse mi corazón dentro de mí; Encendióse fuego en mi meditación, Y así proferí con mi lengua:

4 Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuánto tengo de ser del mundo.

5 He aquí diste á mis días término corto, Y mi edad es como nada delante de ti: Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. (Selah.)

6 Ciertamente en tinieblas anda el hombre; Ciertamente en vano se inquieta: Junta, y no sabe quién lo allegará.

7 Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza en ti está.

8 Líbrame de todas mis rebeliones; No me pongas por escarnio del insensato.

9 Enmudecí, no abrí mi boca; Porque tú lo hiciste.

10 Quita de sobre mí tu plaga; De la guerra de tu mano soy consumido.

11 Con castigos sobre el pecado corriges al hombre, Y haces consumirse como de polilla su grandeza: Ciertamente vanidad es todo hombre. (Selah.)

12 Oye mi oración, oh, Jehová, y escucha mi clamor: No calles á mis lágrimas; Porque peregrino soy para contigo, Y advenedizo, como todos mis padres.

13 Déjame, y tomaré fuerzas, Antes que vaya y perezca.

Capítulo 40

1 RESIGNADAMENTE esperé á Jehová, E inclinóse á mí, y oyó mi clamor.

2 E hízome sacar de un lago de miseria, del lodo cenagoso; Y puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.

3 Puso luego en mi boca canción nueva, alabanza á nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y esperarán en Jehová.

4 Bienaventurado el hombre que puso á Jehová por su confianza, Y no mira á los soberbios, ni á los que declinan á la mentira.

5 Aumentado has tú, oh, Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No te los podremos contar: Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enarrados.

6 Sacrificio y presente no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado.

7 Entonces dije: He aquí, vengo; En el envoltorio del libro está escrito de mí:

8 El hacer tu voluntad, Dios mío, hame agradado; Y tu ley está en medio de mis entrañas.

9 Anunciado he justicia en grande congregación: He aquí no detuve mis labios, Jehová, tú lo sabes.

10 No encubrí tu justicia dentro de mi corazón: Tu verdad y tu salvación he dicho: No oculté tu misericordia y tu verdad en grande concurso.

11 Tú, Jehová, no apartes de mí tus misericordias: Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.

12 Porque me han cercado males hasta no haber cuento: Hanme comprendido mis maldades, y no puedo levantar la vista: Hanse aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falta.

13 Quieras, oh, Jehová, librarme; Jehová, apresúrate á socorrerme.

14 Sean avergonzados y confusos á una Los que buscan mi vida para cortarla: Vuelvan atrás y avergüéncense Los que mi mal desean.

15 Sean asolados en pago de su afrenta Los que me dicen: ¡Ea, ea!

16 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; Y digan siempre los que aman tu salud: Jehová sea ensalzado.

17 Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará de mí: Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.

Capítulo 41

1 BIENAVENTURADO el que piensa en el pobre: En el día malo lo librará Jehová.

2 Jehová lo guardé, y le dé vida: sea bienaventurado en la tierra, Y no lo entregues á la voluntad de sus enemigos.

3 Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor: Mullirás toda su cama en su enfermedad.

4 Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; Sana mi alma, porque contra ti he pecado.

5 Mis enemigos dicen mal de mí preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?

6 Y si venía á ver me, hablaba mentira: Su corazón se amontonaba iniquidad; Y salido fuera, hablába la.

7 Reunidos murmuraban contra mí todos los que me aborrecían: Contra mí pensaban mal, diciendo de mí:

8 Cosa pestilencial de él se ha apoderado; Y el que cayó en cama, no volverá á levantarse.

9 Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar.

10 Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme levantar, Y daréles el pago.

11 En esto habré conocido que te he agradado, Que mi enemigo no se holgará de mí.

12 En cuanto á mí, en mi integridad me has sustentado, Y me has hecho estar delante de ti para siempre.

13 Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, Por siglos de siglos. Amén y Amén.

