Enfermedades externas

Según la ubicación o expresión sintomática (signos visibles), las enfermedades pueden clasificarse en internas y externas .

Estas últimas son todas aquellas desarrolladas hacia fuera del organismo, como son las heridas, úlceras, pestes, etcétera.

Entre las más recurrentes de las enfermedades externas, tenemos:

Abscesos en general

Un absceso, que puede afectar a cualquier persona, es una cavidad que contiene pus, en mayor o menor cantidad. Se forma cuando se acumulan glóbulos blancos que intentan combatir una infección producida por un germen. Ello provoca necrosis —destrucción de los tejidos— dando lugar al contenido purulento.

Según el tejido en que se produzca tendremos un absceso cutáneo, anal, cerebral, pulmonar, amigdalar, etc.

Los síntomas en los abscesos superficiales son: dolor, inflamación, enrojecimiento.

En los abscesos profundos, los síntomas son tóxicos (malestar general, pérdida del apetito, adelgazamiento), y se presenta fiebre.

Una infección purulenta siempre está causada por bacterias llamadas piógenas —que forman pus—. Ejemplos son:

Staphylococcus Aureus : produce forúnculos, abscesos en los dedos y en otras áreas de la piel.

Streptococcus Pyogenes : causa faringitis, amigdalitis, otitis,etc.

Str. Pneumoniae

Meningococo

E. Coli

Pseudomona, Proteus.

Tratamiento y pronóstico

Cuando los abscesos son de tejidos superficiales (piel): se hará una incisión y drenaje, abriendo el absceso, limpiándolo y asegurándose de que se elimina todo el pus, antes de que cierre la herida.

Cuando se trata de tejidos profundos: se administrará antibióticos (variarán según el germen culpable y el órgano que ha afectado) y antiinflamatorios; ocasionalmente requerirán ser intervenidos quirúrgicamente.

En general, los abscesos tienen buen pronóstico cuando son superficiales y no se complican; pero cuando son profundos, precisan hospitalización y tratamiento endovenoso.

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Conjuntivitis: alergia ocular.

Alergia

Es una reacción local o general de nuestro organismo, provocada por una o varias sustancia en personas especialmente predispuestas (hipersensibles), pero que puede afectar a cualquier persona.

Sus síntomas se clasifican según el lugar donde se produce la reacción alérgica:

Cutáneos: dermatitis, urticaria.

Respiratorios: asma, sinusitis, rinitis, tos, estornudos.

Oculares: conjuntivitis.

Digestivos: diarrea, vómitos, cólico, estomatitis.

Renales: hematuria (sangre en la orna), proteinuria (pérdida de proteínas por la orina).

Hematológicos o de la sangre: anemia, disminución de plaquetas.

Osteoarticulares: dolor articular, artritis.

Sistema nervioso: cefalea o dolor de cabeza, irritabilidad.

Aunque afortunadamente suelen ser poco frecuentes, en los casos graves, pueden provocar asfixia por edema de glotis, shock anafiláctico y muerte súbita si no se pone remedio urgente.

Las causas que producen alergia son múltiples y variadas. A veces, y a pesar de las múltiples pruebas para esclarecer la etiología, resulta imposible llegar a conocerlas.

Las causas más frecuentes para producir alergias son las siguientes:

Alergenos inhalables: son sustancias capaces de producir reacciones de hipersensibilidad respiratorias. Polen, polvo de la casa, caspa de pelo de animales, polución industrial, etc.

Alergenos de contacto: producen dermatitis. Es bien conocida la alergia al níquel y otros metales utilizados en bisutería, las fibras sintéticas, etc.

Alergenos alimentarios: son muy extensos y variados, como la leche de vaca, clara de huevo, fresas, cítricos, melocotón, zanahoria, chocolate, mariscos y frutos secos.

Medicamentos: todos son potencialmente alergénicos, especialmente los antibióticos (Penicilina y sus compuestos), así como algunas vitaminas.

Un tratamiento adecuado debe considerar lo consiguiente:

Identificar , si es posible, el alergeno y evitar el contacto con él, y, si es un alimento, tener en cuenta que, en pequeñas cantidades, o como condimento, puede pasar inadvertido.

Recetar fármacos que alivian los síntomas: antihistamínicos, adrenalina o corticoides (tópicos o por vía sistémica).

Vacunación contra diversos alérgenos (específicos para cada paciente).

Para diagnosticar las alergias se recomienda:

Test de reactividad cutánea frente a diversos alergenos: las pruebas cutáneas constituyen la práctica diagnóstica más frecuente. Se realizan mediante aplicación en la piel de pequeñas cantidades de alergenos sospechosos. Se valora la aparición de una zona más enrojecida y/o más hinchada como un resultado positivo.

