Isaías Duarte Cancino

El arzobispo católico de Cali, monseñor Isaías Duarte Cancino, fue asesinado por un pistolero que le disparó varias veces, el 17 de marzo del 2002.

El hecho ocurrió en el distrito colombiano de Aguablanca, uno de los sectores más pobres de la capital vallecaucana. El Papa Juan Pablo II expresó su dolor por el asesinato del arzobispo de Cali y exhortó a los colombianos a proseguir por las vías del diálogo y a rechazar cualquier tipo de violencia, chantajes y secuestros de personas.

El asesinato causó una gran conmoción en el país, donde tanto la Iglesia católica como la clase política condenaron el atentado. El prelado, que se oponía a las conversaciones del Gobierno con la guerrilla de las FARC, había denunciado hace tres semanas que varios congresistas, elegidos en las legislativas del domingo 10 de marzo del 2002, habían sido financiados por el narcotráfico.

El pueblo de Colombia —y consecuentemente su Iglesia— sufre desde hace 38 años los terribles efectos del narcotráfico y de la guerrilla, que sólo en la última década han cobrado ya más de cuarenta mil muertos. En ese contexto, el sacrificio de monseñor Duarte Cancino se comprende como “el testimonio de un hombre consagrado al servicio de Dios y del prójimo, claro en exponer los principios que brotan de la ética cristina como la denuncia hecha recientemente por él en la que acusaba que campañas políticas de su país eran financiadas por el narcotráfico", dijo la prensa.

Su vida

Monseñor Isaías Duarte Cancino nació en San Gil, Santander, el 15 de febrero de 1939. Hechos los estudios secundarios en un instituto del Estado en la ciudad de Bucaramanga, cursó la Filosofía en el Seminario de Pamplona y Teología en Roma.

Obtuvo la licenciatura en teología dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Recibió la ordenación sacerdotal en Roma el 1º de diciembre de 1963, incardinándose entonces en la Diócesis de Bucaramanga. Como sacerdote desempeñó los siguientes cargos: vicario cooperador de la Catedral de Bucaramanga, profesor en el Seminario Mayor de Pamplona, Párroco de las siguientes parroquias: Espíritu Santo en Bucaramanga, la Catedral de Bucaramanga, Girón y Málaga, hoy capital de la Diócesis de Málaga-Soatá.

Finalmente fungió como director espiritual del Seminario Mayor de Bucaramanga y simultáneamente Vicario de pastoral de la Arquidiócesis de Bucaramanga. El 10 de Abril de 1985 fue nombrado obispo titular de Germania de Numidia y Auxiliar de Bucaramanga y fue consagrado el 17 de junio siguiente.

El 18 de junio de 1988 fue nombrado como primer obispo de la recién creada Diócesis de Apartadó, en el Urabá Antioqueño.

Iglesia catedral Sagrada Familia, Bucaramanga.

El 19 de Agosto de 1995 su Santidad el Papa Juan Pablo II lo nombró Arzobispo de la Arquidiócesis de Cali, en reemplazo del Excelentísimo Señor Pedro Rubiano Sáenz.

Su pensamiento

A propósito de la realidad político–social de Colombia, el Arzobispo señalaba a los jóvenes en su Discurso pronunciado en la jornada de la Reconciliación (3/4/98)

“Saludo a los jóvenes porque son fuertes y generosos, porque su corazón está libre de odios y rencores. Colombia vive una avalancha de violencia que destruye la vida de los colombianos. Como fruto de esta violencia se han generado odios, rencores y resentimientos que empobrecen el alma e impiden la paz de nuestra Patria. La Paz es compromiso de todos. Si queremos alcanzarla es necesario caminar por el sendero de la reconciliación y del perdón. Debemos reconciliarnos con nosotros mismos, con Dios, con nuestros seres queridos, con los vecinos, con toda la familia humana. Es necesario ser agentes de reconciliación y perdón, es decir, ser constructores de Paz. Dejemos de lado los odios, los rencores y emprendamos el camino de la reconciliación. Es necesario un proceso pedagógico que nos conduzca a la paz. Este proceso se llama conversión: volver al camino de la paz, dejar todo aquello que nos aleja de nuestros hermanos”.

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