Frederic Chopin

Frederic Chopin nació en un hogar cultivado, en que la música se practicaba y en que la literatura y la poesía que a Frederic siempre le entusiasmó eran estimadas.

Su padre, profesor de idiomas, y su madre, pianista de afición, cuidaron de su formación humanística al mismo tiempo que su cultura literaria la adquiría por propio impulso.

Sólo tenía seis años cuando Frederic puso las manos en el teclado, bajo la guía del profesor Adalbert Zywny, pero ya al año siguiente actuó por primera vez en un recital privado. Mayor impacto produjo dos años más tarde cuando actuó como solista en un concierto de Alberto Gyrowetz (1763-1850), fecundo compositor checo. En esta primera presentación pública como pianista, el niño Chopin fue saludado como un prodigio.

Quizá si Chopin mismo no tenía conciencia de que su carrera musical ya había comenzado tan temprano, pues al año siguiente volvió a actuar en público, acompañando a la cantante Angélica Catalani. Y también el mismo año escribió un intento de composición, una marcha, en honor del gran duque Constantino.

Ya a los doce años fue puesto en manos del maestro Joseph Elsner (1769-1854), compositor, violinista y director de orquesta, que en 1816 comenzó a dirigir una academia musical, que iba a dar origen al Conservatorio de Música de Varsovia.

Los rápidos progresos pianísticos del joven músico se completaron con la formación teórica, pues bajo la dirección de Elsner aprendió teoría y contrapunto.

Tenía quince años cuando, luego de un exitoso recital, Frederic recibe un anillo de diamantes, obsequio del zar, enviado como homenaje a tan distinguido súbdito. El mismo año y, seguramente, con el visto bueno del profesor Elsner, Chopin deja publicar su Opus I, el Rondó en do menor para piano. Había un nuevo compositor para la gloria de Polonia.

Ahora cabe mencionar un distintivo estilístico de Chopin, que se volverá a encontrar a lo largo de su obra de los restantes años. Se trate de sus primeras composiciones o de las últimas, el acento de su música, la ambientación armónica, el desenvolvimiento melódico y la técnica en que el piano aparece empleado, son siempre producto de una sola mano inconfundible: la de Frederic Chopin.

El suyo es un caso muy poco frecuente entre los músicos creadores en quienes, generalmente, pueden distinguirse con facilidad períodos de juventud, de madurez y de mayor edad. En Chopin, sin embargo, esta división es muy difícil establecerla y las composiciones de cualquier género o de cualquier época en sus 39 años de vida son todas hermanas, en un estilo nacido del personalísimo talento creador de Chopin, como de su estilo pianístico de ejecutante.

Aparte de los modelos de la música tradicional de los clásicos, que sin duda trabajó con Elsner, al margen de su amor y admiración por la música de J.S. Bach y de Mozart , nada del estilo de estos maestros afecta la increíble unidad y personalidad del estilo chopiniano.

Antes de los veinte años, Chopin viajó brevemente a Viena, donde, aparte de dar recitales, conoció bastante música y tuvo contacto personal con Nicolo Paganini y Johann Hummel. Ni el legendario violinista italiano ni el compositor de resonante prestigio dejaron mayor huella en el músico polaco, que no fuera en el despliegue de la virtuosidad instrumental, que ya le distinguía en sus obras.

Cuando contaba veinte años, volvió a Viena, donde escuchó las grandes obras de Haendel, Cherubini y Beethoven , junto a las de Mozart y Haydn. No obstante, ya había escrito su célebre Opus 2 Variaciones sobre "La ci darem la mano", de Mozart , que luego Robert Schumann saludaría con un histórico elogio critico.

Obras para piano y orquesta

La impresión que produjo en Chopin el célebre dúo de Zerlina y Donjuan, en la ópera de Mozart , dio nacimiento a una obra que tiene en germen todo el estilo del Chopin de los años posteriores. El centro de la composición reside en el arte con que el tema de Mozart aparece variado, arte pianístico, lleno de lucimiento, de "bravura" como se decía entonces, y de imaginación armónica y melódica. En las Variaciones, la orquesta ocupa un lugar muy modesto, casi sin relieve propio, cosa que será distintiva en las restantes composiciones acompañadas.

Los dos conciertos para piano y orquesta, obras concebidas plenamente en el estilo virtuosístico propio de la época, fueron también obras jóvenes. El concierto Nº 1, en Mi menor, que lleva el Opus 11 del catálogo y el Nº 2, en Fa menor, con el Nº 21, tienen similar desigualdad entre el interés de la parte solística respecto del acompañamiento instrumental, cosa que ha llevado a algunos directores de orquesta a "corregir" la parte orquestal en beneficio de su mayor relieve, aunque afortunadamente los intentos no han prosperado.

