Isabel Riquelme

Hija de Simón Riquelme de la Barrera y Goycochea y de María Mercedes de Meza y Ulloa, doña María Isabel Riquelme de la Barrera Meza y Ulloa nació en Chillán, se presume que en 1758. Tal presunción emana del hecho de no existir datos históricos sobre la exactitud de esta fecha, pero sí hay fuentes que señalan que fue bautizada en Chillán en 1759.

Recibió, como cualquier vecino, una regular educación. Aprendió a firmar, a escribir y algunas nociones de cristianismo. Del patrimonio de sus padres, dividido entre sus diez hermanos, le tocó recibir solamente cuatrocientas cuadras de tierra en Papal, predio agrícola ubicado en Chillán.

En su casa, situada cerca de la plaza mayor de Chillán, se alojaban a menudo algunos personajes de importancia. Entre ellos fue a hospedarse en una ocasión, en 1777, el irlandés Ambrosio O'Higgins, que tenía entonces 57 años.

Privada Isabel de la vigilancia materna, cedió a las instancias del astuto militar. Ella tenía apenas dieciocho años cuando pasó el coronel O'Higgins por la estancia donde se conocieron.

El terco y maduro irlandés, de aspecto agrio y corpulencia deslucida, quedó pronto cautivado por la mirada azul y ardiente y la negra cabellera de Isabel, la que, halagada con promesa formal de matrimonio, quedó embarazada.

En esa condición permaneció en su casa paterna, pero recluida en uno de los aposentos interiores; además, la tradición chillaneja, que afirma que Bernardo O'Higgins, su hijo, nació en la casona de don Simón Riquelme, situada a pocos metros de la plaza principal, respalda el hecho.

Siguiendo las costumbres de la época, a Isabel Riquelme le fueron arrebatados los honores de madre y de esposa, pero hoy bien merece ella el honor de ser la primera dama de la historia de Chile, por haber sido la forjadora del forjador.

Después de estos acontecimientos doña Isabel permaneció en Chillán. Luego conoció a un caballero llamado Félix Rodríguez Rojas, con quien se casó.

El niño Bernardo fue criado, hasta los cuatro años, en la casa donde nació y  después fue enviado por su padre a Talca, a casa de su amigo, don Juan Albano Pereira, que vivía en una hacienda cercana a la ciudad.

Allí el pequeño Bernardo encontró afecto hogareño y solícitos cuidados. Aun más, Albano, comprendiendo la anómala situación en que se encontraba su pupilo, trató de asegurarle por lo menos el porvenir, certificando legalmente su origen. Lo hizo bautizar por el párroco Pedro Pablo de la Carrera "bajo condición", con el nombre de Bernardo O'Higgins, sirviendo él y su esposa de padrinos.

Al poco tiempo, doña Isabel quedó viuda y con una hija, llamada Rosa.

¿La casa donde nació Bernardo?

Bernardo estudió cuatro años en Lima y volvió momentáneamente a Chile. En Talcahuano doña Isabel, esperaba a su hijo, acompañada de Rosita Rodríguez, hermana de Bernardo, habida en el matrimonio con el difunto don Félix. Fue una corta entrevista y con partida inmediata que dejó a Bernardo profundamente abatido porque no pudo comportarse como hijo con su madre. Había en ella algo inexplicable, una señora amiga, muy buena, muy dulce, pero que no le pertenecía.

En 1800 vuelve O'Higgins a América (a su patria). Ha recibido noticias de Chile enviadas por el mulato Riquelme, quien lo informa sobre su madre. También Rosita, por el mismo intermediario, le informa de Chile.

"Le pido, me encomiende a Dios —le decía a su madre— como yo la encomiendo en todas mis oraciones, pues los peligros que tengo que pasar son bien grandes, los mares están llenos de corsarios y buques de guerra ingleses." Le encarga a su madre que le conteste a Buenos Aires, para tener una anticipación de su cariño al llegar a la patria. Le pesaba llegar a Chillán bajo el prolongado silencio de aquella madre que recordaba bella y cariñosa y que nunca le escribió directamente en su ausencia.

Sin embargo, Jaime Eyzaguirre, en su obra "O'Higgins" alude alguna vez a epístolas maternas:

"Una carta de su madre, le participa el fallecimiento de don Simón Riquelme de la Barrera. Ahora, ella vive con sus hermanas solteras en estrecha situación económica. Y las nuevas que se tienen de don Ambrosio, distan de ser mejores".

Nos informa, además, de que: "Al saber la muerte del virrey del Perú, su padre, y la herencia que le dejara en Chillan —Hacienda Las Canteras—, rápidamente de Santiago se trasladó a Chillán a estrechar tiernamente a su madre y a su recordada hermana Rosita, con quienes vivirá alguno años, ayudado también por su tío, don Manuel Riquelme&".

Don Bernardo quiso siempre un hogar que diera la tibieza y el cariño que le faltaron de los años más bellos de su vida... Cuando más tarde hubo de abandonar el poder supremo y a su patria, le acompañaban su madre, su hermana —a quien quiso entrañablemente, hasta el extremo de que ella gustó de ser llamada con el apellido de O'Higgins— y su hijo natural, llamado Demetrio, quien como su padre don Bernardo había nacido en Chillán Viejo.

Doña Isabel Riquelme murió en el Perú en 1839.

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