Peligros naturales y Asentamientos humanos

Algunos países, en sus legislaciones, prohíben taxativamente la formación de asentamientos humanos en los lechos, cauces de ríos, zonas expuestas a variaciones marinas, terrenos inundados, pantanosos o de relleno, cerca de zonas industriales, basureros, vertederos municipales, depósitos o instalaciones de sustancias peligrosos, bases militares, lugares donde existan probabilidades ciertas de la ocurrencia de desbordamiento de aguas, deslizamiento de tierra y cualquier  condición que constituya peligro para la vida y la propiedad de las personas.

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La ley intenta evitarlo.

Resulta claro que el cumplimiento de esas disposiciones evitará que en el futuro se repitan hechos trágicos y lamentables para el hombre, y al mismo tiempo permite mitigar los efectos que los fenómenos atmosféricos pueden tener sobre las poblaciones.

Pese a los intentos del legislador, la inadecuada localización de los asentamientos humanos es una de los factores que explica la alta y creciente vulnerabilidad a los desastres que se advierte a nivel mundial, y son los asentamientos humanos informales los que por lo general tienen esa condición.

Los peligros geológicos, geodinámicos o hidrológicos que pueden afectar a las poblaciones siempre tienen implicancias territoriales mayores a las de un asentamiento aislado, por ello es necesario que la autoridad entienda la génesis de dichos peligros y prevenga su influencia en cada asentamiento.

Peligro y riesgo

Los estudiosos del tema definen al peligro como la probabilidad de ocurrencia de un evento, que se presenta en la naturaleza o que tiene un origen antropogénico, que por su energía y persistencia puede ocasionar un desastre.

Por riesgo se entiende a la posibilidad de ocurrencia de daños o efectos indeseables sobre sistemas constituidos por personas, comunidades o sus bienes, como consecuencia de eventos o fenómenos perturbadores, los que pueden ser de origen natural o pueden resultar de acciones humanas. Los sistemas que pueden sufrir daños ante la acción de los agentes perturbadores se designan como sistemas expuestos .

De acuerdo con las condiciones específicas del entorno de un sistema, éste puede estar expuesto a diversos tipos de riesgos, asociados a diversas fuentes latentes de amenaza.

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Rodados: peligro constante.

Por ejemplo, una obra de infraestructura construida en la cercanía de fallas geológicas capaces de generar temblores está expuesta a una amenaza sísmica; es decir, a la posibilidad de verse sometida a movimientos sísmicos de diversas intensidades; o bien, los terrenos de cultivo localizados en una zona sujeta a la amenaza de lluvias intensas están expuestos al riesgo de inundación.

En forma similar pueden identificarse las fuentes de amenaza y los tipos de riesgos correspondientes a otros tipos de sistemas y de agentes perturbadores.

El desastre es considerado como la interrupción brusca de la vida cotidiana, generadora de pérdidas de vidas humanas, materiales y ambientales generalizadas que superan la competencia de la comunidad afectada para sobreponerse exclusivamente a través de sus propios medios. De ahí la importancia de establecer los mecanismos de prevención y mitigación, previa identificación de las áreas susceptibles de afectación por la ocurrencia de fenómenos naturales.

Así, el riesgo de ocurrencia de un desastre depende por lo general de dos factores:

1) el riesgo físico del lugar, que refleja la probabilidad estadística de que se produzcan en él hechos específicos de carácter natural o tecnológico y,

2) la vulnerabilidad de las personas o grupos sociales y la infraestructura.

En términos prácticos, el desastre es la consecuencia final de un riesgo .

La vulnerabilidad se define como el grado de pérdida de un determinado elemento o conjunto de elementos que una sociedad experimenta como consecuencia de un fenómeno natural de cierta magnitud.

La vulnerabilidad social está definida en términos de la fragilidad o debilidad para perder, total o parcialmente la vida, los bienes y los servicios de una parte de la población o varios sectores de una sociedad.

Bajo este concepto, la vulnerabilidad es directamente proporcional a la calidad de vida; los servicios como agua potable, electricidad, drenaje, ingresos económicos, educación, vivienda y alimentación.

Peligros geológicos

Los peligros de origen geológico son aquellos que se originan en la corteza terrestre, ya sea en la corteza interna, como es el caso de los sismos, o en la superficie terrestre, como los deslizamientos.

Causas de los peligros geológicos

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Vulnerabilidad ante el peligro natural.

Los fenómenos naturales de origen geológico como son los sismos, volcanes, tsunamis, las estructuras geológicas como son las fallas, las fracturas y la inestabilidad de laderas, contribuyen en la definición de peligros para una región de una zona urbana. Estos han sido la causa de muchos desastres en el mundo entero, ya sea que hayan actuado de forma única o combinada.

En su conjunto contribuyen junto con los peligros hidrometeorológicos y comprende los temas:

Fracturas
Fallas
Erosión
Sismos
Volcanes
Deslizamientos
Hundimientos
Derrumbes
Flujos de lodo
Tsunamis

Terremotos

Los terremotos son causados por una súbita liberación de energía acumulada lentamente por deformaciones a lo largo de una falla en la corteza terrestre.

Los terremotos y tos volcanes se presentan más comúnmente en la zona de colisión entre placas tectónicas. Los terremotos representan una amenaza; particularmente severa debido a los intervalos irregulares de tiempo entre eventos, imposibilidad de predicciones adecuadas, y los peligros asociados con ellos:

•   El sacudimiento del suelo es un peligro que afecta directamente cualquier estructura ubicada cerca del epicentro del terremoto. Las fallas estructurales cobran muchas vidas humanas en áreas densamente pobladas.

•   El fallamiento, o sea aperturas en material dé superficie, ocurre como una separación de la roca firme a lo largo de zonas de debilidad.

•   Los deslizamientos da tierra ocurran debido al sacudimiento del terreno en áreas que tienen topografía relativamente escarpada y poca estabilidad de taludes.

•   La licuefacción de material no consolidado, con poco desnivel, puede ser iniciada por el sacudimiento del suelo. Los flujos y el esparcimiento lateral (fenómenos de licuefacción) son algunos de los peligros geológicos más destructivos.

•   La subsidencia o depresión de superficie, resulta del asentamiento de sedimentos flojos o no consolidados. La subsidencia ocurre en suelos saturados de agua, rellenos, aluviales, y compuestos de otros materiales que están sujetos a asentamiento.

•   Los tsunamis u ondas sísmicas marítimas, generalmente generadas por actividad sísmica submarina, causan inundación de áreas costeras y pueden afectar áreas a miles de kilómetros de donde ha ocurrido el terremoto.

Volcanes

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Peligros volcánicos.

Los volcanes son perforaciones en la corteza de la tierra a través de las cuales la roca fundida y los gases escapan a la superficie. Los peligros volcánicos provienen de dos clases da erupciones:

•   Erupciones explosivas que se originan por la disolución rápida y expansión de gases de la roca fundida a medida que ésta se aproxima a la superficie da la tierra. Las explosiones son un riesgo al dispersar bloques de rocas, fragmentos y lava a diferentes distancias del volcán.