Capítulo 42

1 COMO el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh, Dios, el alma mía.

2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¡Cuándo vendré, y pareceré delante de Dios!

3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?

4 Acordaréme de estas cosas, y derramaré sobre mí mi alma: Cuando pasaré en el número, iré con ellos hasta la casa de Dios, Con voz de alegría y de alabanza, haciendo fiesta la multitud.

5 ¿Por qué te abates, oh, alma mía, Y te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar Por las saludes de su presencia.

6 Dios mío, mi alma está en mí abatida: Acordaréme por tanto de ti desde tierra del Jordán, Y de los Hermonitas, desde el monte de Mizhar.

7 Un abismo llama á otro á la voz de tus canales: Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

8 De día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su canción será conmigo, Y oración al Dios de mi vida.

9 Diré á Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?

10 Mientras se están quebrantando mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?

11 ¿Por qué te abates, oh, alma mía, Y por qué te conturbas en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.

Capítulo 43

1 JUZGAME, oh, Dios, y aboga mi causa: Líbrame de gente impía, del hombre de engaño é iniquidad.

2 Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?

3 Envía tu luz y tu verdad: éstas me guiarán, Me conducirán al monte de tu santidad, Y á tus tabernáculos.

4 Y entraré al altar de Dios, Al Dios alegría de mi gozo; Y alabaréte con arpa, oh, Dios, Dios mío.

5 ¿Por qué te abates, oh, alma mía, Y por qué te conturbes en mí? Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar; Es él salvamento delante de mí, y el Dios mío.

Capítulo 44

1 OH, Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.

2 Tú con tu mano echaste las gentes, y los plantaste á ellos; Afligiste los pueblos, y los arrojaste.

3 Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su brazo los libró; Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos.

4 Tú, oh, Dios, eres mi rey: Manda saludes á Jacob.

5 Por medio de ti sacudiremos á nuestros enemigos: En tu nombre atropellaremos á nuestros adversarios.

6 Porque no confiaré en mi arco, Ni mi espada me salvará.

7 Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, Y has avergonzado á los que nos aborrecían.

8 En Dios nos gloriaremos todo tiempo, Y para siempre loaremos tu nombre. (Selah.)

9 Empero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; Y no sales en nuestros ejércitos.

10 Nos hiciste retroceder del enemigo, Y saqueáron nos para sí los que nos aborrecían.

11 Pusístenos como á ovejas para comida, Y esparcístenos entre las gentes.

12 Has vendido tu pueblo de balde, Y no pujaste en sus precios.

13 Pusístenos por vergüenza á nuestros vecinos, Por escarnio y por burla á los que nos rodean.

14 Pusístenos por proverbio entre las gentes, Por movimiento de cabeza en los pueblos.

15 Cada día mi vergüenza está delante de mí, Y cúbreme la confusión de mi rostro,

16 Por la voz del que me vitupera y deshonra, Por razón del enemigo y del que se venga.

17 Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti; Y no hemos faltado á tu pacto.

18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón, Ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos.

19 Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, Y nos cubriste con sombra de muerte,

20 Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, O alzado nuestras manos á dios ajeno,

21 ¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.

22 Empero por tu causa nos matan cada día; Somos tenidos como ovejas para el matadero.

23 Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre.

24 ¿Por qué escondes tu rostro, Y te olvidas de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra?

25 Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo: Nuestro vientre está pegado con la tierra.

26 Levántate para ayudarnos, Y redímenos por tu misericordia.

Capítulo 45

1 REBOSA mi corazón palabra buena: Refiero yo al Rey mis obras: Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.

2 Haste hermoseado más que los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios: Por tanto Dios te ha bendecido para siempre.

3 Cíñete tu espada sobre el muslo, oh, valiente, Con tu gloria y con tu majestad.

4 Y en tu gloria sé prosperado: Cabalga sobre palabra de verdad, y de humildad, y de justicia; Y tu diestra te enseñará cosas terribles.