Además, como simple dato, conviene tener presente que la numeración dada a estos dos conciertos está invertida en cuanto a la fecha real de su composición, por cuanto el concierto en Fa menor fue escrito un año antes que el en Mi menor. Pero esto es enteramente secundario ante el hecho de que la música de Chopin brilla en ellos -cada uno en tres movimientos contrastantes- con todas las cualidades de su estilo. El músico de los veinte años hace oír un piano en que el trabajo de las octavas, los adornos, las combinaciones de ritmos entre ambas manos, los diseños cromáticos y los pasajes de escalas en notas dobles, muestran un dominio abismante del teclado y de la capacidad de entregar belleza con el dominio de la técnica.

El "Krakowiak " también para piano y orquesta, en que se emplean temas de danzas populares polacas elaboradas con el ímpetu rítmico que lucirá en las polonesas, y el difundido Andante Spianato y gran Polonesa brillante, entran de lleno en el género de composiciones en que la música de Polonia toma el primer plano. El contraste entre el primer trozo, que el autor llama Andante spianato es decir, llano, amplio, en italiano, prepara la fogosidad del ritmo de polonesa que Chopin elabora con desafiante despliegue de posibilidades técnico-pianísticas.

Las danzas nacionales

Chopin no escribió obras orquestales, más allá de los acompañamientos ya mencionados. Acerca de esto, conviene tener presente su pensamiento.  En una carta de 1834, manifiesta: “ Mozart abarca el total de la creación musical, pero yo sólo tengo el piano en mi pobre cabeza. Sé muy bien que sería un tonto si quisiera ir más lejos sabiendo mis limitaciones. Me piden que les escriba sinfonías y óperas, y que sea a la vez un Rossini polaco, un Mozart y un Beethoven , y yo me río, pensando que uno debe partir de cosas pequeñas. Solo soy un pianista, y nada más, y eso también es bueno...”

La modestia del compositor, que ya conocía la gloria y el reconocimiento de todos los públicos de Europa y de los principales músicos de su tiempo, superaba toda exigencia de géneros mayores. Como decía Schumann, sus obras eran "cañones disimulados entre flores", dirigidos contra el imperio que oprimía su tierra natal. Entregadas a lo largo de su vida, en series breves, compuso unas sesenta mazurcas, que se cuentan entre su música de mayor belleza y carácter.

La mazurca es un baile popular polaco, con ritmo de tres tiempos y un acento típico en el tercero.  Su movimiento es algo más lento que el del vals. Este esquema, que consta generalmente de dos o cuatro partes de ocho compases, Chopin lo desenvuelve con una elaboración personalísima, a base de frases cortas, reiteradas, con rasgos muy finos, y a menudo de dibujo cromático. La ambientación armónica que surge de las escalas propias de las melodías populares, les dan una coloración nacional y chopiniana a la vez. El número de las mazurcas de Chopin se incremento con recientes hallazgos de nuevas series.

La polonesa es una antigua danza polaca, de movimiento moderado, con un acento fuerte en el primero de los tres tiempos del compás y un característico acento. Ya en el siglo dieciséis la polonesa era difundida en el resto de Europa y compositores del siglo dieciocho, como Bach y Haendel, las incluyeron en sus suites. Mozart y Beethoven también la emplearon en algunas composiciones instrumentales. Chopin trata el esquema de esta danza transformándola en un campo de despliegue de virtuosidad pianística, enriqueciendo el ritmo básico con una gran fantasía melódica y su personal recurso de la variación. El ritmo bailable se hace a veces heroico y marcial, acentuado por la sonoridad de acordes y escalas que desenvuelven la melodía.

Igual colorido nacional tienen la temprana Fantasía sobre aires polacos, Opus 13 y el grupo de diecisiete Canciones Polacas, para voz y piano, Opus 74.

Un tipo de polonesa, exclusivamente chopiniano, es el que denominó Polonesa-Fantasía, que, obviamente, deja campo libre a la imaginación del compositor tanto como a la capacidad del ejecutante, variando el cuadro de la danza original.

Las sonatas y formas pequeñas

Chopin recibió una formación académica, pero no hay mayores huellas de simetría escolástica en su producción. Ya se ha visto cómo nació en él un compositor que diríamos “de una sola pieza", que creó un estilo absolutamente individual. Por esto, las tres Sonatas Opus 4, Opus 35 y Opus 58 muestran la inadaptación del músico a las normas de desarrollo de esta forma. Ya Beethoven , en sus últimas obras de este género, había roto el esquema dejado por Haydn. Ahora, las manos de Chopin comienzan a buscar cómo emplearla para entregar su idioma romántico y personal. El encuentro de la necesidad formal y la libertad expresiva no se resuelve, a pesar de los momentos de belleza que se esparcen entre los movimientos.

En cambio, las pequeñas formas hacen el universo inseparable del arte pianístico de Chopin, las cuatro Baladas, un género que antiguamente era un relato poético musical y que los compositores románticos trasladaron a la música instrumental, Chopin lo emplea con exquisita sensibilidad melódica y el sugerente ambiente armónico.