•   Las erupciones difusivas en las cuales el flujo de material más que las explosiones es el principal peligro. Los flujos varían en naturaleza (lodo, cenizas, lava) así como en cantidad y puedan originarse en múltiples fuentes. Los flujos están gobernados por la gravedad, por la topografía circundante y por la viscosidad del material.

Los peligros asociados con las erupciones volcánicas incluyen flujos de lava, lluvia de cenizas y proyectiles, flujos de lodo y gases tóxicos.

La actividad volcánica también puede dar lugar a otros eventos naturales peligrosos incluyendo tsunamis locales, deformación del terreno, inundaciones cuando hay la ruptura de lagos o cuando se represan riachuelos o ríos, y deslizamientos provocados por los terremotos.

Inundaciones

Se pueden distinguir dos tipos de inundaciones: (1) inundaciones terrestres o inundaciones de ríos, a causa de una excesiva descarga debido a fuertes lluvias, (2) inundaciones costeras causadas por aumento en el nivel del mar, frecuentemente exacerbado por descarga de tormentas en la parte alta de las cuencas respectivas. Los tsunamis son un tipo especial de inundación marítima.

- Inundaciones costeras

Las inundaciones marinas originadas por tormentas, son un aumento anormal del nivel del mar, asociado con los huracanes y otras tormentas marítimas.

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Inundaciones costeras, por marejadas.

Las inundaciones son generadas por fuertes vientos hacia la costa o por celdas intensas da baja presión y tempestades oceánicas.

El nivel del agua es controlado por el viento, la presión atmosférica, la marea astronómica existente, los tumbos y el oleaje, la topografía y batimetría costera local y la proximidad de la tormenta a la costa. con mayor frecuencia la destrucción debido a las inundaciones marinas es atribuible:

•   al impacto de las olas y al choque físico con objetos asociados al paso de las olas.

•   a las fuerzas hidrostáticas/dinámicas y los efectos del agua al levantar y acarrear objetos.

El daño más significativo resulta frecuentemente del impacto directo de las olas sobre estructuras físicas. Los impactos indirectos incluyen inundaciones y socavamiento de estructuras importantes tales como carreteras y ferrocarriles.

La inundación de estuarios y otras áreas costeras de bajo nivel es exacerbada por la influencia de la acción de las mareas, de la tormenta, y también por frecuentes cambios de canales.

- Inundaciones de ríos

Las inundaciones terrestres ocurren cuando se excede la capacidad de los lechos de los ríos para conducir el agua y esta rebalsa las riberas. Las inundaciones son fenómenos naturales que pueden ocurrir a Intervalos irregulares en cualquier riachuelo o río. El asentamiento en llanuras de inundación es la causa principal de los danos producidos por las inundaciones.

Tsunamis

Los tsunamis son ondas marinas de período largo generadas por eventos tales como los terremotos, actividad volcánica o deslizamientos de tierra submarinos. La cresta de estas ondas puede ser superior a alturas de 25 metros al llegar a aguas poco profundas. Las características singulares de los tsunamis (longitudes de onda generalmente mayores de 100 km, velocidades en el océano profundo hasta de 700 km por hora, y alturas de ola muy pequeñas en agua profunda) hacen que su detección y monitoreo sea muy difícil.

Las características de las inundaciones costeras causa de tos tsunamis son las mismas que aquellas correspondientes a las inundaciones marinas.

Una inundación marina, especialmente cuando se combina con marea alta, fácilmente puede inundar áreas bajas no protegidas.

Huracanes

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Huracanes: tormentas severas.

Los huracanes son depresiones tropicales que se convienen en tormentas severas, las cuales se caracterizan por vientos que se desplazan hacia su interior en forma de un espiral. son generados por el agua oceánica caliente en latitudes bajas y son particularmente peligrosos debido a su potencial destructivo, su extensa zona de influencia, generación espontánea y desplazamiento errático. Los fenómenos asociados con los huracanes son:

•   Vientos que exceden los 64 nudos (74 millas/hr o 118 km/hr), que es la definición de una fuerza huracanada. Los daños resultan del impacto directo del viento sobre estructuras físicas o del acarreo de objetos por el viento.

•   Lluvias muy fuertes que generalmente preceden y continúan después de los huracanes durante muchos días. La cantidad de lluvia depende de la cantidad de humedad en el aire, la velocidad del movimiento del huracán, y su magnitud.

En tierra,  las  fuertes lluvias pueden saturar tos terrenos y causar inundaciones debido a una excesiva descarga (inundaciones terrestres); pueden causar deslizamientos de tierra por el mayor peso del agua y por lubricación del material de superficie; también pueden dañar las cosechas al debilitar la firmeza de las raíces.

Procesos de inestabilidad de laderas

Los procesos de inestabilidad de laderas se emplean para designar a “los movimientos talud abajo de materiales térreos” y  suceden generalmente en las áreas de relieve escarpado (montañas, lomeríos) y se desencadenan por algún factor como el exceso de agua en los taludes, un sismo, erupciones volcánicas, o por acción de la pendiente o la gravedad.

Deslizamientos

Es importante considerar el peligro de deslizamiento de rocas o suelos sobre zonas urbanas o suburbanas, generalmente en terrenos de mucha pendiente.

El término deslizamiento de tierra incluye deslizamientos, caídas y flujos de materiales no consolidados. Los deslizamientos de tierra pueden iniciarse por terremotos, erupciones volcánicas, suelos saturados por lluvias intensas, o por al acercamiento de la capa freática a la superficie y por erosión causada por ríos.

El sacudimiento sísmico de suelos saturados crea condiciones particularmente peligrosas. Aunque los deslizamientos son localizados, pueden ser muy dañinos debido a la frecuencia con que ocurren.

Las clases de deslizamientos incluyen:

- Caída da rocas, que son caracterizadas por rocas con carda libre en  acantilados. Estas suelen acumularse al pie del acantilado en forma de taludes, lo que as un riesgo adicional.

•  Deslizamiento y avalanchas, un desplazamiento del recubrimiento en superficie debido a falla de corte a lo largo da un accidente estructural. Si el desplazamiento ocurre en material de superficie sin deformación total, se le conoce como un desprendimiento.

•  Los flujos y esparcimientos laterales, que ocurren en material reciente no consolidado, asociados con una capa freática poco profunda. Aunque  identificados con una topografía moderada, estos fenómenos de licuefacción pueden desplazarse a grandes distancias desde su lugar de origen.

El impacto de estos eventos depende de la naturaleza específica del  deslizamiento.

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Deslizamientos por material no consolidado.

Las caídas de roca son peligros evidentes para la vida y la propiedad pero, en general, sólo representan un peligro muy local debido a su limitada área de influencia. Por el contrario, los deslizamientos de tierra, avalanchas (flujos y esparcimiento lateral, frecuentemente con gran extensión espacial), pueden traer como consecuencia una pérdida masiva de vidas y de propiedades.

Los flujos de lodo asociados con las erupciones volcánicas pueden trasladarse a gran velocidad desde el lugar da origen y son uno de los peligros volcánicos más destructivos.

Ver: PSU: Historia y Ciencias Sociales, Pregunta 08


Peligros en zonas áridas y semiáridas

•  Desertificación

La desertificación, o degradación de recursos en tierras áridas que crea las condiciones para un desierto, emerge de una serie de acciones interrelacionadas e interdependientes, generalmente causadas por la sequía combinada con la presión ejercida por poblaciones humanas y animales.