5 Tus saetas agudas Con que caerán pueblos debajo de ti, Penetrarán en el corazón de los enemigos del Rey.

6 Tu trono, oh, Dios, eterno y para siempre: Vara de justicia la vara de tu reino.

7 Amaste la justicia y aborreciste la maldad: Por tanto te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de gozo sobre tus compañeros.

8 Mirra, áloe, y casia exhalan todos tus vestidos: En estancias de marfil te han recreado.

9 Hijas de reyes entre tus ilustres: Está la reina á tu diestra con oro de Ophir.

10 Oye, hija, y mira, é inclina tu oído; Y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;

11 Y deseará el rey tu hermosura: E inclínate á él, porque él es tu Señor.

12 Y las hijas de Tiro vendrán con presente; Implorarán tu favor los ricos del pueblo.

13 Toda ilustre es de dentro la hija del rey: De brocado de oro es su vestido.

14 Con vestidos bordados será llevada al rey; Vírgenes en pos de ella: Sus compañeras serán traídas á ti.

15 Serán traídas con alegría y gozo: Entrarán en el palacio del rey.

16 En lugar de tus padres serán tus hijos, A quienes harás príncipes en toda la tierra.

17 Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones: Por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.

Capítulo 46

1 DIOS es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

2 Por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida; Aunque se traspasen los montes al corazón de la mar.

3 Bramarán, turbaránse sus aguas; Temblarán los montes á causa de su braveza. (Selah.)

4 Del río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, El santuario de las tiendas del Altísimo.

5 Dios está en medio de ella; no será conmovida: Dios la ayudará al clarear la mañana.

6 Bramaron las gentes, titubearon los reinos; Dió él su voz, derritióse la tierra.

7 Jehová de los ejércitos es con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.)

8 Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra.

9 Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra: Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego.

10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios: Ensalzado he de ser entre las gentes, ensalzado seré en la tierra.

11 Jehová de los ejércitos es con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.)

Capítulo 47

1 PUEBLOS todos, batid las manos; Aclamad á Dios con voz de júbilo.

2 Porque Jehová el Altísimo es terrible; Rey grande sobre toda la tierra.

3 El sujetará á los pueblos debajo de nosotros, Y á las gentes debajo de nuestros pies.

4 El nos elegirá nuestras heredades; La hermosura de Jacob, al cual amó. (Selah.)

5 Subió Dios con júbilo, Jehová con sonido de trompeta.

6 Cantad á Dios, cantad: Cantad á nuestro Rey, cantad.

7 Porque Dios es el Rey de toda la tierra: Cantad con inteligencia.

8 Reinó Dios sobre las gentes: Asentóse Dios sobre su santo trono.

9 Los príncipes de los pueblos se juntaron Al pueblo del Dios de Abraham: Porque de Dios son los escudos de la tierra; El es muy ensalzado.

Capítulo 48

1 GRANDE es Jehová y digno de ser en gran manera alabado, En la ciudad de nuestro Dios, en el monte de su santuario.

2 Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra Es el monte de Sión, á los lados del aquilón, La ciudad del gran Rey.

3 Dios en sus palacios es conocido por refugio.

4 Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron; Pasaron todos.

5 Y viéndola ellos así, maravilláronse, Se turbaron, diéronse priesa á huir.

6 Tomólos allí temblor; Dolor, como á mujer que pare.

7 Con viento solano Quiebras tú las naves de Tharsis.

8 Como lo oímos, así hemos visto En la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: Afirmarála Dios para siempre. (Selah.)

9 Esperamos tu misericordia, oh, Dios, En medio de tu templo.

10 Conforme á tu nombre, oh, Dios, Así es tu loor hasta los fines de la tierra: De justicia está llena tu diestra.

11 Alegraráse el monte de Sión; Se gozarán las hijas de Judá Por tus juicios.

12 Andad alrededor de Sión, y rodeadla: Contad sus torres.

13 Poned vuestro corazón á su antemuro, Mirad sus palacios; Para que lo contéis á la generación venidera.

14 Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre: El nos capitaneará hasta la muerte.