La serie de los 24 Preludios muestra las alternativas de un alma romántica sacudida por la exaltación y el pesimismo. Escritos en las veinticuatro tonalidades mayores y menores de la escala musical, reflejan magistrales momentos quitados a la angustia del viaje a Mallorca junto a George Sand. Esas breves páginas reúnen tanta vitalidad como exigencia técnica.

Propiamente romántico es el género denominado nocturno. Este título, evocador de un paisaje o de algún recuerdo asociado, ya había sido empleado antes por otros músicos, pero correspondió al irlandés John Field (1782-1837) convertirlo en un trozo pianístico. En 1832, Chopin lo encontró en París, pero sus nocturnos no fueron frutos de ese conocimiento, pues las primeras series de ellos se inician antes, con el Opus 9 del catálogo. Aparte de la belleza melódica que los inmortalizó, los nocturnos traen recuerdos de la afición que Chopin sentía por el arte del bel canto, y de su admiración por las óperas de Bellini. Las amplias melodías adornadas del operista italiano, parecen unirse a las cambiantes armonías con que la mano izquierda acompaña el canto de la mano derecha, en estas breves e intensas páginas.

La brillantez y energía que desbordan los Scherzos, obras de libre imaginación y juego sonoro, se reúnen con el sentido pedagógico en las dos series de Estudios Para Piano, Opus 10 y Opus 25.  Constituyen el legado más importante para los estudiantes pianistas, ya que se asocian, con arte difícil de superar la belleza musical al trabajo de problemas técnicos.

Los Estudios de Chopin fueron modelo para los de Liszt , y más tarde para los de Debussy y Stravinsky y otros que han aceptado el desafío planteado por Frederic Chopin, pianista de la intimidad, regaló a la posteridad la refinada estilización del Vals, música popular en que supo verter sensibilidad y refinamiento. Unió poesía y diversión en la gracia del ritmo que conquistaba al mundo romántico.

Cronología Chopiniana

1810. - Nace en Zelazowa-Wola el 10 de marzo.

1811. - Su familia se traslada a Varsovia.

1816. - Lecciones de música con Zywny.

1818. - Ofrece su primer concierto.  Compone su primera Polonesa.

1821. - Se publica su Polonesa.

1825.- Da dos conciertos de caridad en Varsovia. La casa Brzezina publica su primer Rondó: el Opus 1. Es escuchado por el zar Alejandro.

1826. - Egresa del liceo. Ofrece un concierto en el balneario de Reinertz.

1827. - Ingresa  al Conservatorio Nacional de Varsovia.

1828. - Visita Berlín y se fascina con la ciudad y con la ópera. Conoce al violinista Paganini.

1829.- Egresa del Conservatorio calificado como genio musical. Viaja a Viena. Da sus primeros conciertos fuera de Polonia. Se enamora de Constance Gladkowska.

1830. - Ofrece su primer gran concierto público en Varsovia, el 17 de marzo. El 11 de octubre cumple su última presentación en Polonia.  Parte a Viena.

1831. - Visita Salzburgo, Stuttgart y Munich. Se instala en París. Da clases de piano.

1832. -Su primer concierto en Francia, el 26 de febrero. Comienza a escribir sus Cuademos de composición.

1834. -Viaja al festival de Aix-la-Chapelle. En París ofrece un concierto y es dirigido por Berlioz.  En Navidad hace otra presentación en público, acompañado por Liszt .

1835. - Da un concierto con Hiller. Termina sus Cuadernos de composición. Viaja a Carlsbad a reunirse con sus padres. De regreso, a su paso por Dresde, se enamora de Marie Wodzinsky.

1836. - Su salud empeora. Viaja a Marienbad a pedir la mano de Marie. Se comprometen.

1837. - Se acaba el romance con la Wodzinsky. Conoce a George Sand.

1838.- Viaja a Palma de Mallorca con la Sand. Comienza a componer los preludios.

1839. - Se trasladan a Barcelona y de allí a Nohant.

1840. - Se instalan en París. Publica las obras catalogadas del Opus 35 al 42.

1841. - Da un concierto en la casa Pleyel de París. Publica los Opus 43 al 45

1842. - Su segundo concierto en la casa Pleyel. Publica los Opus 46 al 50.

1843. - Compone el tercer Impromptu, la cuarta Balada, la Polonesa en la bemol mayor y el cuarto Scherzo.

1844. - Muere su padre en Varsovia.

1845. - En Nohant compone tres nuevas mazurcas.

1846.- La relación con George Sand entra en crisis. Deja Nohant. Se instala en París.

1847. - Rompe con George Sand.

1848. - Da un concierto en la casa Pleyel. Viaja a Inglaterra. En noviembre regresa a París. Muere su médico, el doctor Mollien.

1849.- Su hermana Louise viaja desde Varsovia para cuidarlo. En septiembre se instala en su nuevo departamento, en el Nº 12 de Place Vendôme, donde muere el 17 de octubre.

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