Las sequías son períodos prolongados sin lluvia en los ciclos climáticos naturales. Los ciclos de periodos secos y húmedos presentan problemas serios para los pastores  y campesinos que se arriesgan con estos ciclos.

Durante períodos húmedos, el tamaño de los rebaños aumenta y los cultivos se proyectan hacia áreas más secas. Más tarde, la sequía destruye las actividades humanas que han sido extendidas más allá de tos límites de capacidad de sostenimiento de la región.

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Flujos de lodo, causan pérdidas humanas.

El sobrepastoreo es una práctica frecuente en tierras secas y es la actividad singular que más contribuye a la desertificación. El cultivo en tierra seca se refiere a la agricultura que depende de la lluvia en regiones semiáridas, donde el agua es el factor principal que limita la producción de cosechas.

Los granos y los cereales son los cultivos más generalizados. El cultivo en secano es una práctica peligrosa que sólo puede tener éxito si se adoptan medidas especiales de conservación tales como el mascullamiento del rastrojo, barbecho en el verano, cosecha por hileras y labranza limpia.

La desertificación de tierras secas en América Latina, generalmente puede ser atribuida a la combinación de mal manejo para explotar la tierra y las fluctuaciones naturales climáticas.

•  Erosión y sedimentación

La erosión del suelo y la sedimentación resultante constituyen peligros naturales importantes que producen pérdidas sociales y económicas de grandes consecuencias.

La erosión ocurre bajo toda condición climática, pero se considera como un peligro de zona árida porque, junto con la salinización, es una: importante causa directa de la desertificación.

La erosión por el agua o el viento ocurre sobre cualquier terreno en pendiente, sea cual fuere su uso. Los usos de la tierra que aumentan el riesgo de erosión del suelo incluyen el sobrepastoreo, la quema o explotación de bosques, ciertas prácticas agrícolas, caminos y senderos, y el desarrollo urbano.

La erosión del suelo tiene tres efectos principales: pérdida de apoyo y nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas; daños río abajo por los sedimentos generados por la erosión; y la disminución de la capacidad de almacenamiento de agua debido a pérdida de terreno y sedimentación de ríos y reservorios, lo cual conduce a una regulación natural disminuida del flujo de las aguas.

La sedimentación en ríos y reservorios es frecuentemente la raíz de muchos problemas en el manejo de agua. El movimiento de sedimentos y su subsiguiente deposición en reservorios y cuencas de ríos, reduce la vida útil de los reservorios para el almacenamiento de agua, agrava los daños de las aguas de inundación, impide la navegación, degrada la calidad del agua, daña los cultivos y la infraestructura, y causa excesivo desgaste de turbinas y bombas.

•  Salinización

El agua salina es común en regiones secas; los suelos derivados de depósitos marinos químicamente desgastados (tales como pizarra) son frecuentemente salinos. Generalmente, sin embargo, los suelos salinos han recibido sales transportadas por el agua desde otras localidades.

La salinización más frecuente ocurre en terrenos irrigados como resultado de un pobre control del agua, y la fuente primaria de las sales que impactan a los suelos es agua subterránea o de superficie. Las sales se acumulan por la inundación de tierras bajas, la evaporación de depresiones que no tienen salida y el aumento del nivel de la capa freática.

La salinización conduce a la disminución de fertilidad de los suelos e, inclusive, a la pérdida total de la tierra para propósitos agrícolas. En ciertas instancias, las tierras de cultivo abandonadas por problemas de salinidad pueden estar sujetas a erosión por acción del agua o del viento y se convierten en zonas desérticas.

Generalmente, el agua es utilizada en exceso cuando su costo es bajo. En regiones secas. el agua subterránea que contiene sales es frecuentemente la principal fuente de agua. No dar un precio justo al agua que se obtiene de proyectos de irrigación, puede crear una gran demanda por tales proyectos y conducir al mal uso del agua disponible, dando lugar a saturación de agua y salinización.

Protección y calidad de vida

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Desertificación: causas múltiples.

Los estudios sobre las limitaciones del medio ambiente, que se ocupan de ecosistemas urbanos, rurales o de terrenos silvestres, deben incluir:

•  (1) la naturaleza y severidad de la degradación de los recursos,

•  (2) las causas subyacentes a la degradación, que incluyen el impacto tanto de los fenómenos naturales como del uso humano, y

•  (3) el rango de intervenciones económicas, sociales, institucionales, políticas y financieras que resulten factibles y estén diseñadas para retardar o aliviar la degradación. En este sentido, los peligros naturales también deben ser considerados como un aspecto integral del proceso de planificación para el desarrollo.

Los proyectos para el desarrollo deben incorporar un manejo ambiental sólido si han de ser sostenibles. Por definición, esto quiere decir que deben ser diseñados para mejorar la calidad de vida y, al mismo tiempo, para proteger o restaurar la calidad del medio ambiente. Al mismo tiempo, deben asegurar que los recursos no serán degradados y que la amenaza correspondiente a los peligros naturales no será incrementada.

En resumen, un buen manejo de los peligros naturales es un buen manejo de un proyecto para el desarrollo.

Fuentes Internet:

http://www.oas.org/dsd/publications/Unit/oea65s/begin.htm#Contents

http://www.bvsde.paho.org/bvsacd/cursouni/MFOfennat.pdf

Ver, además:

http://www.coremisgm.gob.mx/productos/novedades/Guia%20metodologica%20de%20peligros%20naturales.pdf

A continuación reproducimos un extracto del “Manual Sobre el Manejo de Peligros Naturales en la Planificación para el Desarrollo Regional Integrado”, publicado por el  Departamento de Desarrollo Regional y Medio Ambiente, Secretaría Ejecutiva para Asuntos Económicos y Sociales de la Organización de Estados Americanos, con el Apoyo de la Oficina de Asistencia para Desastres en el Extranjero Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.

Incorporación del manejo de peligros naturales al proceso de planificación para el desarrollo

El proceso de planificación en áreas en desarrollo, suele no incluir medidas para reducir los peligros naturales y, por consiguiente, los desastres naturales causan sufrimiento humano y pérdidas económicas que podrían ser evitadas parcialmente.

Los planificadores deben evaluar los peligros naturales desde las primeras etapas de preparación de los proyectos de inversión, y deben desarrollar la forma de evitar o mitigar el daño causado por inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas y otros eventos naturales catastróficos.

Una planificación adecuada puede reducir significativamente los daños que producen estos eventos. Se supone que se puede reducir el impacto de los peligros naturales en América Latina y el Caribe, si se familiariza a los planificadores con un método que sirva para incorporar el manejo de los peligros naturales dentro de la planificación para el desarrollo de la región.

A. ¿Qué son peligros naturales?

Una definición generalmente aceptada dice que los peligros naturales son "aquellos elementos del medio ambiente físico, o del entorno físico, perjudiciales al hombre y causados por fuerzas ajenas a él" (Burton 1978). Más específicamente, en este documento el término peligro natural es utilizado en referencia a todos los fenómenos atmosféricos, hidrológicos, geológicos (especialmente sísmicos y volcánicos) u originados por el fuego que, por razón del lugar en que ocurren, su severidad y frecuencia, pueden afectar de manera adversa a los seres humanos, a sus estructuras o actividades.