Capítulo 49

1 OID esto, pueblos todos; Escuchad, habitadores todos del mundo:

2 Así los plebeyos como los nobles, El rico y el pobre juntamente.

3 Mi boca hablará sabiduría; Y el pensamiento de mi corazón inteligencia.

4 Acomodaré á ejemplos mi oído: Declararé con el arpa mi enigma.

5 ¿Por qué he de temer en los días de adversidad, Cuando la iniquidad de mis insidiadores me cercare?

6 Los que confían en sus haciendas, Y en la muchedumbre de sus riquezas se jactan,

7 Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar á Dios su rescate.

8 (Porque la redención de su vida es de gran precio, Y no se hará jamás;)

9 Que viva adelante para siempre, Y nunca vea la sepultura.

10 Pues se ve que mueren los sabios, Así como el insensato y el necio perecen, Y dejan á otros sus riquezas.

11 En su interior tienen que sus casas serán eternas, Y sus habitaciones para generación y generación: Llamaron sus tierras de sus nombres.

12 Mas el hombre no permanecerá en honra: Es semejante á las bestias que perecen.

13 Este su camino es su locura: Con todo, corren sus descendientes por el dicho de ellos. (Selah.)

14 Como rebaños serán puestos en la sepultura; La muerte se cebará en ellos; Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana: Y se consumirá su bien parecer en el sepulcro de su morada.

15 Empero Dios redimirá mi vida del poder de la sepultura, Cuando me tomará. (Selah.)

16 No temas cuando se enriquece alguno, Cuando aumenta la gloria de su casa;

17 Porque en muriendo no llevará nada, Ni descenderá tras él su gloria.

18 Si bien mientras viviere, dirá dichosa á su alma: Y tú serás loado cuando bien te tratares.

19 Entrará á la generación de sus padres: No verán luz para siempre.

20 El hombre en honra que no entiende, Semejante es á las bestias que perecen.

Capítulo 50

1 EL Dios de dioses, Jehová, ha hablado, Y convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.

2 De Sión, perfección de hermosura, Ha Dios resplandecido.

3 Vendrá nuestro Dios, y no callará: Fuego consumirá delante de él, Y en derredor suyo habrá tempestad grande.

4 Convocará á los cielos de arriba, Y á la tierra, para juzgar á su pueblo.

5 Juntadme mis santos; Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.

6 Y denunciarán los cielos su justicia; Porque Dios es el juez. (Selah.)

7 Oye, pueblo mío, y hablaré: Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo.

8 No te reprenderé sobre tus sacrificios, Ni por tus holocaustos, que delante de mí están siempre.

9 No tomaré de tu casa becerros, Ni machos cabríos de tus apriscos.

10 Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados.

11 Conozco todas las aves de los montes, Y en mi poder están las fieras del campo.

12 Si yo tuviese hambre, no te lo diría á ti: Porque mío es el mundo y su plenitud.

13 ¿Tengo de comer yo carne de toros, O de beber sangre de machos cabríos?

14 Sacrifica á Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo.

15 E invócame en el día de la angustia: Te libraré, y tú me honrarás.

16 Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que enarrar mis leyes, Y que tomar mi pacto en tu boca,

17 Pues que tú aborreces el castigo, Y echas á tu espalda mis palabras?

18 Si veías al ladrón, tú corrías con él; Y con los adúlteros era tu parte.

19 Tu boca metías en mal, Y tu lengua componía engaño.

20 Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano: Contra el hijo de tu madre ponías infamia.

21 Estas cosas hiciste, y yo he callado: Pensabas que de cierto sería yo como tú: Yo te argüiré, y pondré las delante de tus ojos.

22 Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios; No sea que arrebate, sin que nadie libre.

23 El que sacrifica alabanza me honrará: Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salud de Dios.

Ir a Capítulos 51 al 100

Materias