Análisis de sangre: en ocasiones puede ser de utilidad la objetivación de un aumento de eosinófilos en la sangre —componente de los glóbulos blancos— o determinación de diversas proteínas o tests específicos (RAST-TESTS).

Codo de tenista (epicondilitis)

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Sus síntomas se presentan como un dolor punzante en la parte externa del codo, que se intensifica con el paso de los días, y termina por impedir cerrar la mano, abrir una puerta e incluso levantar un vaso de agua.

El dolor aumenta por la noche y puede provocar insomnio. Es muy intenso cuando se pretende girar la mano con la palma hacia abajo (en supinación).

Están expuestos a esta enfermedad los tabajadores o deportistas que efectúan repetidamente movimientos semejantes a los de atornillar y destornillar (pronosupinación). Más frecuente en tenistas.

Este dolor corresponde a una inflamación de los tendones que se insertan en el epicóndilo, es decir, en la parte externa del codo. Las fibras tendinosas son relativamente numerosas en el cóndilo óseo.

Cuando se presenta la dolencia se deben tomar las siguientes acciones:

Suspenda de inmediato el movimiento que esté provocando el dolor.

Aplique sobre el codo una bolsa con hielo envuelta en un paño.

Medicamentos:

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Codera para el tratamiento de la epicondilitis

Prescripción de antiinflamatorios orales (diclofenaco, por ejemplo, durante veintiún días).

Aplicación de hielo y después una pomada antiinflamatoria para favorecer la vasodilatación; es decir, la dilatación de los capilares cutáneos responsables del enrojecimiento (tres veces al día).

Fisioterapia antiinflamatoria (de doce a veinte sesiones) por ionización de sustancias medicamentosas a través de un campo eléctrico y ultrasonido.

En ningún caso se practica una infiltración, porque se corre el riesgo de debilitar el tendón y favorecer una necrosis local.

Si alguna persona realiza una actividad deportiva o laboral que implique algún riesgo (tenis, albañilería), se le recomienda que modifique los movimientos que pueden provocar la lesión.

Prurito (comezón o picazón)

Los síntomas se presentan como una sensación imperiosa, casi dolorosa, que obliga a rascarse, causando rasguños o verdaderas llagas que pueden ser muy dolorosas. Un prurito crónico en una persona de edad puede ser el primer síntoma de una enfermedad más grave: la penfigoide ampollar bullosa.

Las más expuestas son las personas que padecen de eccema, sarna, psoriasis, urticaria, varicela, herpes zoster o zona, o que recibieron picaduras de insectos.

Como la señal nerviosa de la comezón o picazón pasa por las mismas fibras nerviosas y llega a la misma zona del cerebro que el dolor, el límite entre prurito y dolor no está bien definido. Además, es una sensación difícil de dominar, como el deseo de orinar. La parte «rascada» queda en carne viva y las terminaciones nerviosas al desnudo, lo cual las vuelve hipersensibles a todo contacto, al calor y hasta al frío.

Existen algunos trucos para ayudar a no rascarse cuando el impulso no es imperioso:

Presione con mucha fuerza, durante varios minutos, la región donde tiene comezón.

Rocíe un poco de agua termal; déjela secar (la evaporación es sí misma es el calmante) y luego aplique una solución antiséptica y anestésica si las lesiones rezuman -es decir, si eliminan secreciones-, o una crema grasa si la herida está muy seca.

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Prurito o picazón incontrolable.

Cuando el prurito se extiende a todo el cuerpo, un baño breve y no muy caliente, puede aliviar momentáneamente el prurito y permitir el sueño. Ponga en el agua almidón (de maíz, trigo o avena) si la piel está seca, o permanganato de potasio diluido (1 g por 10 a 20 litros de agua) si el aspecto general es rezumante (la ropa se pega al cuerpo).

Cuando la piel no está lastimada ni rasguñada (urticaria y picaduras de insectos), utilice vinagre puro o diluido, que tiene un efecto calmante. También puede emplear, sin correr riesgos, alguna loción antipruriginosa (contra el comezón) o algún gel homeopático como el Apis o de Urtica urens.

Medicamentos:

El médico prescribe antipruriginosos. Los principales son los antihistamínicos administrados por vía oral (loratadina, dexclorfeniramina, astemizol), algunos de los cuales también tienen una acción sedante sobre el sistema nervioso (como la hidroxicina) y otros poseen una acción antialérgica (como la cetirizina o la oxatomida). Algunos no deben administrase a menores de 12 años.

También existen lociones y cremas antipruriginosas a base de ácido acético (vinagre) o de ácido salicílico, o incluso moléculas químicas específicas, como la calamina o la bentonita.