En algunos países se utiliza el término amenaza natural en sustitución de la de peligro natural. El calificativo natural es utilizado para excluir de la definición peligros originados por los seres humanos tales como guerras, polución y contaminación química, o peligros no necesariamente relacionados con el entorno físico: tales los casos de enfermedades infecciosas.

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Agua: vida y también desolación.

1. ¿Cuán naturales son los peligros naturales?

A pesar de la calificación de "naturales", estos peligros tienen ciertos elementos de participación humana. Para estos efectos es preciso distinguir entre tres conceptos:

Evento físico , que es un fenómeno natural que, de hecho, no afecta a los seres humanos porque sus efectos no entran en contacto con ellos. Es un fenómeno natural que no resulta considerado como peligro natural.

Peligro natural que es un fenómeno natural que ocurre en un área poblada o con infraestructura que puede ser dañada.

Desastre natural , es un peligro natural que causa un número inaceptable de muertes o daños a propiedades. En áreas donde no existen intereses humanos a vulnerar, los fenómenos naturales no constituyen un peligro ni causan desastres.

FENOMENOS NATURALES POTENCIALMENTE PELIGROSOS

Atmosféricos

Tempestades de granizo
Huracanes
Rayos
Tornados
Tempestades tropicales.

Sísmicos

Ruptura de fallas
Sacudimiento del terreno
Esparcimiento lateral
Licuefacción
Tsunamis
Seiches

Otros fenómenos geológicos-hidrológicos

Avalanchas por derrubio
Suelos expansivos
Deslizamientos de tierra
Caída de rocas
Deslizamientos submarinos
Hundimiento

Hidrológicos

Inundaciones costeras
Desertificación
Salinización
Sequía
Erosión y sedimentación
Inundaciones de ríos
Tempestades marinas y marejadas

Volcánicos

Tetra (ceniza, "lapilli")
Gases
Flujos de lava
Flujos de lodo
Proyectiles y explosiones laterales
Flujos piroclásticos

Incendios

Chamarasca
Bosques
Pastos
Sabana

Esta manera de definir y discriminar conceptos tiene por finalidad colocar el peso de la problemática de los daños en la concurrencia de actividades humanas y de fenómenos naturales, y es contraria a percibir los peligros naturales como un mal que resulta inevitable debido a la existencia de fuerzas naturales incontrolables.

Los seres humanos pueden hacer muy poco o casi nada para cambiar la incidencia o intensidad de la mayoría de los fenómenos naturales pero, en cambio, pueden tomar seguridades para que los eventos naturales no se conviertan en desastres debido a sus propias acciones y omisiones.

Es importante entender que la intervención humana puede aumentar la frecuencia y severidad de los peligros naturales. Por ejemplo, si se extrae tierra de la parte inferior de un derrumbe para dar cabida a un nuevo asentamiento humano, el terreno puede moverse nuevamente y enterrarlo.

La intervención humana puede también generar peligros naturales donde no existían antes: los volcanes erupcionan periódicamente, pero sólo pasan a ser clasificados como peligros cuando los ricos suelos formados sobre sus productos de eyección son utilizados para cultivo, o para el establecimiento de asentamientos humanos.

Finalmente, la intervención humana reduce el efecto de mitigación que tienen los ecosistemas naturales: la destrucción de los arrecifes de coral que elimina la primera línea de defensa de las costas contra los efectos de las corrientes y tempestades marinas, es un ejemplo claro de una intervención que disminuye la capacidad del ecosistema para protegerse a sí mismo. Un caso extremo de intervención humana destructora del ecosistema es la desertificación que, por propia definición, es un peligro "natural' inducido por el ser humano.

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Hacer estudios, para proteger la vida.

La clave para desarrollar medidas efectivas de reducción de vulnerabilidad consiste en lo siguiente: si las actividades humanas pueden causar o agravar los efectos destructivos de los fenómenos naturales, también pueden reducirlos o eliminarlos.

2. Medio ambiente, peligros naturales y desarrollo sostenible.

El trabajo de la OEA/DDRMA está orientado a ayudar a los países en la planificación del desarrollo del espacio y en la preparación de proyectos de inversión compatibles a nivel de prefactibilidad. Genéricamente hablando, estas tareas pueden ser denominadas "planificación ambiental" y consisten en lo siguiente: (1) diagnóstico de las necesidades de un área determinada, (2) identificación de los recursos disponibles , y (3) uso de la información antedicha para la formulación de una estrategia integrada de desarrollo compuesta por varios proyectos sectoriales de inversión.

Este proceso usa métodos de análisis de sistemas y de manejo de conflictos, para llegar a una distribución equitativa de costos y beneficios. Al hacerlo, vincula la calidad de la vida humana a la calidad ambiental. Así, pues, el esquema conceptual del trabajo de planificación será el medio ambiente, entendido como la estructura y funcionamiento de los ecosistemas que sostienen la vida humana.

En el contexto del desarrollo económico, el medio ambiente es la mezcla de bienes, servicios y las limitaciones que ofrecen los ecosistemas circundantes. Un ecosistema es un conjunto coherente de relaciones de cosas vivientes y sus entornos, que están entrelazados.

Por ejemplo, un bosque es un ecosistema que ofrece bienes entre los que puede encontrarse los árboles que producen madera, frutas y pueden ser utilizados como combustible. El bosque también proporciona servicios bajo forma de almacenamiento de agua y control de inundaciones, hábitat para la fauna, almacenamiento de nutrientes y recreación. No obstante, como cualquier otro recurso natural también tiene sus limitaciones y requiere un período fijo de tiempo para reproducirse y es vulnerable a incendios y plagas. Esas vulnerabilidades, o peligros naturales, limitan el potencial para el desarrollo del ecosistema forestal.

En áreas de alto riesgo, el desarrollo sostenible es posible en el mismo grado en que el potencial destructivo de los peligros naturales es tomado en cuenta dentro de las decisiones de planificación para el desarrollo, tanto las que corresponden al ámbito público, como al privado. Esto es particularmente importante en situaciones post-desastre, porque en ellas se aplican tremendas presiones a las agencias locales, nacionales e internacionales para reconstruir las instalaciones destruidas en el mismo sitio en el que estaban previamente. Es en tales momentos en los que resulta más evidente la necesidad de información sobre los peligros naturales y la evaluación del riesgo, así como su incorporación al proceso de planificación.

Para tratar sobre el manejo de peligros, se deben incorporar acciones específicas en las diversas etapas del estudio de planificación para el desarrollo integrado. Primero, una evaluación de la existencia y efecto de eventos naturales sobre los bienes y servicios proporcionados por los recursos naturales en el área del plan; segundo, los estimados del impacto potencial de eventos naturales sobre las actividades de desarrollo, y tercero, la inclusión de medidas para reducir la vulnerabilidad de las actividades propuestas para el desarrollo. En este marco, las redes de "líneas vitales" deben ser identificadas: los componentes o segmentos críticos de las instalaciones para la producción, la infraestructura y los sistemas de apoyo para los asentamientos humanos deben ser lo menos vulnerables posible y tienen que ser reconocidos como elementos prioritarios para la rehabilitación después de un desastre.

