La cabra

( Óscar Castro )

La cabra suelta en el huerto

andaba comiendo albahaca.

Toronjil comió después

y después tallos de malva.

Era blanca como un queso

como la Luna era blanca.

Cansada de comer herbas,

se puso a comer retamas.

Nadie la vio sino Dios.

Mi corazón la miraba.

Ela seguía comiendo

flores y ramas de sañvia.

Se puso a balar después,

bajo laclara mañana.

Su balido era en el aire

un agua que no mojaba.

Se fue por el campo fresco,

camino de la montaña.

Se perfumaba de malvas

el viento, cuando balaba.

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