Los dermocorticoides también tienen un efecto antipruginoso indirecto.

Contracción muscular y calambre

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Es la aparición súbita de una contractura (en la pantorrilla, los dedos y el bíceps), propiciada por un enfriamiento local.

Quienes están más expuestos son:

Niños pequeños, al aprender a nadar (dedos del pie).

Mujeres que padecen de problemas circulatorios venosos (calambres nocturnos).

Trabajadores varios y deportistas (calambres por fatiga o por repetición de un movimiento).

Los calambres son contracturas musculares involuntarias y dolorosas que surgen durante un movimiento forzado, por una fatiga muscular o durante el reposo (de noche). El dolor se debe a la contracción de las fibras musculares y a la interrupción momentánea de la circulación sanguínea (isquemia parcial): la presión muscular reduce el aporte de sangre.

Recomendaciones para superar el calambre:

Estire (o pida que alguien le ayude a hacerlo) el músculo contraído.

Puede usted darse un masaje superficial: roce muy suavemente la piel, desde los pies hasta lo alto del muslo.

Mantenga calientes los músculos que suelen contraerse.

Medicamentos:

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Cómo tratar calambres en las piernas.

Calambres de origen venoso:

El médico prescribe venotónicos y puede aconsejar un estudio Doppler.

Otros casos: es mejor prevenir el calambre que tratarlo.

Recomendaciones de prevención según los siguientes casos:

Músculo frío:

Haga calentamiento antes del ejercicio.

Pérdida de agua o de sal: (calambres después de una transpiración profusa, después del trabajo o la noche siguiente):

Beba agua mineral durante su actividad. Tome zumos de frutas frescas.

Agotamiento energético: (calambres al final del día después de un trabajo o un esfuerzo agotador):

Ccoma azúcares durante su actividad, es decir, pastelitos, galletitas, jaleas de frutas, etc.

Calambres de origen venoso: (sobre todo por la noche):

Ponga los pies en alto.

Contusión y hematoma

Sus síntomas se presentan como un dolor vivo causado por un traumatismo, a veces acompañado de contracturas musculares o irradiaciones dolorosas a distancia del impacto y puede afectar sobre todo quienes practican deportes violentos (rugby, frontón, etcétera).

El dolor se debe al aplastamiento de las terminaciones nerviosas sensitivas y a la tensión que produce el líquido formado por el suero y sangre situado en la cavidad subcutánea o muscular.

Recomendaciones para el caso de que se presente:

Hematoma superficial:

Aaplique hielo repetidamente. No se dé masaje. Sin presionar, unte una pomada para reabsorber el hematoma.

Hematoma profundo:

Iinmovilice el músculo, aplique hielo y consulte pronto con un médico. El médico prescribirá sesiones de fisioterapia. Una ecografía unos días después del accidente elimina el riesgo de calcificación del hematoma.

Herida, cortadura y equimosis

Herida:

Sus bordes suelen ser irregulares, a veces como una estrella. Se debe a la acción de un objeto cortante, y puede ser el resultado de un aplastamiento del tejido cutáneo contra un plano duro; su profundidad es variable: de la simple erosión a un verdadero desgarro de los tejidos.

Cortadura:

La provoca un objeto cortante (desde una simple hoja de papel hasta el cuchillo de carnicero) y sus bordes están bien definidos. Si llega a una profundidad suficiente para cortar vasos sanguíneos, puede brotar sangre.

Equimosis:

Hematoma superficial (moratón o moretón).

El grupo de riesgo para sufrir Equimosis y heridas está en las personas que practican deportes violentos. También en rabajadores diversos.

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Equimosis

Tratamientos recomendados

Herida:

Limpie y desinfecte con un jabón ácido o desinfectante. Use una gasa estéril (nunca algodón, ya que deja fibra). Cubra la herida con un apósito. En una herida perfectamente limpia y desinfectada se puede aplicar un ungüento cicatrizante y que a la vez contenga algún antibiótico.

Cortadura:

Ddesinfecte de la misma manera. Para asegurar una cicatriz estética, una los dos bordes de piel con esparadrapo y con un apósito estéril ("curita" o "tirita"), cubra y conserve así durante un máximo de siete días.

Equimosis:

Aaplique hielo y comprima para limitar su extensión. Luego ponga una pomada analgésica (diclofenaco), una destinada a facilitar la reabsorción sanguínea (poligalacturonato de metilo, pomada de árnica), o ambas.

Recomendación especial

Cuidado con el tétano , enfermedad mortal que se adquiere a través de una herida abierta (espina, clavo, etc.). La única prevención consiste en vacunarse (con un refuerzo cada diez años para los adultos). Si usted no está vacunado, pida que le apliquen gammaglobulina antitetánica.