3. El impacto de los peligros naturales puede ser reducido

Las experiencias dentro y fuera de la América Latina y el Caribe muestran que la mitigación de desastres mejora. La instalación de sistemas de alerta en varios países del Caribe ha reducido la pérdida de vidas humanas por causa de huracanes. La prohibición de asentamientos humanos permanentes en llanuras de inundación, reforzada mediante coberturas selectivas de seguros, ha reducido significativamente los daños causados por las inundaciones en muchas áreas vulnerables.

Un estudio realizado en el Estado de Nueva York (EE.UU.) sobre mitigación de los deslizamientos de tierra, muestra que los mejores procedimientos utilizados entre 1969 y 1975 redujeron en más del 90 por ciento el costo de reparación de los daños causados a carreteras por causa de deslizamientos (Hays, 1981). La experiencia de la ciudad de Los Ángeles, California, indica que con pendientes adecuadas y dispositivos para análisis del suelo, se pueden reducir las pérdidas por deslizamientos en 97 por ciento (Petak and Atkisson, 1982).

Un estudio realizado en el Valle de san Fernando, California, después del terremoto de 1971, mostró que de entre 568 colegios antiguos, que no satisfacían los requerimientos del Field Act (una ley que establece normas de diseño), 50 sufrieron tantos daños que tuvieron que ser demolidos. En cambio, 500 colegios construidos según las normas sismo resistentes no sufrieron daños estructurales (Bolt, 1988). El terremoto de Loma Prieta en 1989 fue el desastre natural más costoso en la historia de los Estados Unidos, pero los reglamentos de zonificación local y los códigos de construcción evitaron que las pérdidas fueran aún peores. En el área de la bahía de San Francisco las estructuras post-1960 se remecieron pero quedaron intactas, mientras que los edificios más antiguos sí sufrieron daños. Las estructuras no reforzadas de albañilería fueron las más afectadas. Las construcciones sobre terreno sólido mostraron menor probabilidad de sufrir daños que las construidas sobre relleno o sobre taludes sueltos en las montañas (King, 1989).

Las técnicas de mitigación también permiten extender el período de alerta antes de una erupción volcánica, haciendo posible la evacuación segura de la población en riesgo. Los dispositivos sensibles de monitoreo pueden ahora detectar un aumento en la actividad volcánica meses antes de la erupción. Ahora existen a disposición sistemas más sofisticados de evaluación, monitoreo y alerta para enfrentar a los peligros de erupciones volcánicas, huracanes, tsunamis y terremotos.

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¿Desastre natural o mala planificación?

Evaluaciones sectoriales conducidas por la OEA (entre ellas la de energía en Costa Rica y la de agricultura en el Ecuador), muestran el ahorro de capital y la producción continua que pueden ser logrados con modestas inversiones en la mitigación de las amenazas de los peligros naturales, a través de la reducción de la vulnerabilidad y de un mejor planeamiento sectorial. Sin embargo, queda mucho por hacer.

La experiencia global en el manejo de peligros en América Latina y el Caribe, es poco significativa por varias razones, entre ellas, falta de percepción del problema, falta de incentivos políticos, y un sentimiento de fatalismo en relación con los desastres "naturales". Pero actualmente se tiene mayor acceso a las técnicas, se analiza y da a conocer experiencias. Los países en desarrollo han demostrado su interés, y las agencias financieras están discutiendo su apoyo. si estas tendencias favorables fueran alentadas, podríamos tener al alcance una reducción significativa de los efectos devastadores de los peligros naturales sobre el desarrollo de América Latina y el caribe.

B. Susceptibilidad a la reducción de vulnerabilidad

1. La naturaleza del peligro

a. Comienzo súbito versus comienzo lento

La velocidad con la que comienza un peligro es una variable importante ya que condiciona el tiempo para la alerta. Uno de los extremos son los terremotos, deslizamientos de tierra e inundaciones repentinas que, virtualmente, no dan tiempo para la alerta. Menos extremos son los tsunamis, que dan tiempo para la alerta con anticipación de minutos u horas, y los huracanes e inundaciones cuya posible ocurrencia es conocida con muchas horas y, a veces, días de anticipación.

Los volcanes pueden erupcionar súbita y sorpresivamente, pero generalmente dan indicios de una posible erupción semanas y hasta meses antes. (El volcán El Ruiz, en Colombia, dio señales de actividad desde más de un año antes de su erupción destructiva en 1985). Otros peligros tales como la sequía, desertificación y el hundimiento, actúan lentamente durante un período de meses o años. Los peligros como erosión/sedimentación tienen diferentes tiempos de anticipación: el daño puede ocurrir súbitamente, como resultado de una tempestad, o puede desarrollarse en el curso de varios años.

b. Eventos controlables versus eventos inmutables

Las dimensiones reales de muchos tipos de peligros pueden ser alteradas, si se toman medidas apropiadas, pero hay casos en los que ninguna tecnología conocida puede alterar efectivamente la ocurrencia misma. Por ejemplo, canalizar el lecho de un río puede reducir el área de inundación, pero nada moderará el sacudimiento del terreno cuando se produce un terremoto.

c. Frecuencia versus severidad

Cuando una inundación se produce cada año, o cada pocos años, el peligro viene a ser parte del entorno y los proyectos son ubicados y diseñados teniendo en cuenta esa característica. A la inversa, en un área donde un tsunami puede ocurrir en cualquier momento dentro de los próximos cincuenta o cien años, es difícil estimular el interés en tomar medidas para reducir la vulnerabilidad, aún cuando los daños puedan llegar a ser catastróficos. Con un horizonte temporal tan lejano, medidas que requieran inversión intensiva en capital pueden no ser económicamente viables.

Los eventos raros, o con probabilidad de alcanzar poca magnitud, son los más difíciles de mitigar, y la reducción de la vulnerabilidad puede demandar medidas de aversión al riesgo que están más allá de lo que podría ser justificable en virtud de un análisis económico.

d. Medidas de mitigación para resistir el impacto versus medidas de mitigación para evitar el impacto

La construcción sismorresistente y los edificios a prueba de inundaciones son dos ejemplos de medidas que mejoran la capacidad de las instalaciones para resistir el impacto de un peligro natural. Instrumentos tales como reglamentos de zonificación, seguros e incentivos tributarios, que propician la evasión de áreas en peligro, conducen a evitar los impactos.

2. La naturaleza del área en estudio

La alta densidad de población y la costosa infraestructura de las ciudades, las exponen comparativamente más al impacto de los eventos naturales. Allí, las medidas de mitigación son más necesarias aún y, al mismo tiempo, económicamente hablando se justifican mejor que en las áreas menos desarrolladas. Probablemente, en las áreas urbanas se podrá establecer los mecanismos institucionales que son necesarios para el manejo del peligro.

En pueblos y aldeas pequeñas, las medidas no estructurales de mitigación pueden ser la única alternativa al alcance. Tales asentamientos humanos dependen del gobierno sólo hasta cierto punto para enfrentarse a una alerta de peligro inminente o para recibir asistencia frente al peligro. Así pues, organizar a la comunidad local para enfrentarse a los peligros, es un aspecto especial del manejo de éstos.

Las características físicas del terreno, las normas para su uso, la susceptibilidad a peligros particulares, el nivel de ingresos y las características culturales de la población, también condicionan las opciones que tiene un área para manejar los peligros naturales.

3. Los participantes en el drama

Entre los "actores" involucrados en el manejo de peligros están las agencias de planificación, los ministerios, los centros para los preparativos y respuesta a la emergencia, la comunidad científica y de ingeniería, las comunidades locales, las agencias de asistencia técnica, las agencias de financiamiento para el desarrollo y los organismos no gubernamentales, además de una cantidad igualmente diversa de actores del sector privado. Cada cual tiene sus propios intereses y conceptos. Estos diversos puntos de vista, a veces en conflicto entre sí, pueden agravar los efectos de las limitaciones del planeamiento y ejecución de un programa de manejo de peligros. Sin embargo, los funcionarios involucrados pueden ver facilitado su trabajo si se conoce previamente las dificultades que cada uno de los actores puede presentar.

Frecuentemente, las agencias de planificación no están familiarizadas con la información sobre peligros naturales, ni saben cómo usarla en la planificación para el desarrollo.

También los ministerios tienen poca familiaridad con la información sobre peligros naturales o con las técnicas para adaptar esa información para su uso en la planificación. Los proyectos para el desarrollo de caminos, energía, telecomunicaciones, sistemas de irrigación, etc., frecuentemente carecen de consideraciones de mitigación del peligro. Aún más, los ministerios suelen tener poca experiencia en colaborar para identificar las interrelaciones entre proyectos o para definir los requerimientos de información común, de tal manera que la información requerida por varios usuarios pueda ser recolectada de manera cooperativa.

La comunidad de preparativos para emergencias ha tendido a ver su rol exclusivamente como el de preparación para la reacción ante emergencias y, por lo tanto, no ha prestado suficiente atención a la vinculación de los preparativos con la mitigación a largo plazo. Tampoco los centros de emergencia han brindado suficiente atención a la vulnerabilidad de su propia infraestructura. Cuando los servicios vitales son destruidos, las víctimas de los desastres no tienen donde ir. Las políticas de preparación para emergencias están comenzando a cambiar. Por ejemplo, organizaciones internacionales para ayuda en casos de emergencia, tales como la Liga Internacional de la Cruz Roja y las sociedades de la Media Luna Roja, han anunciado que van a dedicar mayores esfuerzos a la prevención en los países en desarrollo.

La comunidad científica y de ingeniería frecuentemente establece su agenda para la investigación y el monitoreo en base a sus intereses científicos, sin tomar en debida consideración las necesidades de reducción de la vulnerabilidad o los preparativos para la emergencia. Por ejemplo, un volcán puede ser elegido para su monitoreo por su valor de investigación científica más que por su proximidad a un centro de población. Frecuentemente se publica valiosa información sobre peligros en revistas científicas, pero en un lenguaje difícil de comprender. La comunidad científica debe asegurarse de que los datos sean presentados en forma adecuada, para su uso por quienes están involucrados en el manejo de los peligros.

Las comunidades locales están muy conscientes del impacto de los peligros naturales, pero, usualmente, tienen poca oportunidad de participar en la preparación de los grandes proyectos de infraestructura y de producción que las afectan y, menos aún, de establecer agendas para la evaluación de peligros naturales y la reducción de vulnerabilidad.

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Planificar para salvar vidas.

Las agencias de cooperación técnica normalmente no incluyen ni la evaluación de peligros naturales ni las actividades de reducción de vulnerabilidad como parte normal de su proceso de preparación del proyecto. Los "pronunciamientos sobre el impacto de peligros", así como los pronunciamientos sobre el impacto ambiental que son emitidos después de que el proyecto ha sido formulado, son inadecuados. Las consideraciones del peligro deben ser introducidas muy al comienzo del proceso, de tal modo que los proyectos sean preparados con tales limitaciones en mente.

Las agencias financieras para el desarrollo participan activamente en medidas de reconstrucción post-desastre. Sin embargo, no insisten en evaluaciones del peligro, mitigación y medidas para reducción de vulnerabilidad en sus préstamos ordinarios para el desarrollo (no relacionadas a desastres) y son renuentes a incorporar tales consideraciones en la evaluación de los proyectos.

Otras consideraciones institucionales : El conocimiento y la experiencia en técnicas de manejo de peligros son atributos raros en la mayoría de las agencias de América Latina y el caribe. Así, pues, una agencia de cooperación técnica que proponga incorporar estas ideas en la planificación y formulación del proyecto, invariablemente tendrá que imponerse al escepticismo del personal local. Tomar en cuenta estos aspectos incrementa el costo de formulación de un proyecto pero ese mayor gasto puede pagar grandes dividendos.

Debe darse mayor consideración al sector privado, tanto como lo señala Andrew Natsios (1990) en "Disaster Mitigation and Economic Incentives". Natsios, como Charles Schultze, argumenta que quienes hacen la política pueden modificar el comportamiento social de manera más efectiva si cambian los incentivos de mercado, es decir, recurriendo al uso público del interés privado antes que a los reglamentos.

Por ejemplo, las compañías de seguros contra daños podrían ofrecer un gran diferencial en sus tarifas para las construcciones resistentes a sismos y huracanes. Sugiere que los gobiernos especifiquen el resultado deseado para las políticas, pero dejen a los actores económicos buscar la manera de cómo lograr tal resultado.

Dar a una sola entidad la responsabilidad total del manejo del peligro a nivel nacional, conduce a que las otras agencias la consideren como un adversario. En vez de esto, cada agencia que formula proyectos como parte de sus actividades normales, debería considerar los peligros en el proceso de formulación del proyecto. Las agencias de planificación deberían estimular el manejo de peligros y la introducción de estrategias no estructurales de mitigación muy al inicio del proceso de planificación y contar con personal entrenado para estas funciones.

De igual manera, la responsabilidad de mitigar el impacto de los peligros naturales a nivel del proyecto, no debe recaer en un sólo individuo o componente, sino que debe ser una responsabilidad general del proyecto, que requiere la cooperación de todos los componentes.

Frecuentemente, las actividades de reconstrucción post-desastre carecen de apoyo para la evaluación de peligros, cuyo propósito sería asegurar que el impacto del próximo evento sea menos destructivo. El problema ocurre tanto en quien proporciona el dinero como en quien lo recibe: el país afectado raramente incluye este rubro en su solicitud pero, cuando lo hace, sucede frecuentemente que las agencias financieras lo rechacen.

Los proyectos de reconstrucción, especialmente cuando son muy grandes, suelen ser manejados por agencias de ejecución recientemente creadas. Esto conduce a la fuga del limitado personal técnico que tienen las agencias existentes y complica la coordinación entre desarrollo a largo plazo y rehabilitación a corto plazo.

C. Manejo de peligro y planificación para el desarrollo

Para los efectos de esta discusión, la planificación para el desarrollo es el proceso mediante el cual los gobiernos producen planes constituidos por políticas, proyectos y acciones de apoyo, a fin de guiar el desarrollo económico, social y del espacio durante un período de tiempo. El manejo de los peligros consiste en una serie de actividades diseñadas para reducir la pérdida de vidas y la destrucción de propiedades. El manejo de los peligros naturales frecuentemente ha sido realizado independientemente de la planificación para el desarrollo. Un rasgo distintivo de la asistencia técnica de la OEA es la integración de los dos procesos.

1. Actividades de manejo del peligro

El proceso de manejo de peligros naturales puede ser dividido en medidas pre-evento, acciones durante e inmediatamente después del evento, y medidas post-desastre. En un orden cronológico aproximado, son las siguientes:

1. Medidas pre-evento:

a. Mitigación de peligros naturales:
•   Recolección de datos y análisis
•   Reducción de vulnerabilidad

b. Preparativos para desastres naturales
•   Predicción
•   Preparativos para emergencia (incluyendo monitoreo, alertas, evacuación)
•   Educación y entrenamiento

2. Medidas durante e inmediatamente después de los desastres naturales:

a. Rescate
b. socorro

3. Medidas post-desastre

a. Rehabilitación
b. Reconstrucción

a. Mitigación de desastres

La predicción precisa y oportuna de un evento peligroso puede salvar vidas humanas pero sirve de poco para reducir las pérdidas económicas o la alteración social; eso sólo se puede lograr con medidas que deben ser tomadas con mucha antelación. Incluido en el concepto de mitigación de desastres, está el supuesto básico de que el impacto de un desastre puede ser evitado, o reducido, cuando su ocurrencia haya sido prevista durante la planificación para el desarrollo.

La mitigación de desastres generalmente supone reducir la vulnerabilidad de los elementos en riesgo, modificar la exposición del lugar al peligro, o cambiar su función. Las medidas de mitigación pueden tener un carácter estructural, tales como la inclusión de medidas específicas de seguridad o la reducción de vulnerabilidad en el diseño así como la construcción de nuevas instalaciones, el reforzamiento de instalaciones existentes o la construcción de dispositivos de protección.

Típicamente, las medidas no estructurales de mitigación se concentran en limitar el uso de terrenos, la utilización de incentivos tributarios y de soberanía, y en programas de aseguración del riesgo.

Muchos países están haciendo esfuerzos para introducir medidas de mitigación en áreas expuestas a peligros.

Por ejemplo, el área costera del Ecuador y el área septentrional o norte del Perú son frecuentemente afectadas por severas inundaciones causadas por "El Niño", o fenómeno ENSO (El Niño Southern Oscillation), que aparece periódicamente cada 3 a 16 años.

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Fenómeno natural, convertible en desastre.

Entre noviembre de 1982 y junio de 1983, las fuertes lluvias crearon la más dramática serie de inundaciones observada durante ese siglo, afectando unos 12.000 km2 en esta región, con pérdidas totales estimadas en 1.200 millones de dólares. Posteriormente, en el Perú se trasladaron seis de los pueblos más afectados a lugares más elevados (una medida de mitigación no estructural) y se introdujeron técnicas especiales de reconstrucción con adobe para reforzar las nuevas construcciones contra terremotos e inundaciones (una medida estructural de mitigación).

La mitigación de los desastres también incluye la recolección de datos, y el análisis necesario, para identificar y evaluar medidas apropiadas e incluirlas en la planificación para el desarrollo. La recolección de datos incluye en esencia tres tipos de actividades:

Evaluaciones de peligros naturales

Los estudios que evalúan los peligros proporcionan información sobre la probable ubicación y severidad de fenómenos naturales peligrosos, así como sobre la probabilidad de que ocurran en un tiempo y área dados. Estos estudios descansan fuertemente sobre la información científica disponible, incluyendo mapas geológicos, geomórficos y de suelos; datos de clima e hidrológicos, así como sobre mapas topográficos, fotografías aéreas e imágenes de satélite.

La información histórica, tanto escrita como de reseñas orales de residentes antiguos, es también útil para caracterizar los eventos peligrosos potenciales. Idealmente, una evaluación de peligros naturales promueve la percepción de este problema en una región en desarrollo, evalúa la amenaza de peligros naturales, identifica la información adicional requerida para una evaluación definitiva y recomienda las maneras más apropiadas para obtenerla.

Evaluaciones de vulnerabilidad

Los estudios de vulnerabilidad estiman el grado de pérdida y daños que podrían resultar de la ocurrencia de un fenómeno natural de severidad dada. Los elementos analizados incluyen la población humana, la infraestructura de bienes de capital y recursos tales como asentamientos, líneas vitales, instalaciones para la producción, locales para concentraciones públicas y patrimonio cultural; también incluyen a las actividades económicas y al funcionamiento normal de los asentamientos humanos. La vulnerabilidad puede ser estimada para determinadas áreas geográficas: por ejemplo, áreas con el mayor potencial para su desarrollo o áreas ya desarrolladas en zonas peligrosas.

Las técnicas empleadas incluyen la cartografía de líneas vitales o de instalaciones críticas y un análisis sectorial de vulnerabilidad para sectores tales como energía, transporte, agricultura, turismo y vivienda. En América Latina y el caribe la vulnerabilidad a peligros naturales es pocas veces considerada en la evaluación de una inversión, aún cuando la vulnerabilidad a otros riesgos, tales como los fluctuantes precios de mercado y de costos de materia prima, sí se toma en consideración como práctica normal.


ELEMENTOS VULNERABLES QUE DEBEN SER CONSIDERADOS EN EL PROCESO DE PLANIFICACION PARA EL DESARROLLO

Asentamientos humanos:

La población humana, vivienda y servicios asociados.

Instalaciones críticas:

(1) servicios esenciales tales como telecomunicaciones, agua, energía y sanidad; (2) servicios médicos de emergencia, estaciones de policía y contra incendio, y organizaciones de desastre; y (3) empresas locales, nacionales e internacionales de transporte.

Instalaciones de producción económica:

Las principales fuentes de empleo de la población tales como la industria, la banca y empresas comerciales, mercados públicos, plantas de agroprocesamiento y áreas de producción agrícola, ganadera, forestal, minera y pesquera.

Lugares de concentración pública

Edificios tales como colegios,  iglesias, auditorios, teatros, mercados públicos y oficinas.

Patrimonio cultural:

Edificios de importancia cultural, de uso comunitario y edificios con valor arquitectónico.

Evaluaciones de riesgo

La información proveniente del análisis de los peligros de un área, y de su vulnerabilidad a ellos, es integrada en un análisis de riesgo, que es un estimado de las probables pérdidas previsibles para un determinado evento peligroso.

Los análisis formales de riesgo consumen mucho tiempo y son costosos, pero hay métodos cortos, que dan resultados adecuados para la evaluación de un proyecto. Una vez que se han evaluado los riesgos, los planificadores tienen una base para incorporar medidas de mitigación en el diseño de proyectos de inversión y para comparar los costos y beneficios del proyecto versus el no realizarlo.

b. Predicción de peligros naturales

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Intervención humana ¿para bien o para mal?

Una alerta, aún de corta antelación, sobre la ocurrencia probable y los efectos de un fenómeno natural, es de gran importancia para reducir la pérdida en vidas y propiedades. La predicción de un evento natural es resultado directo de la investigación científica acerca de sus causas y está orientada a establecer la probabilidad de la próxima ocurrencia en términos de cuándo, dónde y el rango de magnitud. Los sistemas de monitoreo cercano y remoto, cada vez más sofisticados, acumulan información de eventos potencialmente peligrosos para una predicción más confiable.

Algunos peligros, tales como los huracanes y las inundaciones, pueden ser pronosticados con gran precisión pero no ocurre así con la mayoría de los eventos geológicos. Los sistemas de alerta para algunos tipos de desastres se caracterizan por un tiempo anticipatorio muy corto.

En el caso de los tsunamis, por ejemplo, el centro de Alerta del Pacífico que constantemente monitorea los océanos, proporciona avisos previos que varían entre unos minutos y unas cuantas horas. En el mejor de los casos, estas alertas proporcionan suficiente tiempo para que se evacue a la población, pero no para que se puedan tomar otras medidas preventivas.

Aunque persisten los esfuerzos a nivel mundial para anticiparse a los terremotos, su predicción todavía es una ciencia muy incipiente. Pocos avisos anticipados han tenido tanto éxito como aquel de febrero de 1975, cuando los pobladores de Haicheng, china, fueron evacuados seis horas antes de que ocurriera un terremoto de magnitud M 7. Otras predicciones han sido desastrosas, como el caso del pronóstico errado de un terremoto inminente en el Perú en 1981. Muchas personas se trasladaron del Callao y la predicción tuvo un impacto negativo en las inversiones y el turismo.

c. Preparativos para la emergencia

Los preparativos para la emergencia están orientados a minimizar la pérdida de vidas y de propiedades durante un evento natural. Incluyen acciones tomadas con anticipación al evento y actividades especiales tanto durante como inmediatamente después de él.
Se pueden identificar dos niveles de preparativos: información sobre la seguridad pública y planificación de la percepción del peligro.

Esto tiene que ver con una serie de esfuerzos orientados a aumentar la cantidad de información diseminada entre el público así como a promover la cooperación entre el público y las autoridades en caso de una emergencia. En el curso de un evento, o durante su secuela, el comportamiento social y público sufre cambios importantes. Esto da lugar a nuevas responsabilidades organizacionales para el sector público. La información sobre peligros y los programas de educación pueden mejorar el grado de preparación del público y su conducta social.

La planificación de la percepción del peligro se concentra en mejorar la capacidad de un área, región o país en particular a responder a los desastres naturales. Los preparativos para el desastre promueven la instalación de sistemas para monitorear los peligros conocidos, sistemas de alerta, planes de emergencia y de evacuación, rutas de emergencia, y la formulación de programas educativos para funcionarios públicos y profesionales. Muchos países de Latinoamérica y el Caribe están desarrollando y adoptando planes de emergencia para identificar y movilizar de manera efectiva los recursos humanos y nacionales en el caso de un desastre.

d. Rescate y socorro en el desastre

Después de un desastre natural, los residentes locales son los que llevan a cabo las primeras actividades de socorro. Sin embargo, sus esfuerzos generalmente deben ser complementados con los de las autoridades nacionales o regionales. Los aspectos claves del socorro post-desastre son la rehabilitación de servicios vitales y de instalaciones críticas, el entrenamiento, simulacros de desastres, y la identificación y asignación de recursos locales y externos.

Las actividades de socorro son afectadas por decisiones globales de planificación, pero no son parte de las líneas principales del proceso de planificación nacional y regional. Aunque el socorro y los preparativos para el desastre reciben la mayor parte de los recursos internacionales, nacionales y locales, las medidas de mitigación costo-efectivas no son adecuadamente consideradas. Esta falta de previsión exacerba los efectos de los desastres naturales en términos de pérdida de vidas y de propiedades. Mientras tanto, los desastres naturales continúan ocurriendo en todo el mundo y el número de personas afectadas aumenta más rápidamente que la tasa de crecimiento de la población.

e. Rehabilitación y reconstrucción post-desastre

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¿Desarrollo en áreas de alto riesgo?

De manera concurrente, o inmediatamente después de las actividades de socorro, la rehabilitación post-desastre significa restaurar las funciones normales de los servicios públicos, del comercio y los negocios, reparar viviendas y otras estructuras, y reiniciar las actividades productivas. Sin embargo, a menudo, en esta fase, se ignora la mitigación: la rehabilitación procede sin ninguna medida para reducir la posibilidad de igual impacto en caso que el desastre ocurra nuevamente. En los países en desarrollo, la red de carreteras es inundada o bloqueada por deslizamientos de tierra año tras año y, usualmente reconstruida en idéntico lugar y con las mismas especificaciones de diseño que tenía el tramo destruido.

Al considerar los costos de reconstrucción, se deben volver a evaluar las políticas de desarrollo existentes y los proyectos sectoriales. En muchos casos, todo ello ha dejado de ser apropiado o ya no coincide con el mejor uso de los recursos naturales. Por esta razón, durante el proceso de manejo de peligros naturales, se debe examinar todo cambio en los recursos, metas, objetivos y productos de los planes de desarrollo, e incorporar estos factores en las subsiguientes actividades de planificación.

f. Actividades de educación y entrenamiento

La educación y el entrenamiento, tanto formal como informal, preparan a las personas de todo nivel para participar en el manejo del peligro. Las universidades, centros de investigación y agencias internacionales de asistencia para el desarrollo juegan el principal rol formal en la preparación de individuos, en una gran variedad de niveles de habilidad tales como la evaluación de peligros naturales, la reducción de riesgos y la predicción de fenómenos naturales. Estas actividades también son realizadas por entidades operativas tales como los ministerios de agricultura, transporte, obras públicas y defensa.

El aprendizaje se logra mediante folletos, volantes y cintas en audio y video, preparadas por agencias nacionales e internacionales involucradas en programas de preparativos para desastres y mitigación, y a través de los medios nacionales de comunicación. Además, los cursos, talleres, conferencias y seminarios organizados por agencias especializadas de asistencia para desastres, difunden gran cantidad de información sobre estrategias para el manejo de los peligros naturales.

Finalmente, se ha comprobado que la observación directa después de un desastre es una de las maneras más efectivas para aprender. Las investigaciones post-desastre describen los aspectos cualitativos y cuantitativos de los peligros naturales y, frecuentemente, mejoran la información producida por modelos y conjeturas, indicando en qué áreas el desarrollo debe ser muy restringido o evitado.

Algunos resultados directos del proceso de aprendizaje son (1) mejorar las políticas y las acciones de programa, los códigos de construcción, las normas, las capacidades de construcción y diseño; (2) el desarrollo de legislación para la adopción de estas políticas y el fortalecimiento o creación de nuevas organizaciones de desastre; (3) el mejoramiento de los aspectos importantes de logística para la prevención de desastres, tales como sistemas de comunicación y de alertas; y (4) el establecimiento de organizaciones comunitarias y de recursos para confrontar desastres futuros.

Washington, D.C.
1993
Derechos Reservados
1993 por la Organización de los Estados Americanos
Washington, D.C.

Ver: PSU: Historia y Ciencias Sociales, Pregunta 08

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